Investigadores del Centro de Investigación en Ciencias del Deporte (CIDE) han colaborado con el Consejo Superior de Deportes (CSD) en la elaboración de un documento que pretende ser una hoja de ruta de cara a mejorar la salud y el estado físico de la sociedad a través de la actividad física y de la lucha contra el sedentarismo.
Raúl García Hémonnet
El CIDE de la Universidad Rey Juan Carlos, con su director, el catedrático Alfonso Jiménez a la cabeza lleva años trabajando y midiendo el impacto social de la actividad física en diferentes contextos, regionales, nacionales, e internacionales.
Gracias a esta experiencia, el CSD eligió a este organismo y a su director para coordinar el documento que define la ‘Estrategia nacional de fomento del deporte contra el sedentarismo y la inactividad física 2025-2030’, dotada con 87 millones de euros de financiación, que fue presentada por el Gobierno a finales del mes de diciembre.
Para nosotros, explica Alfonso Jiménez, este hecho supone tres cosas importantes, “la principal sería que como investigador te das cuenta de que lo que más influye en el comportamiento de las sociedades son las políticas, algo que se ha visto con el consumo del tabaco en espacios públicos, por ejemplo”. Además, señala Jiménez, la elaboración de esta estrategia y nuestra aportación a ella “ofrece la posibilidad de que realmente exista una transferencia de conocimiento”. Y, finalmente, “supone un reconocimiento de la capacidad de nuestro centro de investigación ya que aunque somos bastante pequeños ya hemos conseguido un nivel de financiación en proyectos superior a los 3 millones y medio. Nuestro centro tiene el impacto social del deporte como uno de sus ejes vertebradores”.
Para llevar a cabo este proyecto, Alfonso Jiménez ha contado con los mayores expertos de España en la materia como Marcela Glez Gross (UPM), David Moscoso (UCO), Juan Antonio Moreno Murcia (UMH) o Ana Vallejo, entre otros especialistas.
Los investigadores de la URJC Xián Mayo e Inés Nieto también han participado en la elaboración de la Estrategia.
En ella se lleva a cabo un análisis de la importancia y el impacto de la promoción de una vida activa. A continuación, se analiza el marco legislativo y normativo de referencia en el contexto internacional (donde se recogen las aportaciones de los investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos). Después, se define la visión, misión y valores. Por último, el documento aborda detalladamente diferentes líneas estratégicas con sus respectivos ejes de intervención y acciones específicas.
Estas líneas de intervención incluyen gran cantidad de medidas. Algunas de ellas, señala Alfonso Jiménez son: “la inclusión de la tercera hora semanal de Educación Física en colegios e institutos o los beneficios fiscales a aquellas empresas que promuevan y faciliten la realización de deporte y ejercicio físico a sus trabajadores”.
Como señala el catedrático, “hemos querido crear un documento asumible por todas las instituciones, un informe con evidencia sólida y que permita una intervención ágil”. “La situación actual es alarmante y acuciante y hay que reconocer al Gobierno actual que haya asumido una serie de retos que anteriormente no se han tenido en cuenta”.
Según se desprende de la Estrategia, la inactividad física de una sociedad como la española reduce la productividad, produce un incremento exponencial en el desarrollo de enfermedades cardio metabólicas como la hipertensión, diabetes tipo 2, lo que hace aumentar el gasto en salud del sistema sanitario.
Por otro lado, todas las enfermedades mentales (especialmente depresión y ansiedad) se ven mitigadas con el ejercicio activo, en un país como España que, según datos recientes, es el segundo país europeo en consumo de ansiolíticos.
Como señala Alfonso Jiménez, “la estrategia ha contado con una aproximación sociológica al reto. La inactividad física está muy vinculada a la clase social (siendo menor cuanto mayor es el riesgo de exclusión). Los colectivos más afectados son la población infantil, las mujeres y las personas con discapacidad”.
Jiménez concluye que tanto él como el resto de los investigadores e investigadoras esperan que “en 2025 se materialice un plan de acción específico y formar parte de ese proceso y que esta estrategia dé sus frutos en la década siguiente”.
Una iniciativa en la que la Universidad Rey Juan Carlos ha tenido un papel protagonista, a través del CIDE.