La URV lidera esta investigación que revela el papel de dos vías moleculares clave en la conexión entre nervios y músculos, un descubrimiento determinante para avanzar en el tratamiento de este tipo de patologías
Un equipo investigador de la Unidad de Histología y Neurobiología de la Universitat Rovira i Virgili (URV) ha revelado cómo dos vías moleculares clave trabajan conjuntamente para mejorar la comunicación entre los nervios y los músculos. Este hallazgo podría abrir nuevas vías para el diseño de terapias futuras contra enfermedades neuromusculares como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
El cuerpo humano necesita que los nervios y los músculos estén en constante comunicación para garantizar el movimiento, la respiración y otras funciones vitales. Esta conexión se produce en un punto concreto, donde se genera un contacto físico entre las células, denominado unión neuromuscular (UNM), que actúa como un «puente» donde el nervio envía órdenes al músculo para que se contraiga.
El proceso funciona de la siguiente manera: las células nerviosas, a través del nervio, envían una señal que libera un neurotransmisor, una sustancia química llamada acetilcolina (ACh). Esta sustancia atraviesa la unión neuromuscular y llega al músculo, provocando su contracción. Todo este proceso está controlado gracias a proteínas clave llamadas SNAP-25 y Synapsin-1. La activación de estas proteínas se produce por una proteína llamada PKA, formada por diferentes subunidades que se regulan según la actividad neuronal, por un lado, y la respuesta muscular por el otro, lo que permite ajustar la transmisión de manera muy precisa.
Hasta ahora, se pensaba que el flujo de la información reguladora solo iba en una dirección: del nervio al músculo. Sin embargo, este estudio ha demostrado que el músculo también se comunica con el nervio para que éste controle mejor la contracción muscular. Esta retroalimentación es clave para mantener una buena comunicación y asegurarse de que el músculo solo se contrae de forma adecuada y cuando es necesario. El equipo investigador, mediante la estimulación del nervio frénico —que controla los músculos de la respiración— y la aplicación de técnicas de bloqueo muscular en modelos animales, observó cómo las vías moleculares intervienen en la comunicación entre nervios y músculos.
Cuando el músculo se contrae se activan algunas proteínas que envían una señal al nervio, y esto puede modificar la manera en que el nervio libera la acetilcolina. Esta retroalimentación se produce gracias a la intervención de dos vías moleculares fundamentales: la vía BDNF/TrkB y la vía muscarínica.
Referencia bibliográfica: Polishchuk A, Cilleros-Mañé V, Balanyà-Segura M, Just-Borràs L, Forniés-Mariné A, Silvera-Simón C, Tomàs M, Jami El Hirchi M, Hurtado E, Tomàs J, Lanuza MA. BDNF/TrkB signalling, in cooperation with muscarinic signalling, retrogradely regulates PKA pathway to phosphorylate SNAP-25 and Synapsin-1 at the neuromuscular junction. Cell Commun Signal. 2024, 22(1):371. doi: 10.1186/s12964-024-01735-2.
Polishchuk A, Cilleros-Mañé V, Just-Borràs L, Balanyà-Segura M, Vandellòs-Pont G, Silvera-Simón C, Tomàs M, Garcia N, Tomàs J, Lanuza MA. Synaptic retrograde regulation of the PKA-induced SNAP-25 and Synapsin-1 phosphorylation. Cell Mol Biol Lett. 2023, 28(1):17. doi: 10.1186/s11658-023-00431-2.