Los metales de las tuberías pueden convertir el agua en un caldo de cultivo para bacterias

19.05.2025

¿Alguna vez has dejado un grifo sin usar durante días o incluso horas? ¿Y si te dijeran que este simple gesto puede convertir el agua potable en un caldo de cultivo para bacterias y microorganismos resistentes a los antibióticos? Eso es precisamente lo que ha demostrado un equipo internacional de investigadores, liderado desde  la Universidad de Mongolia Interior (UMI) en China  con participación de la UPM, que pone de manifiesto que, más allá de tener un sabor desagradable, el agua estancada en las tuberías puede resultar muy perjudicial para la salud.

“El estudio buscaba poner en evidencia un problema invisible pero extendido que podría afectar a cualquiera que beba agua del grifo. El objetivo de esta investigación fue entender qué ocurre con el agua potable cuando permanece estancada en las tuberías durante largos períodos. Queríamos examinar la posibilidad si pequeñas cantidades de metales, como el hierro y el aluminio, influyen en el crecimiento bacteriano y si, como consecuencia, contribuyen a la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos”, explica Stefanos Giannakis, investigador de la ETSI Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid y participante en este trabajo.

Para ello, los investigadores tomaron muestras de agua del grifo en Hohhot, una ciudad del norte de China con 3,5 millones de habitantes, donde el agua potable se desinfecta con cloro y contiene cloro residual, para analizar qué sucede cuando el agua permanece estancada durante períodos prolongados.

Tras dejar correr el agua del grifo durante 20 minutos, los investigadores tomaron 2 litros de agua por muestra, que después almacenaron en un lugar oscuro para simular la situación de estancamiento que puede sufrir el agua potable cuando se encuentra unos días parada en una tubería y añadieron pequeñas esferas de vidrio para permitir la adhesión de las bacterias.

“Con el paso del tiempo, analizamos tanto el agua como las biopelículas, esas finas capas de bacterias que se formaron sobre las esferas de vidrio, para entender cómo crecen los microorganismos en agua estancada. Nuestra meta era poner de relieve los riesgos invisibles que podrían estar presentes en cualquier hogar y aportar evidencia que ayude a desarrollar políticas más seguras para el agua potable y mejores prácticas en el diseño de las instalaciones hidráulicas”, comenta Profesora Ling Feng, investigadora líder del estudio.

El hierro, el metal más preocupante

Los resultados fueron reveladores. Los investigadores, constataron que cuando el agua permanece estancada en las tuberías durante mucho tiempo, las bacterias se multiplican rápidamente y forman biopelículas pegajosas que se adhieren al interior de las tuberías. “Cuando hay pequeñas cantidades de metales como el hierro, estas biopelículas se vuelven aún más peligrosas, permitiendo que bacterias dañinas como Salmonella entérica y Pseudomonas aeruginosa prosperen”, explica la investigadora de la UMI.  

Estas condiciones pueden conducir, además, a que las bacterias acaben por desarrollar resistencia a los antibióticos volviéndose más difíciles de erradicar. En particular, el estudio puso de manifiesto que el hierro, un metal muy presente en las tuberías, juega un papel clave en el fortalecimiento del vínculo entre bacterias dañinas y genes de resistencia, lo que representa un serio riesgo para la salud pública.

“Este problema no es solo una cuestión científica; se trata del agua que bebemos cada día. Si alguna vez has abierto el grifo y has notado un ligero color extraño o un sabor metálico, podría ser una señal de que pequeños rastros de metales están interactuando con las bacterias en tus tuberías”, explica el investigador de la UPM.

El trabajo, que ha sido publicado en la revista internacional  Clean Water, una revista partner de Nature, demuestra que, incluso cuando el agua parece limpia, puede esconder riesgos invisibles, aumentando la posibilidad de infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos.

Para los investigadores del consorcio, este problema puede ser especialmente preocupante en viviendas urbanas, casas de vacaciones, escuelas, hospitales y cualquier otro lugar donde el agua pueda permanecer estancada por períodos largos. Por ello, explican, al visibilizar estos riesgos, no buscan generar alarma, sino “impulsar regulaciones más estrictas sobre la calidad del agua, fomentar el uso de materiales más seguros en los sistemas de fontanería y concienciar al público sobre los peligros ocultos en el agua potable”.