La desnutrición aumenta en las regiones más frágiles del mundo

Christian junto a su madre, en un hospital de Goma, República Democrática del Congo, donde le hacen un control para detectar su estado de desnutrición. Para hacer frente al diagnóstico, recibe tratamiento con alimento terapéutico y medicación. © UNICEF/UNI772908/Ushindi

27/05/2025

La inseguridad alimentaria y la desnutrición infantil han aumentado por sexto año consecutivo en 2024*, llevando a millones de personas al límite en algunas de las regiones más vulnerables del mundo.

Los conflictos, las crisis económicas, los fenómenos climáticos extremos y el desplazamiento forzado continúan impulsando esta inseguridad alimentaria y la desnutrición, con impactos catastróficos en muchas regiones del mundo que ya son frágiles de por sí.

En 2024, más de 295 millones de personas en 53 países y territorios experimentaron niveles agudos de hambre, lo que supone un aumento de 13,7 millones con respecto a 2023. 

Nuestro objetivo para este año es verificar la situación nutricional de más de 34 millones de niños y niñas en todo el mundo y sobre todo, detectar los casos de desnutrición aguda grave para iniciar su tratamiento. 

 

¿Cómo tu apoyo a UNICEF ayuda a salvar sus vidas?

Mohamed recibe tratamiento contra la desnutrición.

La historia de Mohamed, es un ejemplo de nuestro trabajo para salvar las vidas de millones de niños y niñas que padecen desnutrición y cómo lo conseguimos gracias al apoyo de nuestros socios y donantes

Con solo 6 meses, este bebé llegó al centro de estabilización del hospital de Assayta, en Etiopía, apoyado por UNICEF, donde los médicos llevaron a cabo una rápida valoración de su estado nutricional. Midiendo la circunferencia de su pequeño brazo, diagnosticaron la desnutrición aguda que padecía Mohamed y fue hospitalizado. Allí recibió un tratamiento específico a base de leche terapéutica que le ayudó a recuperar sus fuerzas. 

Después de unas semanas ya había recuperado peso, lo que permitió a su madre continuar con el tratamiento de manera ambulante, suministrándole unos sobres de alimento terapéutico listo para consumir. Estas galletas energéticas ricas en micronutrientes posibilitan la recuperación total de los niños en unas 4 a 8 semanas. 

Así, sabemos que la desnutrición infantil se puede curar, siempre que se trate adecuadamente y a tiempo. ¡Tu aportación es fundamental!, nos permite llevarles estos suministros vitales que salvan vidas.

«En un mundo de abundancia, no hay excusa para que los niños pasen hambre o mueran de desnutrición. El hambre corroe el estómago de un niño. También corroe su dignidad, su sensación de seguridad y su futuro. ¿Cómo podemos seguir sin hacer nada cuando hay comida más que suficiente para alimentar a todos los niños y niñas hambrientos del mundo? ¿Cómo podemos ignorar lo que está sucediendo ante nuestros ojos?», explica nuestra directora Catherine Russell. 

 

¿Qué es la inseguridad alimentaria? 

Según la FAO, podemos definir el hambre como una sensación física incómoda o dolorosa, causada por un consumo insuficiente de energía alimentaria. Se vuelve crónica cuando la persona no consume una cantidad suficiente de calorías (energía alimentaria) de forma regular para llevar una vida normal, activa y saludable. 

La inseguridad alimentaria no es lo mismo. La FAO la define como la falta de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y saludable. Esto puede deberse a la falta de disponibilidad de alimentos y/o a la falta de recursos para obtenerlos. 

¿Y la desnutrición?

La desnutrición infantil que nos ocupa, ocurre cuando los niños y niñas no reciben los nutrientes esenciales para un desarrollo saludable, manifestándose en formas como el retraso del crecimiento, la emaciación o desnutrición aguda y el sobrepeso. Esto afecta gravemente la salud, el crecimiento, la capacidad de aprendizaje y la resistencia a enfermedades.

En lugares como la Franja de Gaza, Malí, Sudán y Yemen la desnutrición alcanzó niveles extremadamente altos. Cerca de 38 millones de niños y niñas menores de cinco años sufrieron desnutrición aguda en 26 crisis nutricionales.

Principales factores que desencadenan la inseguridad alimentaria y la desnutrición

  • El conflicto siguió siendo el principal factor de la inseguridad alimentaria, afectando a unos 140 millones de personas en 20 países y territorios. Se ha confirmado hambruna en Sudán y otros puntos críticos con personas en niveles catastróficos de inseguridad alimentaria son la Franja de Gaza, Sudán del Sur, Haití y Malí.

  • Las crisis económicas, incluidas la inflación y la devaluación de la moneda, provocaron hambre en 15 países, afectando a 59,4 millones de personas, cifra que sigue siendo casi el doble de los niveles anteriores a la COVID-19 a pesar de un leve descenso desde 2023. Algunas de las crisis alimentarias más grandes y prolongadas fueron impulsadas principalmente por crisis económicas, como las de Afganistán, Sudán del Sur, República Árabe Siria y Yemen.

  • Los fenómenos meteorológicos extremos, en particular las sequías e inundaciones inducidas por el fenómeno de El Niño, empujaron a 18 países a crisis alimentarias que afectaron a más de 96 millones de personas, con impactos significativos en África Meridional, Asia Meridional y el Cuerno de África.

  • Los desplazamientos forzados, con casi 95 millones de personas desplazadas -incluidos desplazados internos, solicitantes de asilo y refugiados- en países que se enfrentan a crisis alimentarias, como República Democrática del Congo, Colombia, Sudán y Siria, de un total mundial de 128 millones de personas desplazadas por la fuerza.
     

Pedimos un cambio radical para acabar con las crisis alimentarias

Es probable que la situación persista en 2025, la inseguridad alimentaria y la desnutrición han aumentado a niveles récord y, sin embargo, la financiación mundial está sufriendo su descenso más rápido en años a la vez que la voluntad política se está debilitando.

Romper el ciclo del aumento del hambre y la desnutrición requiere un cambio radical y audaz, que priorice la acción basada en evidencias y centrada en el impacto. Esto significa aunar recursos, ampliar lo que funciona y situar las necesidades y las voces de las comunidades afectadas en el centro de cada respuesta.

Más allá de la ayuda de emergencia, se recomienda invertir en sistemas alimentarios locales y servicios de nutrición integrados para abordar las vulnerabilidades a largo plazo y fomentar la resiliencia a las crisis, especialmente en las regiones propensas a las crisis donde el 70 % de los hogares rurales dependen de la agricultura para su sustento y medios de vida.

* Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias (GRFC, por sus siglas en inglés).

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