Rosa Fernández: “Los ochomiles están tan masificados que no me apetece nada volver a ellos”

Congreso Internacional Deportes de Montaña

Rosa Fernández: “Los ochomiles están tan masificados que no me apetece nada volver a ellos”

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Rosa Fernández: “Los ochomiles están tan masificados que no me apetece nada volver a ellos”

La alpinista asturiana Rosa Fernández, que ha hecho cima en 6 de los 14 ochomiles del planeta y es la única mujer española en completar el reto de las 7 Cumbres -escalar las montañas más altas de todos los continentes- ha impartido la conferencia de clausura de la segunda edición del Congreso Internacional de Senderismo y Deportes de Montaña y la tercera del Congreso Internacional Mujer y Montaña, que ha reunido en Valencia a la élite deportiva, educativa y científica de estas disciplinas.

En su intervención, Fernández ha relatado sus logros deportivos, entre los que destacan coronar las cimas Gasherbrum II, Everest, Lhotse, Kangchenjunga, Makalu y Manaslu, unas montañas “preciosas a las que, sin embargo, hoy no volvería ya que se encuentran totalmente masificadas”. “Ha cambiado muchísimo, ya no es escalar como escalábamos antes. Son montañas con cuerda fija desde el campo base hasta la cumbre, con oxígeno desde abajo hasta arriba, con muchísima basura en todos los campamentos. Se ha convertido en un turismo de montaña muy diferente al que yo viví cuando empecé en las grandes montañas, allá por los años 90”, ha explicado.

Fernández nació en Cangas de Narcea, pueblo de la montaña asturiana en el que un grupo de amigos montañeros le propusieron por aquellos años, y por motivos de patrocinio, formar parte de una expedición al Himalaya para hacer su primer ochomil. “Aquello marcó un antes y después en mi vida porque ver que yo también podía escalar montañas grandes y estar exactamente al mismo nivel que los hombres fue algo que me empoderó mucho. A partir de ese 1997 y de esa primera subida al Gasherbrum II llegaron muchas más y fueron unos años preciosos con un ambiente en la montaña muy especial”, ha relatado.

Superar un cáncer

La alpinista asturiana también ha hecho referencia al cáncer de mama que tuvo que superar en 2009 y cómo su experiencia en la montaña le ayudó: “Me enfrenté al cáncer como si fuera una montaña, y la superé. A los dos años estaba ya de vuelta en el Himalaya”.

Sin embargo, Fernández ha lamentado que “hoy la escalada se ha convertido en un negocio en el que se pagan unas cantidades inmensas. Si antes lo que primaba era el compromiso, el compañerismo y la superación, ahora el dinero lo ha contaminado todo y con él los ricos equipan la montaña con cuerdas desde el campo base hasta la cumbre con el único objetivo de la foto de la cumbre”.

No obstante, la alpinista recuerda que “no todo es el Himalaya y las grandes montañas conocidas. Hay muchísimas montañas preciosas por descubrir y en las que se puede volver a disfrutar como se hacía antes.  Zonas inexploradas como las que pude disfrutar este verano en India. No todo está perdido”, ha concluido.

CIM Project: primera expedición inclusiva en el Everest

En el congreso también ha participado Maite Serrat, presidenta de la Asociación Deportiva Proyecto Inclusivo CIM, impulsado por profesionales de la actividad física y el deporte y personal sanitario que trabajan conjuntamente para promocionar el desarrollo y la práctica de esta actividad orientada a la inclusión de personas con diversidad funcional.

Serrat ha participado en una mesa redonda en la que ha relatado la expedición organizada por su asociación al campo base del Everest (5.300 metros) formada por 30 personas con diferentes capacidades, entre las que había personas con fibromialgia, dolor crónico, autismo y movilidad reducida, entre otras. Además, ha sido la primera expedición española y europea en lograr este hito con una persona parapléjica gracias a la silla joelette. “Lograr llegar al campo base del Everest, con una expedición tan numerosa como ésta y sin experiencia en montaña, con personas que, algunas de ellas, hace cuatro años no se levantaban de la cama y no podían salir de casa, ha sido toda una hazaña”, ha reconocido.

Serrat, que es fisioterapeuta y psicóloga de la Unitat d’Expertesa de Síndromes de Sensibilització Central de l’Hospital de la Vall d’Hebrón, ha destacado el trabajo psicológico y de aclimatación a la altura que se ha hecho con el grupo. “La altitud era el gran problema y la idea era que todos los participantes hubieran estado por lo menos una vez a más 3.000 metros, pero todo fue bien y la llegada al campo base fue brutal. Estábamos a 15 grados bajo cero y habíamos salido ese día a las seis de la madrugada. Había personas con las manos congeladas y que sufrieron congelaciones de pies, ya que las condiciones a 5.300 metros son muy extremas. Hubo euforia, pero también la sensación de ‘nos hacemos la foto y nos largamos de aquí’, porque necesitábamos sol y bajar de altura. Pero fue inolvidable”, ha relatado emocionada.

Compañerismo e inclusión

Serrat ha querido destacar la “receta” para lograr este hito, que no es otra que “el compañerismo”. “El mayor ejemplo de esto es que, entre los miembros de la expedición se encuentran personas que no pueden subir por sí mismas y necesitan de sus acompañantes para conseguir el objetivo”.

Asimismo, ha asegurado que “la inclusión es posible, pero requiere de una concienciación social e institucional. La palabra inclusión cada vez suena más en muchos ámbitos, pero no hay una inclusión real. Lo que se hace es una integración. Mejor eso que nada, pero tenemos que ser conscientes de que la inclusión es mucho más”. “Tenemos que poner todos los recursos materiales, humanos, equipamientos, soportes… para que las limitaciones que tenemos absolutamente todas las personas, con independencia de la discapacidad, no sean una barrera para conseguir aquellos retos queremos conseguir. Y eso es algo que este grupo de 30 alpinistas ha demostrado recientemente”, ha concluido.

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