Álvaro Falagán Figuero, Rodrigo Cubillo y Cristina Arranz Barcenilla. Imagen cedida por El Correo de Burgos y realizada por el fotógrafo Santi Otero.
6 de noviembre de 2024. En el suplemento Innovadores de El Mundo de Castilla y León, se publica el proyecto innovador liderado por Rodrigo Cubillo, coordinador de la especialidad de Educación Física en el Máster en Formación del Profesorado en la Universidad Isabel I. Esta iniciativa se centra en mejorar la calidad de vida de personas con síndrome de Down, a través de la promoción de hábitos saludables y actividad física, con el objetivo de aumentar su autonomía y bienestar emocional. A través de esta propuesta, el profesor Cubillo busca abrir nuevas vías que integren la tecnología y la creatividad como herramientas de apoyo.
La iniciativa surgió en 2020, después de que Cubillo trabajara en el Centro Concertado de Educación Especial Estela de Burgos, una experiencia que él describe como “profundamente transformadora en su vida profesional”. Al empezar a trabar en la Universidad Isabel I, comenzó a colaborar con este centro en el diseño de una intervención que, mediante un enfoque holístico, debía abordar los problemas de sedentarismo y obesidad que afectan a esta población. Estos problemas agravan otras patologías asociadas con el síndrome de Down como cardiopatías, problemas respiratorios y digestivos, entre otros. Además de impactar su salud física, estas dificultades también afectan su autonomía, autoestima y percepción de sí mismos.
Actividad física y hábitos saludables
El proyecto de Rodrigo Cubillo se basa en una intervención interdisciplinar y competencial, diseñada para ayudar al alumno a desarrollar su autonomía personal.
El plan se estructura en torno a dos ejes principales: En el primero, se centra en la actividad física diaria mediante una dinámica de escalada en la que los alumnos acumulaban pasos registrados por una smartband, lo que permitiría avanzar en un avatar virtual sobre una montaña previamente diseñada por ellos mismos. Los ascensos programados fueron desde montañas de la provincia, hasta afrontar los catorce ochomiles, encontrando a lo largo de su recorrido distintos retos, bonus o hándicaps en forma de cartas gamificadas para facilitar el ascenso («día perfecto», «comida saludable», «sherpa», …) o dificultarlo («cuerda en mal estado», «ventisca invernal», «avalancha», …).
Fichas del juego del proyecto.
El segundo eje aborda la formación de hábitos saludables a través de un sistema de recompensas y niveles, basado en trofeos colectivos e insignias individuales. Las actividades diseñadas incluyeron «almuerzos saludables», «recreos activos», y desafíos de fin de semana, con el propósito de fomentar una constancia en la adquisición de hábitos.
Las recompensas de los objetivos cumplidos incluyeron en el desarrollo del programa medallas de bronce, plata y oro en función de la cantidad de semanas en que se mantiene la práctica.
Además de estos dos componentes, el proyecto incorporó actividades complementarias, como sesiones de cocina saludable, el desarrollo de habilidades digitales mediante un aula virtual y la creación de una newsletter digital protagonizada por los alumnos.
“La competencia digital es fundamental, ya que puede facilitar la autonomía y evitar que la tecnología se convierta en una barrera”, explica Rodrigo Cubillo en el reportaje. El aula virtual contiene cinco unidades didácticas en las que se abordan temas esenciales, como la alimentación saludable y el manejo adecuado de cargas, e incluye juegos interactivos que refuerzan los contenidos de forma lúdica. Un ejemplo es el juego “Planeta Insomnio”, en el que los estudiantes deben encontrar las “gemas del descanso” para fomentar buenos hábitos de sueño.
Implicación de estudiantes, familias y el Centro Estela
Los juegos y vídeos interactivos del aula virtual complementan el aprendizaje teórico con actividades que invitan a los alumnos a reflexionar y debatir. La newsletter mensual, en la que los alumnos son protagonistas, ayuda a involucrar tanto a ellos como a sus familias, lo que aumenta el interés y compromiso en el proyecto. Cubillo señala que, “aunque ha habido una gran implicación por parte de los estudiantes y sus familias, la coordinación de todas las actividades y recursos ha representado un reto para el personal docente, que ha tenido que asumir una carga adicional para sacar adelante el proyecto”, matizó.
Este proyecto fue diseñado en su totalidad por el profesor Rodrigo Cubillo, contando con la colaboración del Centro de Educación Especial Estela y, especialmente, de los docentes Cristina Arranz Barcenilla y Álvaro Falagán Figuero, quienes han sido clave en su implementación.
Aunque diseñado originalmente para personas con Síndrome de Down, Cubillo cree que este modelo podría adaptarse a otros grupos y contenidos. Espera que esta iniciativa inspire a otros centros educativos y docentes a explorar métodos activos, centrados en las características y necesidades específicas de sus alumnos, en pro de una educación inclusiva y más personalizada.
Vídeo resumen del proyecto realizado por el equipo de Comunicación de la Universidad Isabel I.