La UAH aborda la libertad religiosa en la educación superior

¿Puede una mujer acudir con un burka a un examen? ¿Podría un seguidor del sijismo, (religión monoteísta india) llevar a clase un cuchillo colgando de la cintura? La respuesta a esas dos preguntas es no, aunque tanto el burka como el cuchillo formen parte de los elementos asociados a su religión. En el primer caso, porque según la normativa académica, es necesario identificar a la persona a la hora de hacer el examen; y en el segundo porque, aunque la Constitución garantiza en su artículo 16 la libertad ideológica, religiosa y de culto, este derecho fundamental está sujeto a límites. Uno de esos límites es el orden público que se integra por la moral, la salud y la seguridad pública, así como el respeto de los derechos y libertades de los demás.

Desde la Declaración Universal de Derechos Humanos hasta los Estatutos o las Normas de Convivencia de la UAH, diversos niveles de ordenamiento jurídico recogen el derecho de libertad religiosa de toda la comunidad universitaria y garantizan la no discriminación por diversas razones, entre ellas, las religiosas.

El último informe del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que el 35,3% de la población se considera católico no practicante, un 3,4 creyente de otra religión y el 14,5% ateo.

La sociedad es cada vez más plural y diversa y la Universidad, como representación y reflejo de esta, también. Las instituciones educativas, como espacios de conocimiento, están llamadas a fomentar el respeto y la comprensión mutua entre estudiantes de diferentes culturas y religiones. Sin embargo, este compromiso con la diversidad y la libertad de creencias se enfrentan a ciertos desafíos como la creación de políticas inclusivas que eviten la discriminación y promuevan un entorno donde todos los estudiantes puedan desarrollarse sin temor a represalias o burlas por sus creencias religiosas.

Para abordar el tema de la libertad religiosa en la educación superior la UAH, a través de su Fundación y de la Fundación Pluralismo y Convivencia, ha organizado una serie de conferencias con el objetivo de dar a conocer y sensibilizar a la comunidad universitaria sobre el ejercicio y la garantía de la libertad religiosa en un marco de tolerancia y convivencia positiva a partir del diálogo y el estudio de esta temática.

La primera jornada, celebrada el pasado 25 de octubre estuvo liderada por los profesores de Derecho Eclesiástico del Estado Isabel Cano y Miguel Rodríguez que imparten a más de 250 estudiantes dos optativas, una sobre libertad religiosa y otra sobre derecho a la educación y libertad de enseñanza. “La gente relaciona el nombre de eclesiástico con la Iglesia, a que somos curas o monjas pero luego, afortunadamente, se llevan una grata sorpresa, porque somos gente con una mentalidad muy abierta que respetamos todas las libertades. No hay libertades de primera y de segunda”, explica Cano.

En sus clases tratan ejemplos reales de manifestaciones externas del derecho fundamental de libertad religiosa. Por ejemplo, un estudiante que solicita en un colegio un menú escolar adaptado a sus convicciones; unos padres que se niegan a que sus hijos reciban clases de educación sexual en la escuela; una trabajadora que es despedida por ir a trabajar portando un pañuelo islámico; el debate sobre la financiación de las confesiones religiosas o la protección del patrimonio eclesiástico.

Las siguientes sesiones de las Jornadas se han celebrado el 7, el 8 y también hay una prevista para el 15 de noviembre. En ellas se abordan temas tan interesantes como el discurso del odio haciendo referencia a la religión, los centros de educación superior de las confesiones religiosas, los contenidos religiosos en las enseñanzas universitarias, los lugares de culto en las universidades, el calendario académico, días festivos y creencias religiosas, así como los comedores universitarios y el respeto a las creencias religiosas. “Es necesario abordar este tema en la universidad porque se están planteando cuestiones que tienen que ver con una garantía de la convivencia en un marco de pluralidad y diversidad que hace años no nos surgía” comenta Miguel Rodríguez.

Estas jornadas están financiadas por la Fundación Pluralismo y Convivencia, una fundación del sector público estatal que se dedica a promover el conocimiento de la diversidad religiosa y la garantía del derecho fundamental de libertad religiosa y que en los últimos años está apostando por los sectores más jóvenes de la población. “Son unas jornadas divulgativas y formativas para dar a conocer, por un lado, la diversidad religiosa de nuestra sociedad, las características de las diferentes confesiones” y, en segundo lugar, “para exponer cuáles son las normas básicas de nuestro ordenamiento y cuáles son las mejores prácticas para garantizar la libertad religiosa en el ámbito universitario”, apunta Rodríguez.

En la primera sesión ya se abordó la cuestión de por qué la religión tiene presencia en la universidad. Como explica la profesora Isabel Cano, “que un Estado sea aconfesional no significa que no pueda colaborar activamente con las diferentes religiones existentes en su tejido social. La universidad española, y más concretamente la Universidad de Alcalá, está sumamente enraizada a la iglesia católica desde su creación por el Cardenal Cisneros”.

Además, el profesor Rodríguez Blanco añade sobre esta cuestión que ya el Tribunal Constitucional se ha enfrentado a estos debates en varias ocasiones y “se pronunciado declarando que la no confesionalidad del Estado y la neutralidad de las instituciones públicas no está reñida con el respeto a la tradición a través de prácticas religiosas”.

Otro elemento es la libertad religiosa unida a la cooperación de los poderes públicos con los grupos religiosos, que es un mandato constitucional. España tiene acuerdos de cooperación con grupos religiosos, con la Iglesia católica, con evangélicos, con judíos y con musulmanes, y esos acuerdos establecen una serie de garantías para proteger manifestaciones de la libertad religiosa: la asistencia religiosa, el tener menús adaptados en centros educativos, la posibilidad de cambiar la fecha de los exámenes y el poder portar una determinada simbología religiosa” explica la profesora Cano.

A pesar de que la Universidad es un ente neutral en los aspectos religiosos, la comunidad universitaria puede tener o no creencias religiosas y deben ser plenamente respetadas. “Tenemos muchos estudiantes musulmanes, evangélicos, ortodoxos… pero según los datos del último, el 45% de los alumnos cursó religión católica en los niveles preuniversitarios, sean o no practicantes” comenta Miguel Rodríguez.

Actualmente, sólo se imparte la asignatura de religión a modo de optativa en los planes del Grado de Educación de Magisterio para aquellas personas que quieran impartir esta asignatura. Ambos profesores coinciden en que en universidad no se debe incluir enseñanza religiosa. “A la universidad acuden personas adultas, con posibilidad de acudir a formarse religiosamente donde deseen”, detalla la profesora de la UAH.

Otro de los temas que se abordará en las Jornadas es el odio. Un tema que ya fue tratado el año pasado en un ciclo organizado por las profesoras Loli Porto y Elena de Felipe y se abordó desde distintas disciplinas: la filosofía, el derecho, la historia y la lingüística.

Esta vez el odio será tratado desde el punto de vista de cuando es originado por la religión, algo a evitar en todos los centros educativos y también en la universidad.

La universidad forma a profesionales en cada sector, pero “también tiene que ser un lugar de confrontación de ideas, de pluralismo, de diversidad, de gente formada y respetuosa que sepa interactuar con personas de diversas tradiciones, culturas y religiones”, asevera el profesor Rodríguez. El diálogo interreligioso no solo contribuye a la paz y al entendimiento en el ámbito universitario, sino que también prepara a los estudiantes para un mundo globalizado en el que la capacidad de interactuar con personas de diferentes creencias es cada vez más relevante. La promoción de este diálogo y comprensión en el ámbito académico puede tener un impacto positivo en la sociedad en general, formando ciudadanos más tolerantes y abiertos a la diversidad.

Por ello, con este tipo de de jornadas se pretende sensibilizar, generar foros de debate y de encuentro para evitar estereotipos y simplificaciones. “Nosotros vivimos la pluralidad  diariamente en clase. Tenemos la gran fortuna de tener estudiantes testigos de Jehová, ortodoxos, chicas musulmanas ataviadas con sus velos, ateos…y son amigos de por vida”, asevera Isabel Cano, quien se siente orgullosa de formar parte de una comunidad universitaria sumamente preparada. “Somos una universidad que lleva en ADN la diversidad, lo cual es fantástico. Muy pocos tienen actitudes violentas o discriminatorias hacia el que es diferente” Como dice la profesora Cano, el lema de la UAH la podría ser: “Una universidad diversa”.