Un grupo de investigadores aplicó Inteligencia Artificial al análisis del Antiguo Testamento y llegó a una conclusión. La Biblia no fue escrita por una sola persona. El algoritmo detectó al menos tres estilos de escritura diferentes en sus primeros libros.
El estudio fue publicado en la revista científica PloS One y cruzó métodos filológicos clásicos con análisis estadístico automatizado. Los resultados respaldan hipótesis sostenidas por muchos especialistas, pero con nueva evidencia cuantitativa.
¿Qué investigaron y cómo lo hicieron?
El equipo combinó la experiencia de académicos de EE.UU., Israel y Francia, con perfiles en matemática, estadística, filología y estudios bíblicos. La IA permitió estudiar en detalle las frecuencias de palabras, sinónimos y frases repetidas.
El objetivo fue determinar quiénes escribieron distintos pasajes del Antiguo Testamento. Para eso, el algoritmo procesó enormes volúmenes de texto y detectó patrones difíciles de identificar a simple vista.
Resultados del análisis
- En el 84% de los casos, el algoritmo coincidió con las atribuciones hechas por expertos bíblicos.
- Confirmó que el Deuteronomio y los libros históricos tienen mayor similitud entre sí que con los textos sacerdotales.
- Detectó diferencias de autoría entre dos relatos del Arca en los Libros de Samuel, que hasta ahora se creían parte de una misma narración.
¿Qué dijo el estudio sobre el Génesis y el Libro de Ester?
El algoritmo analizó también pasajes más debatidos, como algunos capítulos sobre Abraham en el Génesis y el Libro de Ester. En ambos casos, determinó que no coinciden con ninguno de los tres estilos principales.
Esto refuerza la idea de que esos textos pudieron haber sido escritos más tarde o por autores de tradiciones diferentes.
¿Por qué es importante este hallazgo?
La tradición sostiene que Moisés escribió los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, este estudio aporta evidencia de que fue un trabajo colectivo y progresivo, desarrollado a lo largo de siglos.