Los museos Arqueológico y de Bellas Artes de Córdoba presentan la exposición ‘Julio Romero de Torres y Venus’

El Museo Arqueológico de Córdoba, en colaboración con el Museo de Bellas Artes, ambos dependientes de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, han presentado la exposición ‘Julio Romero de Torres y Venus’, enmarcada en el ciclo expositivo ‘Dobles Miradas’, que podrá visitarse hasta el 22 de diciembre. Esta muestra surge con la idea de superar la tradicional separación por etapas históricas, tipologías y disciplinas que ha dividido el rico legado cultural cordobés y busca establecer una (re)lectura conjunta entre las dos instituciones, distintas pero unidas por su cometido y funciones, dando cuenta de que el patrimonio y sus valores forman parte de un todo.

El diálogo que se pretende establecer entre instituciones culturales, autores, épocas y estilos pone en esta ocasión en relación los desnudos de las obras de Julio Romero de Torres con la estatuaria clásica. En concreto, el Museo de Bellas Artes expondrá un dibujo preparatorio del pintor cordobés coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento. Esta obra está relacionada con el ‘Retablo del amor’ y se fecharía hacia 1909 o 1910. Forma parte de la colección Romero de Torres que adquirió la Junta de Andalucía en 1989 a la última descendiente del pintor, su hija María Romero de Torres de Pellicer, y que desde 1991 gestiona el Museo de Bellas Artes de Córdoba.

Este dibujo se expone junto a una estatua que representa a la diosa romana Venus, hallada en 1964 en la calle Eduardo Dato de Córdoba. La Venus toma como modelo de inspiración la Afrodita griega tipo Frejús del siglo V a C. Fue copiada en época romana y popularizada por Julio César como Venus Genetrix, como el origen de su familia. La que conserva el Arqueológico se fecha entre los siglos I a.C. o I d.C., y, posiblemente, esté relacionada con el culto a la familia Julio-Claudia. El modelo representa a la diosa semidesnuda, sujetándose con un brazo el chitón, mientras que, con el otro, ofrecería la manzana de Paris.

La posibilidad de contemplar frente a frente la obra del pintor cordobés del siglo XX y la Venus del pasado clásico permiten observar la afinidad entre las anatomías, los pliegues de telas o los elementos de la ambientación, entre otros detalles.