Este taller ofreció a los niños una experiencia sensorial completa al descubrir nuevas texturas, aromas y formas de presentación, al tiempo que reforzaron valores como la curiosidad, el respeto por otras culturas y el trabajo en equipo.
Como parte de la iniciativa mensual dirigida a los hijos de administrativos y profesores de tiempo completo, se llevó a cabo la tercera sesión del taller culinario bajo la guía de la chef Flor Coronel Flores. En esta ocasión, los participantes tuvieron la oportunidad de embarcarse en un auténtico viaje gastronómico por Asia, explorando sabores, ingredientes y técnicas propios de la cocina oriental, una de las más diversas y ricas del mundo.
La cocina oriental engloba una gran variedad de tradiciones culinarias de países como China, Japón, Corea, Tailandia, Vietnam, India, Indonesia, Malasia, Filipinas y otros del sudeste asiático. A pesar de la amplitud del término, cada una de estas culturas posee características propias que la distinguen, desde los ingredientes hasta los métodos de preparación, lo que da lugar a una vasta gama de platillos profundamente arraigados en la historia y en las prácticas sociales de cada región.
Durante el taller, los niños aprendieron sobre la base de muchos de estos platillos, como el uso del arroz jazmín o basmati, las técnicas de cocción al vapor, al wok o al grill, y el empleo de ingredientes fundamentales como el aceite de ajonjolí, salsa de soya, tofu, jengibre, pasta de curry, leche de coco, entre otros. Se hizo énfasis en la combinación de sabores contrastantes (dulce, salado, ácido y picante) que caracterizan muchas de estas cocinas, especialmente en la tailandesa y la vietnamita.
También se abordaron elementos representativos de distintas regiones, desde los delicados sabores del sushi japonés hasta la potencia especiada del curry indio; desde el fermentado kimchi coreano hasta los satays indonesios. Cada platillo fue una oportunidad para entender tanto los ingredientes como el contexto cultural del que proviene.
Más allá de la preparación de los alimentos, este taller ofreció a los niños una experiencia sensorial completa. Descubrieron nuevas texturas, aromas y formas de presentación, al tiempo que reforzaron valores como la curiosidad, el respeto por otras culturas y el trabajo en equipo. Además, la dinámica permitió acercar a las familias universitarias en un ambiente de aprendizaje y convivencia.
En conclusión, la cocina oriental no solo representa una aventura culinaria por sabores exóticos y contrastantes, sino también una forma de entender cómo a través de la comida se comparten historias, costumbres y maneras de ver el mundo.
Con este taller, la Chef Flor Coronel logró acercar a los más jóvenes a un universo gastronómico tan amplio como fascinante, fomentando el interés por la diversidad cultural y alimentaria desde una edad temprana.