La Rábida, epicentro del debate sobre el futuro de la gobernanza universitaria

La segunda jornada del II Encuentro Iberoamericano La Rábida, organizado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en colaboración con el Grupo de Universidades Iberoamericanas La Rábida y la Cátedra Iberoamericana de Inteligencia Institucional; ha comenzado con una mesa redonda sobre “Modelos de gobernanza de las Instituciones de Educación Superior en Iberoamérica”.

En la misma han participado el rector de la UNIA, José Ignacio García, la rectora de la Universidad mexicana de Guanajuato, Claudia Gómez, y los rectores de las de Málaga y Córdoba, Teodomiro López y Manuel Torralbo, así como el presidente de la Asamblea Nacional de Rectores del Perú y director del seminario, Carlos Garatea.

García ha presentado el modelo organizativo de la UNIA, una universidad pública especializada en posgrados, con sedes en cuatro ciudades españolas y sin cuerpo docente propio, explicando que su modelo de gobernanza se basa en un Patronato, formado por 31 miembros: rectores andaluces y responsables de administraciones provinciales y locales, y de organismos de la sociedad civil, los cuales participan activamente en decisiones estratégicas y académicas. Asimismo, ha destacado la importancia de la internacionalización, “como elemento clave de desarrollo, a través de programas de doctorado colaborativo y redes entre grupos de investigación”.

Durante su intervención, Torralbo se ha referido a la necesidad de consolidar una gobernanza universitaria más ágil, participativa y con mayor capacidad de decisión, otorgando énfasis en la autonomía institucional como eje vertebrador. “Las universidades públicas deben estar en permanente transformación. A mayor capacidad de financiación, mayor será nuestra autonomía para innovar y responder a las demandas sociales”, subrayó.

La rectora ha contextualizado la situación en México, donde cada universidad pública opera bajo sus propias normas. Pese a ello, advirtió que la dependencia de los recursos estatales sigue siendo una limitación estructural. En este sentido, abogó por avanzar hacia mecanismos de control internos que refuercen la transparencia y la rendición de cuentas.

En esa misma línea crítica se expresó Garatea, quien advirtió sobre la desnaturalización del concepto de autonomía. “Se ha utilizado con fines comerciales y políticos, alejándose de su sentido institucional. Hoy más que nunca necesitamos redefinir para qué sirven nuestras universidades y cómo deben relacionarse con la sociedad”, apuntó.
Los intervinientes coincidieron en señalar que el modelo tradicional de gobernanza requiere una revisión profunda y urgente. La incorporación efectiva del estudiantado en la toma de decisiones, el fortalecimiento del vínculo con el entorno social y la revalorización de la universidad pública como bien común, fueron algunos de los ejes destacados.

Además, se puso sobre la mesa la oportunidad de desarrollar una auténtica cultura del alumni, que permita a las universidades mantenerse conectadas con sus egresados y aprovechar su experiencia para retroalimentar los procesos de innovación educativa e institucional.

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