Un estudio realizado por la Cátedra Animales y Sociedad revela los beneficios de un programa de terapia asistida con perros en una prisión española. El trabajo destaca el impacto positivo en la salud emocional y las conexiones sociales de los reclusos con trastornos mentales graves.
Redacción/ Irene Vega
El bienestar emocional de los presos con problemas graves de salud mental a menudo supone un desafío en las prisiones. Para fomentar su rehabilitación, un equipo científico de carácter multidisciplinar ha llevado a cabo un estudio en el que se han explorado los efectos de un programa de terapia asistida con perros. Este trabajo se ha centrado en el impacto que este tipo de terapias puede tener en la salud emocional y las conexiones sociales de los reclusos.
El estudio cualitativo, desarrollado en el Centro Penitenciario de Navalcarnero, contó con la participación de dieciséis presos diagnosticados con trastornos mentales graves. Durante dos meses, los internos asistieron a sesiones semanales con perros entrenados, guiados por profesionales especializados y una terapeuta ocupacional como equipo de intervención. Los resultados del estudio realizado por la Cátedra Animales y Sociedad de la URJC, en colaboración con el Grupo de Investigación de Alto Rendimiento en Humanidades e Investigación Cualitativa de la Universidad Rey Juan Carlos (Hum&QRinHS), muestran que la terapia ayudó a reducir el aislamiento, mejorar el estado de ánimo y fomentar relaciones de confianza tanto con los animales como con los terapeutas. “Los participantes informaron sentirse más felices y menos solos, a menudo describiendo las sesiones de terapia como lo más destacado de su semana”, afirma Nuria Máximo, coordinadora de la Cátedra, terapeuta ocupacional y profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud.
Este estudio, publicado recientemente en la revista científica Animals, destaca el afecto incondicional que los presos recibieron del perro. El animal les proporcionó consuelo emocional y una sensación de conexión que rara vez se encuentra en la prisión. El vínculo con el perro les ayudó a reflexionar sobre sus relaciones con los demás y con ellos mismos, fomentando la confianza y la autoconciencia.
Además, este estudio pone de manifiesto el potencial de los programas de terapia que involucran a animales para mejorar la salud mental y la rehabilitación en entornos correccionales, lo que sugiere que estos programas podrían alentar esfuerzos más amplios para apoyar la recuperación y la reintegración en la sociedad. La directora de la Cátedra también subraya que “este programa se ha descrito como una experiencia positiva y transformadora, que promueve el crecimiento personal y la resiliencia emocional”.
El trabajo concluye que los participantes valoraron el papel de apoyo de los terapeutas ocupacionales, que proporcionaron orientación y apoyo emocional durante las sesiones.