La UA forma parte de un equipo internacional para el estudio del volcán Poás en Costa Rica

Alicante. Lunes, 31 de marzo de 2025

En el marco del proyecto internacional AVERT (Anticipating Volcanic Eruptions in Real-Time), y en colaboración con OVSICORI (Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica), investigadores del grupo de Petrología Aplicada de la Universidad de Alicante han llevado a cabo una intensa campaña de campo en el volcán Poás, uno de los más activos e imponentes de Costa Rica.

David Benavente García, catedrático de Petrología y Geoquímica, y Noé García Martínez, investigador pre-doctoral, han trabajado durante una semana, del 10 al 14 de marzo, en estrecha colaboración con colegas de la University of Alaska Fairbanks, JPL-NASA y Università Roma Tre con el fin de medir el flujo de gases y calor en el volcán, cuantificar su emisión a la atmósfera y evaluar el estado de activación del sistema volcánico. Además, han realizado un exhaustivo estudio de campo en la laguna Botos, un lago ubicado en un cráter inactivo que se encuentra a un kilómetro del activo, para analizar la conexión entre ambos sistemas hidrotermales.

Los datos obtenidos en esta campaña de campo servirán para comprender mejor los mecanismos que controlan el transporte de gases y calor a través de los suelos y rocas, un factor clave para identificar posibles precursores de erupciones volcánicas y, de este modo, poder anticiparlas. La investigación se enmarca dentro del proyecto «Mecanismos generadores de anomalías térmicas de baja temperatura en volcanes activos: Aplicación a las Islas Canarias», financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y liderado por el equipo de la UA. Una vez analizados, los resultados obtenidos serán públicos y accesibles a través de la plataforma AVERT.

Ubicado en la Cordillera Volcánica Central, el Poás es un estratovolcán accesible que exhibe una gran variedad de fenómenos, como una pluma de gas persistente, fumarolas, actividad sísmica y deformaciones. Los investigadores cuentan que durante esta campaña, el volcán mostró una intensa actividad que condicionó su trabajo e hizo imprescindible el uso de equipos de seguridad, como cascos y máscaras con filtros especiales para gases ácidos.

“La investigación en el terreno incluyó estudios sísmicos, geodésicos, visibles/IR, geomagnéticos y geoquímicos”, explica David Benavente, quien destaca, además, el uso de drones para la recogida de datos en zonas de alto riesgo, lo que permite obtener información de puntos totalmente inaccesibles.

Los investigadores de la UA relatan que para llegar al cráter del volcán había que recorrer una ruta de aproximadamente dos kilómetros a través de la jungla. «El trayecto era muy exigente físicamente, pero la belleza del lugar, los cambios de colores y los sonidos de la selva lo convertían en una experiencia única y casi mágica», señalan. “Nos llevamos no solo conocimientos valiosos sobre la dinámica del volcán, sino también experiencias personales inolvidables y la sensación de haber formado una auténtica comunidad científica”, cuentan, al tiempo que continúan contando como “el equipo de investigación estaba compuesto por científicos de universidades y centros de investigación de ocho países. Sabíamos que compartiríamos espacio con investigadores e investigadoras de altísimo prestigio internacional, pero lo que más nos sorprendió y gratificó fue la calidad humana del grupo”.