Sudán: dos años de guerra devastadora y una crisis humanitaria sin precedentes
Tras más de dos años de conflicto, Sudán atraviesa una de las peores crisis humanitarias del mundo. La guerra ha provocado el colapso del sistema sanitario, ha obligado a más de 13 millones de personas a huir de sus hogares y ha dejado al país sumido en una emergencia sanitaria, alimentaria y de desplazamiento sin precedentes.
25/06/2025

© Mohamed Zakaria
Esta crisis, marcada por ataques sistemáticos contra civiles e infraestructuras vitales, se desarrolla en un preocupante silencio internacional. “Sudán vive una tragedia olvidada y abandonada por los medios y los gobiernos”, afirma Esperanza Santos, nuestra coordinadora de la Unidad de Emergencias.
Desde el inicio del conflicto, más del 70% de los centros de salud del país han dejado de funcionar, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La inseguridad, la falta de personal y la escasez de suministros han paralizado la mayoría de los servicios médicos.
Médicos Sin Fronteras hemos documentado al menos 80 ataques contra instalaciones y personal sanitario con los que colaboramos, en lo que consideramos una estrategia militar deliberada de destrucción.
A ello se suma la devastación de redes de agua, electricidad y saneamiento, lo que ha acelerado la propagación de enfermedades como el cólera. En este contexto, MSF mantenemos nuestro compromiso de proporcionar atención médica en las zonas más afectadas, pese a las enormes dificultades logísticas y de seguridad.
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Centro de tratamiento del cólera de MSF, situado en Kassala. Ubicado en tiendas de campaña, presta atención urgente a los pacientes de cólera.© Mohammed Elhassan
Actualmente, brindamos apoyo a 22 hospitales y 42 centros de salud y clínicas móviles en todo el país. Uno de ellos es el Hospital Universitario Zalingei, en Darfur Central, que fue atacado y abandonado, y que nuestros equipos lograron reactivar. Hoy es el único centro operativo para una población de unas 400.000 personas, ofreciendo servicios vitales como pediatría, maternidad, cirugía y urgencias.
La crisis sanitaria se ve agravada por el aumento de brotes de enfermedades como el sarampión y la difteria, tras dos años sin campañas de vacunación. A ello se suman las elevadas tasas de desnutrición y las malas condiciones de vida, que aumentan dramáticamente el riesgo de mortalidad infantil.
La llegada de la temporada de lluvias supone una amenaza adicional: se disparan las enfermedades transmitidas por el agua, aumentan los casos de malaria y se agrava la inseguridad alimentaria. En algunas zonas de Darfur, el año anterior se declararon niveles de emergencia nutricional. Este año, sin margen de recuperación, se prevé una situación aún más crítica: la mitad de la población sudanesa se enfrenta ya a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda.
Por todo ello, la respuesta a esta crisis debe ser urgente, decidida y sostenida. En un contexto en el que algunos gobiernos están recortando la ayuda humanitaria, hacemos un llamamiento a la solidaridad ciudadana para poder seguir salvando vidas en esta guerra invisible que sigue destruyendo el presente y el futuro de millones de personas.
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El hospital universitario de Nyala tras un ataque.© Abdalla Berima/MSF
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