La fisioterapeuta Ana Ibáñez Pegenaute pone de manifiesto en su tesis doctoral, defendida en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), la necesidad de integrar la fisioterapia especializada en el acompañamiento de músicos y músicas instrumentistas, tanto en su formación como en su práctica profesional. “Se desconoce que, detrás de cada interpretación musical, hay un esfuerzo físico y mental comparable al de disciplinas de alto rendimiento. Esta exigencia convierte al cuerpo del músico en su herramienta principal, y como tal, requiere cuidados específicos”, indica la autora de la tesis. La investigación, centrada en el análisis de la influencia de la respiración y la postura sobre el rendimiento de estas personas, ha sido dirigida por la investigadora de la UPNA Alazne Antón Olóriz.
“La investigación parte de una realidad poco visibilizada: hasta el 84 % de los músicos desarrolla trastornos musculoesqueléticos y entre el 60 % y el 90 % sufre dolor crónico, porcentajes significativamente más altos que en la población general”, subraya Ane Ibáñez. A través de cinco estudios realizados con músicos y músicas profesionales de Navarra, la tesis analiza de manera integral la relación entre la fuerza de la musculatura respiratoria, la calidad postural (tanto en estática como durante la interpretación) y el impacto de intervenciones fisioterapéuticas adaptadas a las necesidades de estas personas.
La muestra estuvo formada, en concreto, por instrumentistas profesionales de la Banda Municipal La Pamplonesa y la Orquesta Sinfónica de Navarra, así como por profesorado y estudiantes de últimos cursos del Conservatorio Superior de Música de Navarra, la Escuela de Música Joaquín Maya y la Escuela de Música Valle de Egüés, con una dedicación media de 16,4 horas semanales de práctica instrumental. “Esta diversidad permitió estudiar un amplio espectro de perfiles, técnicas e instrumentos de viento, cuerda y percusión”, indica la autora de la tesis.
La respiración y su entrenamiento, clave para instrumentos de viento
El primer bloque de estudios se centró en la función respiratoria de los músicos y músicas mediante la medición de presiones máximas inspiratorias y espiratorias. Se observó que quienes tocan instrumentos de viento presentan una mayor fuerza inspiratoria que las personas no músicas, posiblemente como resultado de la propia práctica instrumental, mientras que no hubo diferencias en la fuerza espiratoria.
Otro de los estudios analizó la relación entre la fuerza respiratoria, la fuerza de prensión manual y la composición corporal. En músicos hombres se identificó una correlación positiva entre la fuerza respiratoria y la masa muscular esquelética, así como con la fuerza periférica, lo que indica que estas variables pueden funcionar como predictores de la fuerza de la musculatura respiratoria. En mujeres, estas asociaciones no fueron significativas, lo que apunta a posibles diferencias fisiológicas entre sexos.
Una de las principales aportaciones de la tesis ha sido la implementación de un programa de entrenamiento de la musculatura inspiratoria, utilizando el dispositivo de umbral de carga “PowerBreathe”, habitualmente empleado en el deporte de alto rendimiento y en personas con patología respiratoria, pero apenas utilizado en el ámbito musical. La intervención, de 12 semanas de duración, mejoró de forma significativa tanto la fuerza máxima inspiratoria como la espiratoria de las personas participantes. “Este hallazgo respalda la utilidad del entrenamiento respiratorio como estrategia preventiva y de mejora del rendimiento físico y musical”, apunta Ana Ibáñez.
La postura durante la interpretación, posible vulnerabilidad
La segunda línea de trabajo de la tesis se centró en el análisis de la postura corporal en distintas condiciones: postura estática, por un lado; y durante la interpretación en bipedestación y en sedestación, por otro. “Se detectó una alta prevalencia de alteraciones posturales, con especial afectación en la cabeza, los hombros y la columna vertebral”, señala la autora de la tesis. Estos patrones se observaron tanto en instrumentos simétricos (viento: alboka, clarinete, oboe, saxofón, trompa, trompeta, tuba, txistu; cuerda: bajo eléctrico, guitarra, piano y violonchelo; percusión: batería, timbales) como asimétricos (viento: fagot, flauta travesera y trombón; cuerda: contrabajo, viola y violín), aunque las compensaciones fueron más marcadas en estos últimos.
La clasificación en instrumentos simétricos y asimétricos está basada en la postura que adquiere el músico y las características de cada instrumento. Los primeros, permiten mantener alineados hombros, pelvis y mandíbula en los planos frontal y transversal (como el piano, la percusión, el clarinete o la guitarra). En cambio, los asimétricos implican alguna torsión o inclinación del tronco incluso en su postura considerada «óptima», como ocurre con el violín, la flauta travesera o el contrabajo. “Esto plantea retos ergonómicos distintos y aumenta el riesgo de descompensaciones si no se tiene en cuenta”, precisa la autora de la tesis.
Una de las aportaciones destacadas de este trabajo ha sido la incorporación de una metodología objetiva y validada para la evaluación de la postura, basada en el uso combinado del Instrumento de Observación Postural (POI) y el software de análisis de movimiento Kinovea, lo que permitió cuantificar de forma precisa las alteraciones posturales en cada condición analizada. “Los resultados revelaron que ningún participante mostró una alineación postural óptima en las tres condiciones analizadas, lo que sugiere que las adaptaciones posturales forman parte de la técnica instrumental, pero también pueden ser un factor de riesgo si no se abordan adecuadamente desde la prevención”, indica Ana Ibáñez.
Una mirada integral desde la fisioterapia
El último estudio aplicó un programa de fisioterapia específico basado en la conciencia corporal, la reeducación postural y la optimización del gesto instrumental. A lo largo de varias sesiones personalizadas, los y las instrumentistas trabajaron la identificación de sus desalineaciones, la activación muscular selectiva y la integración de correcciones durante su práctica. Los resultados mostraron una mejora significativa de la alineación postural en todas las posiciones evaluadas, así como una reducción del dolor asociado a la interpretación musical. Estos efectos positivos fueron consistentes entre los participantes del grupo de intervención, en contraste con el grupo control, que no experimentó cambios.
La investigación destaca el papel de la fisioterapia como herramienta clave para prevenir lesiones, mejorar la función respiratoria y postural, y contribuir a la salud y sostenibilidad profesional de los músicos y músicas. “La incorporación de herramientas fisioterapéuticas específicas, como el entrenamiento de la musculatura inspiratoria o la reeducación postural personalizada, puede mejorar el rendimiento del músico y prevenir las lesiones musculoesqueléticas”, asegura la autora de la tesis.
En la investigación, se destaca “la importancia de una visión integral del cuerpo del músico, entendiendo que postura y respiración no deben analizarse de forma aislada, sino como factores interrelacionados que influyen directamente en la interpretación y el rendimiento”, apunta Ana Ibáñez. Como se ha indicado al inicio, “los resultados obtenidos refuerzan la necesidad de integrar la fisioterapia especializada en el acompañamiento de músicos instrumentistas, tanto en su formación como en su práctica profesional, con un enfoque preventivo, personalizado y basado en la evidencia científica”, concluye.
Breve currículum de la autora
Ana Ibáñez Pegenaute es fisioterapeuta diplomada por la Universidad Ramón Llull y la Universidad Libre de Bruselas, y graduada por la Universidad Católica San Antonio de Murcia. Posteriormente, cursó el Máster en Investigación en Ciencias de la Salud en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), donde también ha desarrollado su tesis doctoral.
Especializada en el análisis y tratamiento de la postura y el gesto laboral, ha orientado su labor investigadora hacia la fisioterapia aplicada a las artes escénicas, con especial atención a la salud del músico. Ha colaborado en proyectos con escuelas de música, publicado en revistas científicas internacionales y presentado su trabajo en congresos especializados.
A lo largo de su trayectoria ha combinado la práctica clínica con la docencia y la formación en salud del músico, lo que le ha permitido aplicar y contrastar el conocimiento científico en contextos reales de intervención. Actualmente ejerce como docente en el Grado de Fisioterapia de la UPNA, compaginando esta labor con su actividad investigadora.