La sostenibilidad global atraviesa una de sus mayores crisis desde la aprobación de la Agenda 2030. Apenas un 17% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) muestra avances suficientes, mientras que el 83% restante se encuentra estancado o en retroceso, según alerta el octavo Informe sobre la Contribución de las Empresas Españolas a los ODS, ‘Sostenibilidad, competitividad y disrupción geopolítica’, elaborado por la Cátedra de LiderazgoS y Sostenibilidad de Esade y el Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”.
El informe atribuye este estancamiento a un contexto internacional marcado por la fragmentación geopolítica, la debilidad de las instituciones multilaterales y el avance desigual de las estrategias climáticas. “Diez años después de su aprobación, la mayoría de los ODS no se alcanzarán”, ha advertido Àngel Castiñeira, director de la Cátedra de LiderazgoS y Sostenibilidad de Esade. “La presión normativa ha impulsado la transparencia empresarial, pero no la transformación. Las emisiones siguen creciendo, la biodiversidad se degrada y las desigualdades se cronifican”.
Un escenario global adverso y descoordinado
El retroceso en sostenibilidad se produce en un entorno internacional marcado por tensiones entre bloques económicos, conflictos armados, crisis climáticas y la parálisis de las cumbres multilaterales. Ni la COP29 ni la COP16 sobre biodiversidad lograron acuerdos de alcance. El Pacto para el Futuro de Naciones Unidas, presentado como una esperanza para reactivar la cooperación global, carece de fuerza vinculante y se enfrenta a un mundo cada vez más polarizado. Las estrategias nacionales también divergen: Europa revisa su agenda verde por razones de competitividad y seguridad, Estados Unidos retrocede en sostenibilidad por presiones internas y China avanza en transición energética pese a las contradicciones de su modelo.
En este contexto, el informe advierte que las empresas deben liderar el cambio y asumir un rol de agente social proactivo. “La sostenibilidad ya no puede depender exclusivamente de la regulación o de la voluntad política internacional”, ha subrayado Castiñeira. “En un mundo marcado por la incertidumbre, las empresas deben ejercer un liderazgo activo y corresponsable, capaz de traducir sus compromisos en un impacto real. La sostenibilidad no puede desligarse de la justicia social: sin una transición justa que priorice a los colectivos más vulnerables y una distribución equitativa de los recursos, los ODS perderán su sentido transformador y su legitimidad global. Sin ese impulso transformador, la Agenda 2030 corre el riesgo de convertirse en un símbolo del fracaso multilateral”.
Avances empresariales en transparencia, pero sin impacto suficiente
El estudio, que analiza a 105 empresas españolas cotizadas, destaca un avance sustancial en la divulgación de información no financiera: el 91% de estas empresas cotizadas españolas ya reporta datos ESG, frente al 50% que lo hacía en 2017. También se generaliza el uso de análisis de materialidad (94%) y del enfoque de doble materialidad (63%), que contempla tanto riesgos financieros como impactos ambientales y sociales.
Sin embargo, esta mejora en la transparencia no siempre se traduce en acciones efectivas. Solo el 22% de las empresas declara reducir sus emisiones en la cadena de valor, mientras que apenas el 26% analiza su impacto sobre la biodiversidad. La mayoría menciona compromisos ambientales sin definir objetivos medibles ni mecanismos de seguimiento.
Además, la integración de los ODS es desigual: los más mencionados —como el Trabajo decente (ODS 8), la Acción por el clima (ODS 13) y la Producción responsable (ODS 12)— están vinculados a aspectos regulados o estratégicos para el negocio. Por el contrario, objetivos como el Fin de la pobreza (ODS 1), el Hambre cero (ODS 2) o la Vida submarina (ODS 14) siguen siendo marginales en las estrategias empresariales.
Sostenibilidad en la gobernanza, pero con brechas de género
La sostenibilidad empieza a ganar espacio en los órganos de gobierno. Un tercio de las compañías cuenta ya cuenta con comisiones específicas en esta materia, compuestas en su mayoría por consejeros independientes (73%) y mujeres (63%). No obstante, la paridad total aún está lejos. Las mujeres ocupan el 35% de los puestos en los consejos, porcentaje todavía inferior al 40% exigido legalmente para 2026, y su representación es menor en cargos directivos (28%) y en la plantilla total (38%).