La exposición fotográfica ‘3.526*’ del Instituto Navarro de la Memoria (INM) ha llegado hoy a Civivox Condestable de Pamplona / Iruña. En su apertura, que ha tenido lugar esta mañana, ha participado la vicepresidenta y consejera de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera del Gobierno de Navarra, Ana Ollo; acompañada por el autor de las obras que componen la muestra, el fotógrafo y documentalista pamplonés Ángel Sánchez Garro; e integrantes del equipo del INM. Esta muestra podrá visitarse hasta el próximo 16 de febrero. La iniciativa se enmarca dentro de los trabajos de documentación y sensibilización para público general del Departamento de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera, en colaboración con entidades locales.
‘3.526*’ hace referencia a las personas asesinadas como consecuencia del golpe militar de julio de 1936 en Navarra, donde no hubo frente de guerra. Esta exposición retrata 39 de las más de 200 fosas existentes en Navarra. En ellas fueron asesinadas 565 personas de identidad conocida y otras 106 desconocidas. Así pues, 671 personas en total, una quinta parte de la cifra que da título a esta exposición. Todas ellas fueron asesinadas sin ningún tipo de procedimiento legal, en nombre del nuevo orden que quisieron fundar los sublevados en julio de 1936, que se tradujo en una dictadura de cuatro décadas.
El trabajo lo conforman las imágenes de Ángel Sánchez Garro, fotógrafo y documentalista pamplonés y miembro del taller de fotografía de Zizur Mayor/Zizur Nagusia. En sus trabajos refleja la preocupación por los temas sociales, etnográficos y culturales de Navarra, teniendo siempre presente la memoria, tanto personal como colectiva. En palabras del autor, “la idea de este proyecto nace de la impresión que me produjo conocer que en la calle donde vivía y jugaba de niño, de apenas 200 metros de longitud, 18 personas fueron sacadas a la fuerza de sus casas y ya no regresaron con vida”.
Los números pueden entenderse como mera estadística. Por ello, las fotografías de los portales de las viviendas donde residían algunas de estas personas asesinadas sugieren que detrás de cada cifra hay una vida truncada, reivindicaciones y expectativas ahogadas y la pretensión de reducir al silencio y a la invisibilidad a quienes les sobrevivieron. Frente a esa estrategia, la resistencia y la memoria de familias, vecinos y sociedad civil ha logrado, con no poco esfuerzo, que sus nombres no se olviden y, cuando ha sido posible, que sus cuerpos se recuperen.
La mirada de Sánchez Garro se ha detenido en una muestra significativa de las fosas y de las víctimas. La intención es que con ellas se represente a todas. Porque, aunque sus trayectorias hablan de militancias y recorridos vitales diversos, su final fue muy semejante. Tras el golpe militar fueron detenidas por figurar en listas negras y, en muchos casos, llevadas a centros de detención en los que estuvieron días, semanas y hasta meses. Sin pasar por ningún tipo de juicio, fueron asesinadas por grupos militares y paramilitares (carlistas y falangistas), que no consintieron siquiera en darles un enterramiento digno.
El portal digital Oroibidea, declarado Lugar de la Memoria Histórica de Navarra, ofrece una aproximación a la biografía de cada una de estas personas y, también, a la de todas aquellas que no aparecen en la muestra y que sufrieron el mismo embate de la limpieza política desplegada en 1936 por quienes se sublevaron contra la II República.