Texto: Alberto Martín, Fotografía: Francisco Rivas – 18 nov 2024 18:08 CET
La Delegación del rector para Igualdad, a través de la Unidad de Igualdad, celebra del 18 al 22 de noviembre las jornadas “20 años de la Ley Orgánica 1/2004, de medidas de protección integral contra la violencia de género”, una reflexión multidisciplinar sobre la aplicación de una normativa pionera en Europa, que significó un antes y un después en el tratamiento legal de la violencia ejercida en el ámbito de las relaciones de pareja, pero que no ha sido capaz de acabar con una lacra que sigue costando la vida a más de 60 mujeres cada año. “No es un problema que afecta a una u otra mujer en concreto. Tenemos un problema social y cultural, y como tal hay que atacarlo”, afirmó la delegada del rector, Isabel Tajahuerce, en sus palabras inaugurales.
El 28 de diciembre de 2004, como recordó la directora de la Unidad de Igualdad, Carmen Armendáriz, el pleno del Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad una ley orgánica que significó un punto de inflexión en la protección de las mujeres, ya que dotaba a los poderes públicos de herramientas para enfrentarse a una situación que costaba cada año la vida de cientos de mujeres. Miguel Lorente Acosta, quien fuera delegado del Gobierno contra la Violencia de Genero entre 2008 y 2011, cuantifica en un 45 por ciento el número de víctimas que la Ley Orgánica 1/2004 ha evitado, de acuerdo con la progresión estadística dada antes y después de su aprobación, y un incremento de denuncias exponencial hasta llegar a las cerca de 200.000 que se interpusieron el pasado año.
Las participantes en la mesa inaugural -junto a Carmen Armendáriz e Isabel Tajahuerce, también intervino Aurora Castillo, decana de la Facultad de Trabajo Social, donde se están desarrollando las jornadas antes de trasladarse a partir del miércoles 20 a la Facultad de Ciencias de la Información– y el propio Miguel Lorente, en la actualidad profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, coincidieron en que la Ley ha sido un gran avance, aunque, como enfatizó la delegada del rector, no ha traído la solución. “En 2004 pensábamos que iban a cambiar tantas cosas… Y mirar en qué punto estamos. No es solo por los asesinatos, que se siguen produciendo, sino por los miles de mujeres que sufren violencia cada día, en silencio o gritando, y no se las escucha o se minimiza lo que las sucede… Es que él tiene mal carácter; es que… No es un problema que afecta a una u otra mujer en concreto. Tenemos un problema social y cultural, y como tal hay que atacarlo”, concluyó Isabel Tajahuerce. “No basta con una ley. Es necesario un cambio estructural y cultural profundo”, coincidió la decana Aurora Castillo.
La Ley, como explicaron Carmen Armendáriz y Miguel Lorente, siempre ha sido criticada desde determinados sectores tanto políticos como sociales. La directora de la Unidad de Igualdad recordó que ya desde su aprobación se comenzó a decir que la elevación de penas era muy elevada, y luego se comprobó que para los mismos hechos delictivos apenas sí aumentaron. También desde el comienzo se tacharon a muchos de sus artículos de inconstitucionalidad, pero la gran mayoría de las 200 cuestiones presentadas, “y desde luego las más importantes, han sido resueltas a favor de la constitucionalidad de la Ley”.
Lorente, por su parte, se centró en desmontar algunas de las críticas que aún hoy se siguen haciendo. Así, a quienes señalan que es una ley que va contra los hombres, les responde que eso es lo mismo que decir que el Código Penal va contra las personas. “La Ley contra la violencia de género va contra los hombres que agreden a las mujeres, igual que el Código Penal va contra las personas que delinquen”. Es más, a su juicio, la Ley 1/2004 da “un voto de confianza” a los hombres y “para nada es un ataque contra ellos”.
No obstante, considera Lorente que no debe olvidarse que los hombres que tienen relaciones de pareja son el grupo con el que se relaciona más muertes cada año en España. “De las 300 muertes que se producen en España por cualquier causa violenta, 60 son de mujeres a manos de sus parejas actuales o anteriores”, aseguró el profesor de la Universidad de Granada, para quien, pese a que el descenso de muertes que ha producido la Ley es sustancial aún no es el buscado, nadie puede negar que la concienciación social sobre la violencia de género que ha producido durante estos 20 años ha sido muy importante. “La transformación social a favor de la igualdad es imparable”, señaló, aunque alertó también del riesgo de dar pasos hacia atrás entre las nuevas generaciones. Según describió, un estudio reciente señala que el 15,4% de los chicos adolescentes considera que si la violencia es de poca intensidad no supone un problema en sus relaciones.
Las jornadas buscan durante cinco días, como señalan sus organizadoras, reflexionar sobre la aplicación de la Ley, desde una perspectiva multidisciplinar -jurídica, psicológica, intervención social, medios de comunicación…-, para comprender los avances conseguidos por la aplicación de la Ley, y los aspectos que deben ser modificados, de manera urgente, para dar una respuesta adecuada, que cumpla con la finalidad de protección y reparación de las víctimas de violencia de género, así como acciones para su prevención.