El director general de Diversidad de la Universidad de Cádiz, Antonio Zayas, hace balance de los actos de visibilidad LGTBIQ+ y expone los principales retos que afronta su unidad
La Universidad de Cádiz, desde el 15 de mayo, está inmersa en las Jornadas de Orgullo LGTBIQ+, con la realización de actos de visibilización y sensibilización. El director general de Diversidad, Antonio Zayas, valora la aceptación que están teniendo las actividades, pero quiere ir más allá. El reto, como desarrolla en esta entrevista, es que la Universidad sea un espacio seguro durante todo el año y que el mensaje llegue también a quienes rechazan la realidad del colectivo.
Durante esta quincena se celebran los actos de visibilidad LGBTI y anti LGBTIfobia en la Universidad de Cádiz. ¿Cómo valora la acogida que están teniendo las actividades organizadas desde la Dirección General de Diversidad?
Las jornadas se realizan no solo para la visibilidad LGBTIQ+ y para luchar contra la LGTBIfobia en la Universidad de Cádiz, sino también para sensibilizar, formar e informar a la comunidad universitaria y a la sociedad en general sobre las diferentes realidades que existen a nivel sexo genérico. La acogida en general ha sido bastante buena. La primera semana en Cádiz fue muy buena, tuvimos ponentes de lujo como Avelino Piedad, que es un actor que tiene mucho tirón, vino también Triguillo (Daniel Valero)… profesionales que contribuyeron a esta buena aceptación. Esta segunda semana está teniendo menos afluencia por la cercanía de los exámenes, pero sí que es cierto que, por ejemplo, en la jornada que hemos tenido este jueves, hemos completado el aforo del salón. Estas segundas jornadas del orgullo LGTBIQ+ de la UCA han tenido más aceptación que el año pasado, creo que también se les ha dado más difusión en nuestras redes. Así que, en general, mi valoración es positiva.
Algunas voces cuestionan, ante los avances en materia de diversidad de la última década, la necesidad de seguir promoviendo actividades de visibilidad de los colectivos LGBTI en la actualidad. ¿Por qué siguen siendo importantes estas acciones dentro del ámbito universitario?
Precisamente por esos discursos que cuestionan que sea necesario el seguir promoviendo actividades de visibilidad y sensibilización de todas las realidades LGTBIQ+. Ciertamente ha habido muchos avances a niveles sociales, jurídicos, derechos y hay más respaldo institucional para las personas LGTBI. Sin embargo, justo en estos últimos años, se han asentado discursos más extremos y cargados de odio hacia la Comunidad LGTBIQ+. Por eso no solo sigue siendo necesario que se lleven a cabo estas actividades, sino que además es aún más importante hacer hincapié en que la diversidad sexogenérica está en todos lados, es riqueza y detrás de toda esta diversidad hay muchísimo dolor. Estoy hablando de dolor emocional, de la existencia de trastornos mentales provocados por el rechazo, por el acoso, por la LGBTIfobia tanto sutil como manifiesta que hay en la sociedad. En materia de diversidad hemos avanzado, repito, pero a nivel social tenemos muchísimo más que avanzar. El que haya personas a las que les moleste que existan jornadas como el orgullo, ya sea universitario o ya sea municipal, o que no vean que exista la necesidad de visibilizar estas realidades es un síntoma de que no hay consciencia del sufrimiento que hay detrás de todo esto.
El rector comentaba recientemente su preocupación por el número de casos de acoso contra las mujeres registrados en la Universidad. ¿Se detectan también situaciones similares en relación con la diversidad afectivo-sexual y de identidad de género?
Sí, sí, claro que sí; se detectan muchas, muchísima. Nosotros recibimos en el buzón de atención a la diversidad o en un CAU específico mensajes donde las personas vienen a contarnos cómo hay muchísimas situaciones violentas, muchísimas situaciones incómodas y muchísimas situaciones en las que hay acoso LGTBIfóbico. Hay mucha transfobia, mucha plumofobia… ya se sabe, las bromitas de Whatsapp, que si el maricón del grupo…. Cierto es que en muchos menos casos no se llegan a abrir protocolos de acoso por cuestiones de diversidad sexogenérica, bien porque las personas que denuncian son atendidas por la Dirección General de Diversidad, bien porque sigue existiendo miedo. Es triste comprobar cómo en determinadas siglas del colectivo, como las mujeres trans, las personas intersex o las personas asexuales, hay miedo a denunciar porque algunos cuerpos policiales pueden no estar suficientemente formados sobre estas realidades, como sí puede estarlo, volviendo a la pregunta, con el maltrato a la mujer. En ocasiones a personas LGBTIQ+ que tienen una apariencia que no concuerda con el sexo asignado les han dicho que podrían haber evitado una agresión si no hubieran ido vestidas así. Esta falta de sensibilización termina generando una desconfianza en las instituciones que se puede vivir en la propia UCA. Y es cierto que muchos alumnos saben quién está detrás de todo esto y conocen la sensibilidad que yo tengo por estos temas desde antes de ser director general de Diversidad… pero todavía hay miembros de la comunidad que no sabe que estamos aquí y el recurso de atención que tiene la Universidad de Cádiz.
¿Cómo se articula la colaboración entre la Dirección General de Diversidad y otras áreas de la Universidad, como los centros, el alumnado o los servicios de atención psicológica?
Con una comunicación constante. La Dirección General de Diversidad tiene asignado en cada uno de los centros de la UCA a una persona referente en temas de diversidad, tanto de diversidad sexogenérica como de diversidad o atención a la discapacidad. Por supuesto, tenemos un campus virtual, en el que están todos los enlaces y materiales de diversidad. Está costando un poco arrancar con los centros, pero a la hora organizar el orgullo hemos encontrado mucha ayuda en los enlaces de Medicina, de la ESI, de la Facultad de Ciencias, de Educación… Te quiero decir con esto que esta figura está siendo clave para el buen entendimiento entre centros y la Dirección General. Y respecto a la comunidad en general, tenemos el buzón de atención a la diversidad, y un CAU específico de atención y asesoramiento a personas LGTBI. Y quisiera resaltar nuestra estrecha colaboración con el Servicio de Atención Psicológica y Psicopedagógica (SAP), donde participo, como psicólogo, desde hace muchos años. Cuando llegan al SAP casos de atención psicológica a personas por motivos de LGTBIfobia, o bien los atiendo yo o hacemos la derivación oportuna a los puntos arcoíris de la Diputación o a asociaciones provinciales que dan atención psicológica. Con el SAP también nos coordinamos respecto a los estudiantes que necesitan adaptación por presentar algún tipo de discapacidad o de necesidad educativa especial.
¿Se percibe la presencia de discursos de odio en el entorno universitario?
Voy a ser claro. La LGTBIfobia y los discursos de odio están en todos los ambientes. La Universidad no está libre de los discursos de odio aunque, afortunadamente, no es de los peores contextos. El problema es complejo porque no siempre se identifica en un lugar concreto; a veces el discurso de odio está en las redes sociales, o entre los alumnos o en el aula. Y en otras ocasiones, desgraciadamente, está entre el propio PDI o PTGAS. En general, la comunidad está muy sensibilizada, pero también hay quienes plantean comentarios claramente LGTBIfóbicos. De hecho, en ocasiones hemos tenido que intervenir con la Defensoría Universitaria o la Inspección porque había sesgos de odio en algún docente.
-¿Qué se está haciendo para prevenir y revertir esta situación?
Son importantes las jornadas que estamos realizando en estas semanas que, repito, no son sólo de visibilización sino, también, de sensibilización. Tratamos de que las actividades tengan impacto directo contra los discursos de odio. Y durante el año vamos haciendo una labor constante, publicando informaciones en las redes sociales, como, por ejemplo, los mitos que hay con respecto a la bisexualidad, a las personas trans o a las mujeres lesbianas, hacemos talleres específicos cuando se conmemora algún día especial. Además, ahora estamos trabajando en un programa específico de formación para el PDI, para el PTGAS y para el alumnado sobre el daño, el dolor y el sufrimiento que hay en las personas LGTBI y cómo poder frenar un poquito ese impacto que tienen los discursos de odio, que complementará a la docencia a que se da a los profesores ayudantes doctores en su primer año. Dicho esto, sí creo las medidas que se implementan contra los discursos de odio a veces tienen que ser un poco más sancionadoras.
El alumnado puede solicitar el uso del nombre sentido en el entorno universitario. ¿Cómo se articula este procedimiento y qué garantías ofrece?
En la página web de Diversidad tenemos el protocolo de cambio de nombre, que está pendiente de actualizar en línea con las modificaciones previstas en el protocolo de acoso. Tenemos, por un lado, el cambio de nombre de uso común, es decir, estudiantes con identidades trans antes de hacer los cambios registrales y legales y tener el nuevo DNI puede pedir que se haga un cambio de nombre de uso común, que se realiza sobre todos los listados administrativos que hay en la Universidad, aunque la titulación, sí lleve el nombre del DNI. Cuando se realiza el cambio del DNI, la sustitución del nombre ya es global e incluye en título académico. Por otro lado, las personas que se han graduado y después han cambiado de nombre, pueden solicitar de nuevo el título sin ningún tipo de coste.
Las jornadas reflejan una apuesta clara por abordar la diversidad desde un enfoque transversal: arte, literatura, deporte… ¿Qué aporta esta perspectiva multidisciplinar en el trabajo por la inclusión?
Pues precisamente mostrar que la diversidad es global, queremos dar visibilidad a que ser LGTBIQ+ no es más que ser una persona que está en el mundo. Respecto al deporte, quiero mencionar aquí nuestra colaboración directa con la Fundación del Cádiz CF y con la Fundación Municipal de la Mujer del Ayuntamiento de Cádiz, con quienes hemos trabajado codo con codo en nuestras jornadas. La LGTBIfobia no está sólo en el deporte, está en el arte, plástico y en la literatura, donde se puede ver no sólo que la diversidad existe, sino que ha estado presente desde siempre.
¿Qué balance hace del trabajo desarrollado hasta ahora desde la Dirección General de Diversidad y cuáles son los principales retos que se plantean a medio plazo?
El balance es bueno, aunque es verdad que falta mucho camino por recorrer. Llevamos un año y cuatro meses y seguimos escribiendo y reglamentando muchos aspectos, viendo protocolos… Hemos abierto un CAU y nuevas formas de comunicación directa, hemos creado las nuevas redes sociales de diversidad y estamos protocolizando que las adaptaciones curriculares sean mucho más sencillas y cómodas. ¿Los principales retos? El principal es que la Universidad sea un espacio seguro para todas las personas. Para las personas LGTBIQ+, las personas con discapacidad y con necesidades educativas especiales, para las personas de origen étnico distinto. También nos marcamos como reto que el profesorado y el alumnado no falte al respeto en los derechos fundamentales de las personas cuando dé su opinión. Aún existe una homofobia sutil o indirecta. Pienso por ejemplo cuando en un grupo de Whatsapp los estudiantes bromean con temas o con términos como mariquitas, bolleras, travelos… no se lo están diciendo a nadie específicamente, pero la persona que está en ese grupo sí se está sintiendo ofendido. Hay que trabajar en sensibilizar a las personas para que, al menos, lo contemplen.
Antes hablaba de la importancia de llegar a todo el mundo
Es el reto ideal. Necesitamos, por favor, la colaboración para que, desde comunicación y todas las unidades, nos hagan llegar a todos. Cuando hacemos una jornada LGTBI, acuden o miembros del colectivo o personas que tienen un poquito de sensibilización. Y lo que realmente necesitamos, que vengan personas, profesorado, alumnado, PTGAS que no sean LGTBI, que no tengan un interés especial por el por el tema LGTBI para conocer que esto no es un lobby, una moda o un capricho. Para que sean conscientes de que hay mucho trastorno, mucho dolor en las personas LGTBIQ+ por el daño que se le hace cuando hay algún tipo de acoso. Queremos que cuando demos una formación, venga el profesorado que está en contra de las personas LGTBI para que sepa que esto no se reduce, como algunos repiten, a con quién se acuesta cada uno. Es una manera integral de ser.
Disculpe que vuelva al caso de Igualdad. En la entrevista con su directora general se abordaba la importancia de tener un Plan para abordar esta realidad.
Es fundamental. La Ley Trans no establece que la Universidad esté obligada como tal a tener el plan LGTBI. Pero uno de nuestros retos es que en el próximo año podamos tener el plan LGTBI, negociado y elaborado. Otra cuestión que me gustaría señalar, antes de concluir, es que la Universidad de Cádiz forma parte de la Red de Universidades por la Diversidad, donde hay más de 46 universidades públicas y privadas en España. La coordinación y la interlocución con las administraciones ha recaído en nosotros, junto con las universidades de Vigo, Rovira Virgili y la del País Vasco. Y por último, quiero decir que a la Dirección General de Diversidad le han dado el premio STOP bullying por la labor que desarrolla y lo recogeremos el próximo 29 de mayo.