Un programa de la Junta ofrece atención psicológica a mujeres reclusas víctimas de violencia machista

La Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, a través del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), ha puesto en marcha un grupo de atención psicológica dirigido a mujeres reclusas víctimas de violencia de género. Ya el pasado año se llevó a cabo una experiencia piloto en la entonces prisión de mujeres ubicada en Alcalá de Guadaíra, en Sevilla, y ante la gran acogida que tuvo por parte de las mujeres participantes se ha decido la creación de este grupo de forma continua. El pasado mes de octubre comenzó el programa, de 17 semanas de duración, en el centro penitenciario Sevilla I y el objetivo es extenderlo al resto de provincias.

La directora del IAM, Olga Carrión, ha explicado que «este servicio es fundamental para la mejora de la calidad de vida de las mujeres víctimas de violencia de género, potenciando una atención integral que facilite a las usuarias la salida de la situación de violencia en la que se encuentran y su recuperación, mediante el desarrollo de una intervención psicológica grupal especializada». El programa se desarrolla de forma habitual en los centros provinciales y municipales de la mujer.

Carrión ha subrayado que la experiencia desarrollada el pasado año en la prisión de Alcalá de Guadaíra «fue muy positiva y tuvo muy buena acogida entre las internas participantes, así como entre el personal de tratamiento de la prisión». Por eso, ha señalado, «hemos decidido crear este grupo de atención psicológica para víctimas de violencia de género que se encuentran en prisión y así acercar los recursos a todas las mujeres que lo necesiten». El grupo cuenta con una quincena de mujeres que acuden de manera habitual a las sesiones semanales.

La directora del IAM ha agradecido a Instituciones Penitenciarias «su colaboración para acercar los recursos de la Administración autonómica a todas las víctimas de violencia de género, incluidas las que se encuentran en prisión». No en vano, según un estudio del Instituto de la Mujer e Instituciones Penitenciarias, casi el 90% de las mujeres que ingresan en prisión ha sufrido violencia machista. Carrión ha participado en la puesta en funcionamiento de este grupo y ha estado acompañada por la directora de la prisión, Ana Isabel Martín.

Este servicio tiene como propósito lograr que la mujer víctima comprenda el proceso de la violencia, como primer paso hacia su desvictimización, trabajar sobre las consecuencias del proceso de violencia, favorecer la reconstrucción de la autoestima, orientar la búsqueda de apoyo social y la reconstrucción de sus redes sociales, así como fomentar las conductas de independencia y autonomía, apoyar a la mujer en el proceso de reestructuración personal que debe afrontar y potenciar la escucha activa de las mujeres asistentes a esta intervención.

Retos de la intervención

El itinerario de intervención se inició el pasado 23 de octubre y actualmente se encuentra en su ecuador. Su finalización está prevista para mediados de marzo de 2025. Entre los retos específicos de la intervención psicológica en el ámbito penitenciario destacan el establecimiento de la relación terapéutica, así como las normas de funcionamiento y la cohesión grupal. Este último punto es un elemento fundamental en todas las intervenciones grupales, pero se convierte en crucial en el caso de los centros penitenciarios en los que las mujeres conviven más allá de las sesiones de intervención.
En estas primeras semanas de la puesta en marcha del programa, las mujeres encuentran en el grupo terapéutico un espacio seguro en el que abrirse a sus experiencias personales sin miedo a las consecuencias que pueda tener el narrar su propia historia personal.

Una vez que termine este programa, se pondrá en marcha el Taller de acompañamiento emocional para madres de niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia de género con el propósito de capacitar a estas mujeres para que se constituyan en figuras de apego seguro, apoyo y protección ante la exposición a la violencia que han sufrido sus hijas e hijos, ofreciendo un espacio en el que se favorezca el acompañamiento emocional a niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia de género y se mejore su bienestar físico, psicológico y social.