Mara Saiz imparte un taller sobre el retrato pictórico fotográfico

Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel – 7 feb 2025 00:00 CET

La fotógrafa Mara Saiz, embajadora europea de Canon, ha impartido, este 6 de febrero, un taller de fotografía en el que a la parte teórica le ha seguido una sesión de retrato con modelo y una última de retoque informático, fundamental en su trabajo. El público, seleccionado por sus trabajos de entre los muchos que quisieron participar, como ha recordado la vicerrectora de Cultura, Deporte, y Extensión Universitaria, Isabel García Fernández, llenó el Aula CIBI del Jardín Botánico. Allí, la fotógrafa ha repasado su trayectoria vital, desde unos comienzos en ámbitos totalmente alejados del arte hasta que descubrió el poder creativo del autorretrato, y de ahí la fotografía como reconocimiento de una misma y de sus capacidades.

 

La parte teórica del taller de Mara Saiz ha sido un claro ejemplo de charla motivacional, que ha animado a todos los presentes a seguir sus sueños, sean los que sean, sin preocuparse por cometer errores, porque “equivocarse es necesario, así que en realidad los errores no existen”.

 

La fotógrafa, o artista, como ella misma se define, ha explicado su método de trabajo, que parte de una idea diferente para cada uno de sus retratados (sobre todo, retratadas), y que planifica ya desde su mente con una gran variedad de retoques. Algunos de esos retoques son simplemente para dar más realce a la piel y a los ojos, pero otros utilizan la IA que incluyen los programas de edición fotográfica para crear mundos que no están delante del objetivo.

 

Saiz ha mostrado a los asistentes gran parte de sus fotografías, divididas entre los autorretratos, los encargos de clientes y los retratos artísticos, que son los que ella trabaja de manera más creativa al construirlos con muchísimo cuidado.

 

Y eso mismo se ha podido ver en la sesión con Xenia, una modelo de 18 años, a la que los participantes en el taller han tirado cientos de fotografías, y a la que Mara Saiz ha dirigido totalmente, desde sus posiciones a su mirada, o al escaso, pero muy personal, atrezzo que se ha utilizado en la sesión.

 

Mara Saiz, que se define como niña, por su deseo de “jugar sin miedo”, y como una mujer de 41 años, que ha elegido su “propio camino”, ha planteado a los asistentes una serie de juegos para que entendiesen su manera de trabajar. El primero de ellos fue hacer que los asistentes se mirasen a los ojos, de dos en dos, durante dos minutos, sólo observándose y sin poder hablarse. Con ello la artista asegura que tras superar la vulnerabilidad de esa mirada se entra en el alma del otro, y “eso es lo que implica un buen retrato, sacar el alma, ser capaces se ver la vulnerabilidad del retratado, pero también la nuestra propia”.

 

Pidió la fotógrafa que no se pongan excusas para no hacer fotografías, como, por ejemplo, la falta de espacio, y mostró que ella, que no tiene un estudio propiamente dicho, realiza las sesiones en el pequeño salón de su casa. El resultado de su trabajo, tanto en interiores como en exteriores, es una mirada propia en la que tanto peso tiene la propia imagen como los muchos retoques que hace a posteriori.