La Universidad de Córdoba presenta un estudio de percepción del alumnado universitario sobre agresiones sexuales en contextos de ocio

El cuestionario parte de una revisión de la literatura y de investigaciones anteriores de autores especialistas en esta materia, y aborda una serie de dimensiones a través de 64 ítems, todos relacionados con la percepción del alumnado, la opinión y las conductas concernientes a la agresión sexual en espacios de ocio.

“Los resultados remueven conciencias”, han asegurado ambas profesoras, pero han matizado que los resultados no son “más que una foto fija de la sociedad, no un problema exclusivo del estudiantado universitario”. Así, han destacado que más de un 80% de los encuestados considera que «cuando la mujer dice no, en el fondo quiere decir sí”. “Esta frase, que yo creía totalmente desterrada en el siglo XXI, me alarma porque va directamente en contra de lo que es el consentimiento”, ha afirmado Mercedes Osuna. “Si no entendemos lo que es el consentimiento en su estado más simple, qué podemos pensar de lo demás». Así, ha incidido en que hay un alto porcentaje de “personas universitarias, la ciudadanía futura, que siguen pensando que, si las mujeres se drogan y beben, son responsables de lo que le pueda pasar. Es un factor muy preocupante que hay que corregir”, ha insistido.

El objetivo de esta jornada de divulgación ha sido compartir estos resultados con agentes e instituciones que luchan contra la violencia de género, como Policía Local y Nacional o Instituto Andaluz de la Mujer, entre otros, para pensar de forma conjunta pautas para intentar paliar este problema.

“Hay un mensaje que está calando mucho en la sociedad, que a mí me preocupa, y es que las mujeres nos hemos empoderado y les podemos dar muchos problemas a los hombres, de tal manera que hay padres que les dicen a sus hijos que tengan mucho cuidado, ya que por cualquier cosa te pueden denunciar”, ha explicado Osuna, “y ese mensaje es incorrecto. El mensaje correcto es que una persona bebida o drogada no está en pleno uso de sus facultades y, por lo tanto, no tiene capacidad de consentir”.

Las investigadoras han hecho un llamamiento a arbitrar fórmulas para impedir el retroceso en los derechos de las mujeres, crear redes de acompañamiento o incluso implantar soluciones como la pulsera centinela, que detecta sustancias en las bebidas para prevenir la sumisión química.

María Isabel Amor ha explicado que hay mayor sensación de impunidad en los espacios de ocio. “Tanto hombres como mujeres ven más normalizado que los espacios de ocio no son espacios seguros para ellas. Además, la ropa, la indumentaria o hasta la música pueden ser impulsos para que ellos se sientan más libres a la hora de poder establecer relaciones que posteriormente pueden finalizar en una situación sexual”, ha indicado.

El rector, Manuel Torralbo Rodríguez, ha acudido a la presentación de los resultados y ha destacado que en la universidad hay tolerancia cero contra la violencia de género y el acoso sexual. “Debemos de tener primero un diagnóstico y después debemos de dar un paso a favor de la formación y seguir insistiendo mucho en la educación”

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