En relación con el título de este pequeño artículo conviene, aunque sea obvio y reiterativo, constatar que en las últimas décadas el grupo etario de personas mayores ha experimentado grandes cambios (se vive más tiempo, en mejores condiciones, se está más empoderado etc…). Y nos preguntamos como profesionales y como personas mayores, ¿la sociedad ha cambiado también la imagen que solía tener de las personas mayores?, ¿Aquellos estereotipos clásicos de finales de siglo y de principios de éste, siguen vigentes en todo o en parte?
En primer lugar, entendemos que los estereotipos son construcciones sociales, imágenes preconcebidas que dan lugar a clichés, que se tienen en relación con una persona o grupo de personas que no suelen ser referentes ni identitarias en su totalidad y que se han construido a lo largo del tiempo y consolidado con su uso. Los estereotipos pueden ser positivos o negativos. Nos referiremos especialmente a los segundos, porque pueden llevar a quienes los adoptan a situaciones de discriminación, cuando no de maltrato y en las personas mayores a la desafección, la falta de autoestima y autoeficacia y la dificultad para las relaciones sociales.
Estereotipos más comunes:
- Todas las personas mayores somos iguales. No hay nada en qué basarse para una afirmación así. No es cierto, somos la franja etaria más diversa, de ahí lo inapropiado del uso de la frase “nuestros mayores”, generalizando cualquier característica.
- Las personas mayores no somos productivas. Se olvida que muchos mayores siguen trabajando, y otros muchos dedican infinidad de horas a tareas de voluntariado y a actividades relacionadas con el hogar.
- Las personas mayores somos frágiles, tenemos dependencia y discapacidad. Hay que distinguir entre los cambios asociados a la edad y lo que es dependencia o discapacidad graves.
- Como consecuencia de lo anterior existe un coste sanitario excesivo. Aun siendo algo normal por la enfermedad asociada a la edad, es una realidad sobredimensionada.
- Solemos tener una gran resistencia al cambio. Otro estereotipo inexacto. Nos ha tocado vivir una etapa en la que hemos hecho enormes esfuerzos por acoplarnos a los grandísimos cambios que la sociedad nos ha impuesto. Veamos por ejemplo los cambios tecnológicos, teléfonos inteligentes, acceso a internet, etc…
- Las personas mayores somos seres solitarios y tristes. Quizá la sociedad debería repensar el tema de la soledad no deseada. No se está solo porque se quiera, se está solo a pesar de hacer muchos esfuerzos para estar acompañados, y lo conseguido es importante.
- Las personas mayores somos asexuadas o por el contrario somos viejos verdes. Algo superado, pero solo en parte, todavía se tiene esa línea de pensamiento.
Sobre este tema conviene ir haciendo un nuevo constructo social, más consecuente y acorde con la realidad presente. Constructo que ya está asumido generalmente entre las personas mayores.
El no alejarse de estos y otros estereotipos negativos puede causar grandes perjuicios a las personas mayores, tanto en el ámbito social como incluso en la manera de relacionarse en el mundo sociosanitario.
Es precisa una visión más precisa y positiva sobre el envejecimiento, educando a la sociedad en general y sobre todo fomentando las relaciones intergeneracionales. Del mismo modo que también ayuda un envejecimiento activo e inclusivo. Hoy en día estos estereotipos están muy alejados de la realidad y aplicarlos a las personas mayores es complicado sin incurrir en una grave inexactitud. No son reflejo de la realidad existente en la actualidad y, por ende, deben ser desterrados del lenguaje común.