El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha visitado hoy las obras del viaducto sobre los ríos Gállego y Aurín de la Autovía Mudéjar A-23 a su paso por Huesca. Es la estructura principal del tramo Sabiñánigo Oeste-Sabiñánigo Este, de 8,6 km, que discurre en paralelo a la carretera N-330 y que permitirá mejorar la movilidad en la provincia aragonesa.
El viaducto está en su fase final de ejecución con un 80% de los trabajos realizados y supone todo un hito de innovación por su tipología y sistema de construcción. Tiene una longitud de 934 metros, una altura máxima de 50 metros sobre el terreno, un tablero único de 25,1 metros de ancho y cuenta con 11 vanos, nueve de ellos de 90 metros de luz, uno de 75 metros y otro de 49 metros.
El tablero está siendo ejecutado con autocimbra inferior para el núcleo central y carro de vuelos para los voladizos.
El uso de la autocimbra en esta obra es singular y desafía todos los límites establecidos ya que no es habitual llegar a longitudes de vano de 90 metros con este sistema, que tradicionalmente se utiliza para vanos de hasta 60-70 metros. De hecho, no existe en España ninguno con esa longitud de vano construido con autocimbra y en el mundo solo hay otro de esta misma longitud de vano en Turquía.
El avance de la autocimbra es complejo y se hace de manera independiente para cada una de las vigas que la componen, lo que permite adaptarse al trazado del tablero, que debe adaptarse a una curvatura y una inclinación variable, dando lugar a un encaje geométrico de notoria complejidad.
Una autocimbra es una estructura autoportante y autolanzable que permite la construcción de tableros, vano a vano en hormigón armado “in situ”.