A partir de una tecnología no invasiva, un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba crea una herramienta para garantizar la calidad óptima de la fresa y minimizar el desperdicio alimentario
930 millones de toneladas anuales de alimentos se desperdiciaron en el mundo en el año 2019 según la ONU. Estas pérdidas, que se producen en diferentes etapas de la cadena agroalimentaria por motivos económicos, estéticos o de calidad del producto, generan entre el 8 y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que la reducción del desperdicio alimentario es un objetivo primordial para gobiernos y comunidad investigadora.