Una síntesis publicada en la prestigiosa revista Nature Reviews Biodiversity recopila las últimas evidencias sobre la magnitud del declive de los dispersores de semillas, sus causas y consecuencias en los ecosistemas terrestres
La mayoría de las especies de plantas se benefician de los animales para la dispersión de sus semillas. Sin embargo, esta función ecológica, que afecta a la distribución de la vegetación, la biodiversidad de los ecosistemas, su funcionamiento y su resiliencia frente a los cambios ambientales, es en gran parte ignorada en las estrategias diseñadas para su restauración y reconexión.
Un estudio recientemente publicado en la prestigiosa revista Nature Reviews Biodiversity, en el que ha participado el investigador de la UCA Juan Pedro González-Varo, adscrito al Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR), y que ha contado con la participación de expertos pertenecientes a centros de investigación de EEUU, Suiza, Brasil Portugal y España, ha evaluado el declive de los dispersores de semillas y las consecuencias para la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas, incluyendo su mantenimiento, recuperación y trayectorias futuras ante múltiples cambios ambientales como la deforestación o el cambio climático. Los autores muestran evidencia sólida de cambios impulsados por los humanos en la diversidad, abundancia, biomasa y movimiento de los dispersores de semillas, causados por la pérdida de hábitat, la fragmentación del paisaje, las especies invasoras y la explotación directa de los animales.
“El declive de la biodiversidad animal no trata solo de la pérdida de especies, sino de la erosión de funciones ecológicas, como la dispersión de semillas por aves y mamíferos que sustentan la biodiversidad vegetal, la recuperación de los ecosistemas y la adaptación al clima. Esta síntesis conecta evidencia reciente sobre la magnitud de estos cambios y destaca el papel fundamental de los dispersores de semillas en el logro de los objetivos globales de biodiversidad”, como explican los investigadores.
Impactos lentos y silenciosos
El declive de los dispersores de semillas conduce a la disminución de sus funciones como “jardineros”, lo que lentamente se traduce en consecuencias negativas generalizadas que van desde la disminución de la biodiversidad hasta la reducción del almacenamiento de carbono. Por tanto, abordar el declive de los dispersores de semillas representa un camino importante por el cual la protección y restauración de la biodiversidad animal puede apoyar la biodiversidad, la conectividad y el funcionamiento de las comunidades vegetales, enfrentando así los desafíos conjuntos de la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.
Es más, la urgencia del declive de los polinizadores se ha reconocido ampliamente, en parte porque sus impactos visibles, como la reducción en el rendimiento de cultivos, se manifiestan en una sola temporada. En cambio, los efectos del declive de los dispersores de semillas se desarrollan más lentamente, remodelando silenciosamente las comunidades vegetales y la dinámica de regeneración. “Sin animales dispersores de semillas, corremos el riesgo de perder los beneficios a largo plazo que brindan: mantener la biodiversidad vegetal, sustentar los hábitats de los animales y posibilitar la recuperación de los ecosistemas,” como señalan desde el artículo.
Menos dispersores y menos funcionales
La revisión no solo pone de manifiesto la pérdida de diversidad de la fauna que dispersa semillas a lo largo de la historia de la humanidad, sino también la reducción de su tamaño corporal promedio, de su movilidad, de sus áreas de distribución y de sus tamaños poblacionales.
“El oso pardo (Ursus arctos), por ejemplo, se distribuía por toda la Península Ibérica en el pasado. Si visualizamos su distribución actual en este territorio, restringida a la Cordillera Cantábrica y a los Pirineos, podemos hacer el ejercicio de imaginar el negativo de la distribución: casi toda la Península ha perdido en tiempos históricos la función de dispersión de semillas por este gran mamífero, que incluye muchas especies de frutos silvestres en su dieta. Tenemos también ejemplos muy recientes y cercanos de declives de dispersores de semillas debidos a la introducción de especies invasoras en islas. Las poblaciones de lagartija de las Pitiusas (Podarcis pityusensis) en las Islas Baleares y de lagarto gigante de Gran Canaria (Gallotia stehlini) en las Islas Canarias se están desplomando a causa de la expansión de serpientes invasoras que depredan sobre ambas especies”, en palabras de Juan P. González-Varo, investigador del departamento de Biología de la Universidad de Cádiz y coautor del trabajo.
“También hay casos en los que los dispersores son (relativamente) tan comunes que, tanto su pérdida como la de su función pasan desapercibidas. Por ejemplo, los arrendajos (Garrulus glandarius) están generalmente ausentes en llanuras cultivadas muy deforestadas, como el Valle del Guadalquivir. Como consecuencia, los pocos bosques que quedan en estos paisajes han perdido al principal dispersor de bellotas de encinas, alcornoques y robles y, por tanto, han visto mermada su capacidad de regeneración, expansión y resiliencia ante impactos ambientales”, comenta González-Varo.
Así, a medida que disminuyen los animales dispersores de semillas, también lo hace la capacidad de la vegetación para sostener servicios ecosistémicos clave, desde el suministro de recursos hasta la mitigación de extremos climáticos. Estos impactos se acumulan de forma gradual y global, lo que los hace difíciles de cuantificar, pero es fundamental que se reconozcan”, concluye Evan Fricke, investigador del Massachusetts Institute of Technology y autor que ha liderado este trabajo.
Referencia Bibliográfica: Fricke, E.C., Bello, C., Chaplin-Kramer, R. et al (2025): ‘Drivers and impacts of global seed disperser decline’. Nat. Rev. Biodivers. https://doi.org/10.1038/s44358-025-00053-w