El doctor en Ciencias Forenses y profesor de la Universidad Loyola presenta su libro «Análisis morfológico de los patrones de manchas de sangre», una publicación innovadora y práctica para la reconstrucción de escenarios criminales basándose en la interpretación de las manchas de sangre.
El recientemente nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, Manuel Moreno Lopera, ha dejado su huella en el ámbito de la ciencia forense con la publicación de su libro «Análisis morfológico de los patrones de manchas de sangre y su importancia en la reconstrucción de la escena del crimen». Moreno Lopera, Guardia Civil retirado, doctor en Ciencias Forenses, profesor de Policía Científica en la Universidad Loyola y presidente de la Corporación Científica Internacional de Dactiloscopia, comparte en su obra conocimientos esenciales dirigidos a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, criminólogos, criminalistas, jueces, fiscales y cualquier profesional o estudiante interesado en la ciencia forense.
En el ámbito forense, es frecuente que se confundan la criminalística y la criminología, dos disciplinas que, aunque relacionadas, tienen objetivos y enfoques completamente diferentes. Manuel Moreno Lopera, especialista en Ciencias Forenses y autor del libro «Análisis morfológico de los patrones de manchas de sangre», aclara esta diferencia. «La criminología es una ciencia fáctica social que estudia las causas, consecuencias y prevención del delito desde una perspectiva sociológica, psicológica y jurídica entre otras. Analiza el delito, a la víctima, el delincuente, el entorno en el que opera y las repercusiones del delito en la sociedad», explica. En otras palabras, la criminología busca entender el «porqué» del delito y es una ciencia más teórica.
“Hay que ver la criminología como la ciencia que busca entender el delito desde una óptica científica»
Por otro lado, la criminalística es una ciencia fáctica natural aplicada que se enfoca en el análisis de las evidencias físicas presentes en la escena del crimen. «Se encarga del esclarecimiento de lo sucedido a través de la búsqueda, recolección, análisis e interpretación de los indicios que nos van a permitir llevar a cabo una reconstrucción de los hechos. Por ejemplo, el estudio de huellas lofoscópicas (dactilares, palmares, plantares), patrones de sangre o restos balísticos pertenece al campo de la criminalística», detalla Moreno Lopera. “Hay que ver la criminología como la ciencia que busca entender el delito desde una óptica científica: causas y circunstancias de los distintos delitos, personalidad de los delincuentes, el tratamiento adecuado para su represión… y la criminalística como la que aplica conocimientos científicos para resolverlo”. Ambas son esenciales y complementarias, pero no intercambiables», concluye.
Moreno Lopera, en su libro, explica que la sangre es uno de los vestigios más relevantes en una escena del crimen. «En casi todas las muertes violentas se hallan presentes manchas de sangre: homicidios, lesiones, abusos, accidentes, etc. «, asegura, destacando que, aunque el análisis de ADN es común, no lo es tanto el estudio de patrones de manchas de sangre que ofrece una herramienta igual de importante. «Estos patrones permiten reconstruir lo sucedido: identificar posiciones de víctima y agresor, tipo de arma usada, movimiento de personas y/u objetos alrededor de la escena del crimen, número mínimo de golpes, disparos o acciones lesivas y en algunos casos, verificar la veracidad de las declaraciones de los implicados».
Manuel indica que de poco o nada sirve ceñirse a recopilar o aportar de forma rigurosa lo que otros autores ya han dicho sobre esta disciplina (de la cual existen numerosos artículos científicos y varios libros excelentes), si al publicar no se aporta originalidad al texto proporcionando nuevos criterios sobre la materia.
Por ello, el libro no solo recoge información teórica, sino que introduce aportaciones únicas. Entre ellas, Moreno Lopera ha desarrollado un método llamado Locomotor «LCMTR» (localización, caracterización, mecanización, taxonomía o clasificación y reconstrucción) que mejora el análisis forense. Sobre su última publicación explica que «es un texto muy práctico, con abundantes imágenes, algunas propias y otras aportadas por la policía científica de Brasil entre otros, lo que lo hace ameno para profesionales y estudiantes».
«Desde la cuna hasta la tumba estamos rodeados de textiles, y por tanto no es de extrañar que estén presentes en innumerables hechos violentos»
En uno de sus capítulos aborda cómo interactúan las manchas de sangre con las armas de fuego, estando íntimamente relacionados ya que unas son la consecuencia directa de los efectos ocasionados por la otra. Además, el libro explora el efecto en diferentes superficies, especialmente sobre tejidos, ya que según Manuel “desde la cuna hasta la tumba estamos rodeados de textiles, y por tanto no es de extrañar que estén presentes en innumerables hechos violentos, y por ello su estudio sea de suma importancia desde un punto de vista forense”. Asimismo, actualiza términos y corrige errores comunes en las publicaciones existentes, algunas de ellas debido a traducciones equívocas.
Una de las facetas más curiosas del libro es el análisis profundo del papel de los insectos en el lugar de los hechos. «Moscas, pulgas, larvas, e incluso sanguijuelas pueden alterar o proporcionar información en la escena del crimen», señala el autor.
Manuel indica que “normalmente se dice que los insectos no cometen crímenes, pero pue¬den contribuir a resolverlos, aunque en el caso del análisis de patrones de manchas de sangre (APMS) la actividad de estos en algunos casos puede complicar la investigación”. Ejemplo de ello sería el caso en el que la actividad de los dípteros (moscas) tanto por regurgitación como defecación, puede generar confusión con los patrones de sangre por salpicaduras de impacto producidas por la actividad humana, ya que presentan características muy similares. Incluso si se alimentan de los fluidos humanos de un cadáver, ni la tipificación del ADN diferenciará entre los dos tipos de manchas.
Moreno Lopera subraya que es fundamental involucrar al alumnado y que para ello la experiencia práctica facilita el aprendizaje de los estudiantes. Recuerda que a lo largo de la vida, todos hemos podido comprobar que lo que nos dicen se nos olvida, lo que vemos lo recordamos y lo que practicamos lo aprendemos. «En mis clases de Policía Científica en la Universidad Loyola combinamos teoría con práctica, desde huellas dactilares hasta reconstrucción de crímenes», y anima a los estudiantes a perseguir sus sueños, recordándoles que sin esfuerzo y sacrificio no hay beneficios.