Este convenio permitirá desarrollar distintas actuaciones orientadas al estudio del legado histórico de la zona, especialmente en lo relativo a la época tartésica. Para ello, la Unidad de Investigación Patricia de la UCO pondrá a disposición del proyecto su experiencia y conocimientos adquiridos en investigaciones arqueológicas del norte de la provincia de Córdoba. Por su parte, el Ayuntamiento de Alcaracejos promoverá iniciativas para acercar estos hallazgos a la ciudadanía y convertir el patrimonio en un elemento dinamizador del territorio.
Uno de los principales objetivos del convenio es profundizar en la investigación por medio de tecnología no invasiva del yacimiento de la Atalayuela, uno de los escasísimos sitios de la provincia que se pueden relacionar con la arquitectura de prestigio tartésica junto con el de Las Erillas, en la vecina Añora, que también fue estudiado por la Unidad Patricia de la UCO y que tiene ilusionantes acciones de incentivación por parte del ayuntamiento noriego. Aunque es conocido, en La Atalayuela, no se han desarrollado hasta ahora acciones normativas y sostenidas de investigación. Esas acciones pretenden incentivar el conocimiento de un yacimiento que está llamado, sin duda, a ser el puente de unión entre el norte de Córdoba y la recuperación que se ha hecho de este tipo de yacimientos de Tarteso en la vecina Badajoz. Este convenio pretende, por tanto, cubrir la deuda que tiene la investigación arqueológica con el periodo tartésico en toda Córdoba y especialmente en el norte de la provincia. El Ayuntamiento y la Universidad de Córdoba trabajarán para elaborar un plan de gestión que permita a ambas instituciones trazar nuevas estrategias de intervención sobre este importante yacimiento.
Los Pedroches es la mayor comarca de la provincia. En su vasto territorio se encuentra buena parte del potencial financiero de Córdoba en la Antigüedad merced al numeroso conjunto de yacimientos metálicos que atesora. Tierra de numerosos dólmenes y recintos prehistóricos, Los Pedroches fue después la encrucijada de caminos, el tránsito, entre dos tierras nucleares de Tarteso, como fueron los valles del Guadalquivir y del Guadiana. Roma respetó esta relevancia territorial, renovó las vías de comunicación e incentivó la extracción del mineral. En época andalusí, se renovaron las antiguas conexiones romanas con Lusitania y la Meseta y nuevos centros de control vinieron a situarse en vecindad de dónde ya lo habían hecho los de épocas pasadas para asegurar la funcionalidad de este enorme pulmón logístico de la tierra de Córdoba.