- Entre 2019 y 2023 se aprobaron 918 millones de euros en ayudas de la UE en régimen de gestión a distancia total o parcial
- En zonas de difícil acceso, la ayuda a veces puede prestarse solo a través de socios locales
- No todos los socios que forman parte de la cadena de prestaciones tienen una certificación de la UE

Los riesgos específicos inherentes a la gestión a distancia de la ayuda humanitaria de la UE no se abordan de manera satisfactoria, según un nuevo informe publicado hoy por el Tribunal de Cuentas Europeo (el Tribunal). La Comisión Europea se vale de un enfoque de gestión a distancia para prestar la ayuda humanitaria a través de socios en distintos ámbitos de difícil acceso, ya sea por cuestiones de seguridad o restricciones impuestas por las autoridades locales. Sin embargo, existen deficiencias en este planteamiento que los auditores recomiendan atender.
La gestión a distancia de la ayuda humanitaria implica una serie de retos específicos, como, por ejemplo, evaluaciones imprecisas de las necesidades basadas en información no verificada, no fiable o sesgada, o coordinación insuficiente y calidad operativa mermada, que restan eficacia a la ayuda. También concurren riesgos significativos para la seguridad, y riesgos de fraude o de desviación de la ayuda, que se suman a los riesgos ligados a la reputación. Por estos motivos, la UE aplica la política de financiar acciones gestionadas a distancia solo como último recurso. En el período 2019–2023, la Comisión Europea aprobó financiación para 164 acciones humanitarias en régimen de gestión a distancia parcial o total en 10 países. La contribución de la UE a estas acciones ascendió a un total de 918 millones de euros (es decir, alrededor del 8 % del gasto humanitario total de la UE en dicho período). Nuestro personal de auditoría examinó una muestra de intervenciones en Somalia, Siria y Ucrania.
A menudo se impide a los trabajadores humanitarios el acceso a las personas necesitadas» afirma Bettina Jakobsen, Miembro del Tribunal responsable de la auditoría. «La UE cuenta con un marco útil para prestar una ayuda que salva vidas, incluso en zonas de difícil acceso. Todos queremos que esta ayuda funcione de la mejor manera posible, y, por ello, exigimos mejoras».
Los auditores hallaron insuficiencias, tanto en el diseño concebido por la Comisión para la gestión a distancia como en su ejecución. Las orientaciones aplicables contienen una definición poco clara y desfasada de la gestión a distancia. Esto puede suponer que no se señalen como tales las situaciones tratadas mediante la gestión a distancia, lo que puede afectar al seguimiento y la notificación de las acciones financiadas por la UE. Los auditores también afirman que, precisamente por las dificultades concretas que entraña, la gestión directa presenta un mayor número de riesgos que la Comisión no aborda suficientemente.
Otro problema identificado por los auditores es que las entidades gestoras asociadas de las ONG financiadas por la UE no certifican su capacidad de ejecutar los fondos de la UE conforme a los principios y normas de ayuda humanitaria de la UE. En el proceso de certificación debería comprobarse la capacidad de las ONG de supervisar adecuadamente la forma en la que las entidades gestoras asociadas locales cumplen los objetivos pactados, afirman los auditores. Por otro lado, las entidades certificadas con sede en la UE optaron a menudo por ejecutar las acciones a través de entidades filiales cuya sede estaba en el exterior. Deberían existir garantías suficientes sobre la capacidad técnica y administrativa de estas entidades gestoras asociadas encargadas de gestionar los fondos de la UE, añaden los auditores.
La red de la Comisión compuesta por expertos en el campo es muy útil para tomar decisiones con conocimiento de causa y hacer un seguimiento de las acciones financiadas. No obstante, los auditores hallaron problemas en la información aportada por los socios de ayuda humanitaria, y el contenido de algunos informes sobre la gestión a distancia era inexacto o incompleto. El hecho de que las entidades asociadas tampoco tuvieran la obligación de declarar las acciones que habían sido gestionadas a distancia supone que las partes interesadas no tienen información sobre los países, las actividades, los fondos, el alcance y los resultados obtenidos con este planteamiento. Los informes deberían ser por tanto más transparentes, subrayan los auditores.