El Gobierno de Canaria ha elaborado recientemente el “Manual de Promoción de la Salud Mental, Resiliencia y Prevención de la Conducta Suicida”, dirigido a personal mediador sociosanitario y elaborado por el Servicio Canario de la Salud con la colaboración de varias entidades, entre ellas la Universidad de La Laguna. El documento ha sido presentado hoy, martes 25 de marzo, durante unas jornadas desarrolladas en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación que contó con una notable asistencia de profesionales de la salud mental con interés en actualizar sus conocimientos acerca de la atención a personas en riesgo de caer en conductas suicidas.

El rector de la Universidad de La Laguna, Francisco García, fue el encargado de inaugurar estas “Jornadas de Promoción de la Salud Mental, Resiliencia y Prevención de la Conducta Suicida”, y señaló que el del suicidio es un problema multidimensional en el que influyen factores sociales como, por ejemplo, la desigualdad económica. Valoró que la universidad pública puede ser muy útil como herramienta para afrontar esta problemática aportando “músculo investigador”, pero también asistencia directa, gracias a la Unidad de Servicios Psicológicos y Logopédicos con el que se ha dotado el centro docente e investigador, cuyo director, el catedrático de Psicología Wenceslao Peñate, era uno de los ponentes en este foro.

García recordó que hace dos años leyó un informe de ámbito estatal que revelaba que uno de cada cinco jóvenes se había planteado la posibilidad del suicidio, dato que en ese momento le pareció “insoportable”. Por ello, consideró muy necesario conocer la problemática para afrontarla y, en ese sentido, felicitó a la Consejería de Sanidad por su trabajo al respecto. También recordó que en una reciente reunión con el Consejo de Estudiantes, le sorprendió que sus integrantes hablaran “sin tabúes” de salud mental, con una claridad que probablemente no se daba en generaciones anteriores, lo cual le dio esperanzas en las posibilidades de mejora de este problema multifacético.

La consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Esther Monzón, también estuvo en la apertura de las jornadas y recordó que la Organización Mundial de la Salud considera el suicidio un importante problema de salud pública, por lo que su departamento ha apostado por abordarlo de manera multidisciplinar y procurando la implicación de todas las instituciones necesarias, puesto que el suicidio posee muchos desencadenantes sociales, como la discriminación por diferentes causas, la soledad y la pobreza, entre otros.

Detalló que con la colaboración de los cabildos insulares y la Escuela de Servicios Sanitarios y Sociales de Canarias, ha desplegado un programa de formación para brindar a la ciudadanía de herramientas para la prevención del suicidio, dado que su detección temprana es clave y, por ello, ésta se ha convertido en una de las líneas estratégicas básicas de su consejería. Además, en colaboración con las consejerías de Educación y de Bienestar Social se ha puesto en marcha un programa específico para centros educativos, al cual se añade el manual para personal mediador sociosanitario que se presentó hoy durante las jornadas.

Un instante del público asistente a este evento.

En las jornadas han participado como ponentes personal investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna y profesionales del Servicio Canario de la Salud y de diversas consejerías del Gobierno de Canarias para abordar, entre otros asuntos, las señales de alerta de la conducta suicida, el papel de la familia y las amistades en este problema, los programas de prevención existentes y la promoción de la salud mental entre la población canaria.

Manual de prevención

José Díaz-Flores, director general de Salud Pública del Gobierno de Canarias, fue el encargado de presentar el “Manual de Promoción de la Salud Mental, Resiliencia y Prevención de la Conducta Suicida”, el cual forma parte de una serie de materiales y protocolos que su departamento ha ido difundiendo para diferentes colectivos, como el presentado hoy para mediadores sociosanitarios. Explicó que el documento tiene dos objetivos fundamentales: establecer que los problemas de salud mental y conductas suicidas no son solo sanitarios, sino también sociosanitarios y, por tanto, implican a instituciones más allá de las relacionadas con la salud; y fomentar la formación y desarrollo de habilidades para que los mediadores sociales puedan atender mejor a la población.

Este manual de 300 páginas está disponible en la web de la consejería, y está dividido en trece temas que abarcan tanto contenidos teóricos como talleres prácticos y su evaluación. Entre otros asuntos, aborda los mitos de la conducta suicida; todo lo que tiene que ver con sentimientos, habilidades sociales y formas de actuar para prevenir estas conductas; y, en general, aportar una serie de herramientas para poder tratar a la población. Aunque está diseñado para población joven, el manual también es aplicable a otros rangos de edad y ha sido diseñado por especialistas de promoción de la salud y prevención de la enfermedad tanto del Gobierno de Canarias como de la Universidad de La Laguna.

Sobre las señales de alarma sobre el suicidio, Díaz-Flores explicó que tienen que ver con comportamientos y conductas anómalas, como pueden ser que en un momento dado se produzca una despedida, un regalo inapropiado por su alto valor, consumo de alcohol y drogas abusivo y de forma espontánea y desaparición del entorno social y familiar. “Normalmente, las personas suicidas no son impulsivas, aunque es verdad que la ira, la impulsividad y la frustración pueden influir y derivar en que una persona pueda caer en esta conducta”.

Por su parte, el catedrático Wenceslao Peñate también intervino en las jornadas con una ponencia sobre promoción de la salud mental y prevención de la conducta suicida. En ella habló del fundamento teórico y conceptual del manual presentado, con una “visión positiva de la salud mental donde no solamente se van a tratar los síntomas negativos que hacen vulnerables a unas personas de cara al suicidio, sino también los síntomas positivos, es decir, que protejan de esa conducta. Así se va a actuar en dos polos distintos: disminuir el riesgo y aumentar la protección”.

Sobre los indicadores que se podrían considerar una señal de alarma de una posible conducta suicida, indica que existen tres niveles: elementos de vulnerabilidad que tienen que ver con características psicológicas, socioeconómicas y familiares; precipitantes, que son hechos muy desagradables en el contexto; y señales de alarma tanto conductuales como verbales. Todo ello está incluido en el protocolo para que quienes deben aplicarlo sepan identificar esos tres elementos.

Lo positivo, según explica Peñate, es que desde el tratamiento es posible revertir la conducta suicida. “Por fortuna, una cosa es la ideación, otra la planificación y otra el intento suicida en sí; cuando actuamos bien sobre la ideación y la planificación, podemos corregir la conducta suicida”.