Texto: Alberto Martín, Fotografía: Jesús de Miguel – 7 mar 2025 09:47 CET
Las embajadoras en España de Lituania y Finlandia y sus homólogos de Noruega y Letonia, Lyra Puisyte, Sari Rautio, Nils Haugstveit y Janis Zlamets, respectivamente, han alertado de la creciente amenaza que supone Rusia no solo para sus países, por obvias razones de proximidad geográfica, sino para el conjunto de Europa. “Putin odia a nuestros países -afirma la embajadora lituana- porque no quiere que los países de su entorno consigan el éxito de nuestros países”. “No queremos asustar a nadie, pero tenemos que hablar de las cosas como son. Hay una grave situación que amenaza a la seguridad europea y tenemos que actuar. Nuestras democracias, libertad y seguridad están amenazadas”, añade la embajadora de Finlandia. “Nos afecta a nosotros, pero también a España y al resto de Europa, y potencialmente a todo el mundo”, recalca el embajador noruego. “Ucrania no es el objetivo final de Putin”, advierte el embajador de Letonia.
Los cuatro embajadores se han reunido en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología en un debate, moderado por la profesora de Relaciones Internacionales María Isabel Nieto, y presentado por la decana, Esther del Campo, quien subrayó que nunca en su Facultad se habían dado cita a la vez tantos diplomáticos del máximo nivel, lo que pone de manifiesto la transcendencia del tema que los ha convocado: “Desafíos y amenazas de seguridad en el Norte de Europa y el Mar Báltico”.
Los embajadores trazaron en sus intervenciones un esquema común: Rusia no se va a detener en Ucrania y si no se actúa ahora después ya será tarde. Consideran que la Unión Europea y la OTAN son -máxime ahora que Estados Unidos se ha desmarcado de la estrategia común- las dos instituciones que deben liderar esa respuesta. Reclaman la urgente necesidad de remar todos en la misma dirección, de asumir cada país sus compromisos y de alcanzar lo antes posible ese 2 por ciento mínimo destinado a defensa del PIB de cada país, porcentaje que sus estados ya han superado ampliamente en los últimos tiempos.
La brusca entrada de Donald Trump en la escena internacional intenta ser mitigada por los embajadores con llamamientos a la calma, con “separar el ruido de los hechos”, y recuerdan que Estados Unidos sigue apoyando militarmente a Ucrania y que Trump ha reafirmado el compromiso de su país con el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, el que advierte que el ataque a un estado miembro es un ataque a todos sus miembros. En este sentido, los embajadores recalcan la necesidad de seguir apoyando a Ucrania política y militarmente, porque en el caso de perder la guerra, su territorio no será el último que Putin quiera bajo su influencia.
Pero además de la amenaza militar, Putin actúa desde hace ya bastante tiempo con otras armas, quizá no tan visibles como las que utiliza en Ucrania, pero sí igual de desestabilizadoras. Es la conocida como “amenaza híbrida”, y en ella se engloban ciberataques, sabotajes a instalaciones o conducciones eléctricas o de datos, interferencias en los sistemas GPS, injerencias en procesos electorales, campañas de desinformación potenciadas con el uso de herramientas de inteligencia artificial… Sus objetivos no se limitan a Europa, sino que apuntan a otros muchos puntos del planeta, como el Sagel, como hace poco se ha podido comprobar.
Contra estas amenazas híbridas también se puede luchar: inversión, cooperación, unidad y, como resaltó la embajadora finlandesa, “acabando con nuestra ingenuidad”. No puede ser, señaló Sari Rautio, que Europa siga confiando sus sistemas de pago a la tecnología estadounidense, su seguridad a la tecnología china y la manera de informarse sus ciudadanos a redes sociales como Tik Tok, también regida desde China. “Es increíble que no haya ni una sola social media europea”, concluyó.