Sandra Rodríguez Gil ha presentado recientemente su tesis doctoral en la Universidad de La Laguna, en la cual analiza la situación de la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). El estudio refleja la percepción del profesorado, estudiantes y Personal Técnico de Gestión, Administración y Servicios (PTGAS) sobre las acciones que dicha institución lleva a cabo.

El trabajo, dirigido por la catedrática de Didáctica y Organización Escolar Lidia Santana Vega y la profesora titular del área de Economía Aplicada Olga González Morales, ambas de la Universidad de La Laguna, responde a una pregunta clave: ¿hasta qué punto la comunidad universitaria percibe que su institución integra y desarrolla acciones de responsabilidad social?

Los resultados recogidos en el ámbito organizativo desvelan que los grupos de interés del profesorado y PTGAS perciben la existencia de un buen clima laboral, puntualizando que la contratación de profesorado joven y los procesos de estabilización ha repercutido positivamente en la institución, reduciendo tanto el clasismo existente como la competitividad interna.

En lo que respecta a la sostenibilidad, aunque goza de una percepción positiva entre los diferentes grupos de interés, hay aspectos a los que habría que prestar atención como la falta de formación en protección del medio ambiente, una reducida participación y la escasa visibilidad de las medidas medioambientales desarrolladas por la institución.

En cuanto al ámbito formativo, tanto profesorado como estudiantes señalan que se debería dar una sinergia entre las asignaturas y las necesidades sociales y problemas actuales; en este sentido, la inclusión de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles presenta medias bajas de integración en los procesos de enseñanza. El colectivo docente valora positivamente la interdisciplinariedad, pero muestra desafíos significativos ante las alianzas con agentes externos.

Por último, el alumnado valora positivamente los aspectos relacionados con la proyección social y la formación competencial recibida. Sin embargo, se muestra crítico con las oportunidades que le brinda la ULPGC para investigar las causas de los problemas sociales en su comunidad.

El estudio concluye valorando los esfuerzos de la institución académica por establecer cimientos sólidos para la RSU, pero resalta la necesidad de ir más allá de diseñar iniciativas puntuales de RSU. Por ello, recomienda fomentar una cultura institucional centrada en analizar el impacto social de sus acciones, a partir del cual se elabore un plan de actuación coordinado; esta forma de proceder posibilitará que la RSU forme parte de las señas de identidad de la ULPGC.

En la investigación se utilizaron técnicas de análisis cuantitativo para los tres grupos participantes, los cuales cumplimentaron un cuestionario adaptado de la propuesta realizada por la Unión de Responsabilidad Social Universitaria Latinoamericana (URSULA). El número de respuestas recibidas del alumnado resultó representativo de esta población de estudio. Los datos obtenidos con el profesorado y el PTGAS se complementaron con un análisis cualitativo posterior basado en la realización de entrevistas semiestructuradas. Esta estrategia permitió capturar perspectivas que aportaron riqueza a aspectos recogidos en los cuestionarios.

El trabajo parte de la presentación de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) como marco sobre el que se desarrolla la RSU. Se muestra de forma resumida la evolución histórica de la RSE, reconociendo que los beneficios económicos no pueden desvincularse de los impactos sociales y ambientales que generan sus acciones. En este contexto, el concepto de grupos de interés cobra especial relevancia llegando a ser percibidos, por las organizaciones empresariales, como agentes activos.

Al igual que la RSE, la RSU nace de la interacción que se establece entre la universidad y la sociedad. Poco a poco estas instituciones se alejan del concepto “industrias del conocimiento” para asentarse en las necesidades del entorno, prestando especial atención al impacto social y medioambiental que causan sus acciones.

Pese a los elementos que comparten ambos tipos de responsabilidad, el trabajo desvela la importancia de afrontar la RSU no como una mera adaptación de la RSE, sino como una estrategia que reúne una serie de actuaciones socialmente responsables en el seno universitario. La RSU requiere de la elaboración de instrumentos de evaluación propios que tengan en cuenta los ámbitos organizativo, formativo, investigador y participativo. La tesis subraya el giro de las universidades al orientar el conocimiento hacia la transformación de aspectos sociales y medioambientales.

Los miembros del tribunal señalaron la importancia de impulsar estudios que analicen la forma de actuar de las instituciones superiores. La directora, Lidia Santana, y la codirectora, Olga González, subrayaron la necesidad de profundizar en la investigación sobre RSU.