Un docente de la ULPGC repasa en The Conversation cómo se fue explorando la Antártida

Francisco José Machín Jiménez explica cuáles fueron las diferentes expediciones que descubrieron este continente.

El profesor titular del Departamento de Física, Francisco José Machín Jiménez, firma junto a la investigadora posdoctoral de Oceanografía de la Universidad de Grenoble, Anna Olivé Abelló, el artículo “La Antártida y su océano: cuatro siglos de exploraciones y desafíos”, que publica la plataforma de divulgación The Conversation.

Las primeras expediciones que se aproximaron a este continente no iban en busca de la Antártida sino de nuevas rutas para conectar Portugal y España con las tierras recién descubiertas o aún por descubrir en Asia y América, en los siglos XV y XVI; a inicios del XVII, una flota española capitaneada por Gabriel de Castilla “posiblemente avistó las islas Shetland del Sur, territorio que hoy consideramos parte de la Antártida”.

Tuvieron que pasar 170 años para que, en 1772, el capitán James Cook se propusiera de forma intencional encontrar la Antártida: “se estima que estuvo buscándolo durante tres años y llegó a alcanzar el círculo polar antártico, pero se rindió a tan solo 128 kilómetros de la costa. Tales expediciones incitaron a otros exploradores, pero tras décadas de intentos fallidos, la búsqueda de la Terra Australis Incognita fue considerada inalcanzable”.

No fue hasta el siglo XIX que “los exploradores Nathaniel Palmer, Fabien Gottlieb von Bellingshausen y Edward Bransfield fueron los primeros en confirmar la existencia del continente antártico”, iniciándose a partir de ahí una búsqueda más intensa.

Los autores del artículo advierten de que es difícil determinar quiénes fueron los pioneros en pisar el continente antártico “debido a la falta de pruebas concluyentes y registros precisos verificables”, aunque diversas investigaciones revelan que durante el XIX e incluso a finales del XVIII, grupos de cazadores llegaron a las Shetland del Sur en busca de pieles y aceites. En 1895 se produjo el primer desembarco verificado, el de la expedición noruega liderada por Henryk Bull.

A partir de ahí, “comenzó la llamada Edad Heroica de la Exploración Antártica, que arrancó con la expedición organizada por los belgas en 1897 bajo la dirección de Adrien de Gerlache. En 1901 se iniciaron varias expediciones científicas importantes, como la Expedición Antártica Sueca y la Expedición Antártica Británica, ya respaldadas tanto por gobiernos como por patrocinadores privados”.

A pesar de las duras condiciones en las que tuvieron que desempeñarse estos exploradores, teniendo que sobrevivir meses y años con barcos atrapados, y a veces hundidos, su éxito científico “fue ampliamente reconocido, especialmente en los campos de la meteorología y geofísica, oceanografía, cartografía, geología, biología y paleontología”. El 14 de diciembre de 1911 se culminó uno de los logros más importantes, con la llegada de la expedición del noruego Roald Amundsen al Polo Sur geográfico por primera vez.

En la actualidad, la Antártida no tiene población nativa, sino que “la presencia humana se limita a las bases científicas, aunque cuenta con dos asentamientos civiles donde hasta la fecha han nacido once personas”. La base científica más antigua fue establecida por los británicos en 1899; 60 años después se firmó el Tratado Antártico que regula la actividad humana en el continente limitándola a fines científicos y pacíficos. España cuenta ahora con dos bases de verano y un campamento temporal.

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