La clave para tratar el meduloblastoma infantil está en el tratamiento personalizado, según una investigación del Hospital Universitario HM Montepríncipe y la UFV

Tras analizar los cuatro subgrupos moleculares del meduloblastoma infantil, se destaca la importancia de personalizar los tratamientos.

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El meduloblastoma es el tumor cerebral infantil más frecuente (Canva.com)

El meduloblastoma es el tumor cerebral maligno más común en la infancia, representando aproximadamente el 20% de todos los tumores cerebrales infantiles, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

Este tipo de tumor, que se origina en el cerebelo, es altamente agresivo y puede diseminarse rápidamente, afectando principalmente a niños menores de 10 años.

Un reciente estudio realizado por investigadoras del Hospital Universitario HM Montepríncipe/CIOCC (Centro Integral Oncológico Clara Campal) y de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y, analiza más de 80 años de avances en el tratamiento del meduloblastoma infantil.

Publicado en Frontiers in Oncology, con el soporte de la Fundación HM y la colaboración de la UFV, este trabajo destaca no solo los logros históricos, sino también la necesidad urgente de integrar enfoques personalizados basados en la clasificación molecular del tumor.

Evolución histórica y necesidad de innovación

El estudio revela cómo los tratamientos tradicionales, como la radioterapia craneoespinal y la quimioterapia, transformaron el manejo del meduloblastoma entre las décadas de 1940 y 1970, incrementando significativamente las tasas de supervivencia. Sin embargo, desde entonces, los avances han sido más modestos.

“Por eso necesitamos apostar por enfoques más personalizados y terapias avanzadas que aprovechen los avances en la comprensión de las bases moleculares de este tipo de tumor. Solo así podremos mejorar las tasas de supervivencia y, al mismo tiempo, reducir los efectos secundarios a largo plazo en los niños que superan esta enfermedad”, explica Águeda M. Tejera, una de las autoras del estudio e investigadora de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad Francisco de Vitoria.

Aunque los ensayos clínicos han ayudado a definir regímenes terapéuticos más efectivos, el estudio subraya que todavía existen debates sobre las mejores combinaciones de tratamientos y las dosis más seguras, especialmente en pacientes de bajo riesgo.

No todos los meduloblastomas son iguales

El meduloblastoma no es una enfermedad única, sino que engloba al menos doce subgrupos moleculares con características y pronósticos distintos. A lo largo de los años, la comunidad científica ha identificado cuatro subgrupos moleculares principales: WNT, SHH, Grupo 3 y Grupo 4, cada uno con características biológicas únicas que influyen en el pronóstico y la respuesta al tratamiento.

“La clasificación molecular nos permite tratar el tumor de forma más específica, optimizando el tratamiento para cada paciente y reduciendo los efectos secundarios,” señala Marta Osuna Marco, oncóloga pediátrica del Hospital Universitario HM Montepríncipe/CIOCC y primera autora del estudio.

Por ejemplo, el subgrupo WNT tiene el mejor pronóstico, con tasas de supervivencia cercanas al 100% a los cinco años. Este excelente resultado ha llevado a los investigadores a plantear tratamientos menos intensivos para estos pacientes, buscando minimizar los efectos secundarios sin comprometer su eficacia.
“Gracias a estas tasas de supervivencia excepcionales, podemos pensar en reducir la intensidad del tratamiento en pacientes con meduloblastoma WNT, priorizando su calidad de vida,” añaden las autoras del estudio.

En el otro extremo, los Grupos 3 y 4 representan el mayor desafío clínico debido a su agresividad, alta probabilidad de diseminación y resistencia a los tratamientos estándar.

Estos pacientes necesitan terapias más específicas y personalizadas para mejorar las tasas de supervivencia, como las que se abordan en el trabajo experimental de esta tesis doctoral.

Radioterapia y cirugía: pilares del tratamiento

A pesar de los avances moleculares, los tratamientos estándar, como la radioterapia craneoespinal, siguen siendo componentes esenciales en el manejo del meduloblastoma. El estudio enfatiza que la administración temprana y precisa de la radioterapia, junto con una cirugía realizada por neurocirujanos expertos, tiene un impacto directo en la supervivencia de los pacientes.

La precisión en la cirugía y la calidad de la radioterapia son determinantes para mejorar las tasas de supervivencia y evitar recaídas. Nuestro análisis muestra cómo estas técnicas impactan directamente en la evolución de los pacientes”, señalan los investigadores del estudio.

Los autores también resaltan que las dosis de radioterapia deben ajustarse cuidadosamente según el riesgo individual. En pacientes de bajo riesgo, una reducción en las dosis podría minimizar los efectos secundarios a largo plazo, mientras que, en casos de alto riesgo, mantener las dosis completas sigue siendo crucial para evitar recaídas.

Hacia un tratamiento más personalizado

El futuro del tratamiento del meduloblastoma infantil pasa por incorporar terapias dirigidas basadas en perfiles moleculares. Estas estrategias tienen el potencial de superar las limitaciones de los tratamientos actuales y reducir los efectos secundarios, que siguen siendo una carga significativa para los sobrevivientes.

“Es fundamental encontrar soluciones más efectivas para las recaídas y desarrollar terapias menos tóxicas. Esto solo será posible mediante un enfoque integral y basado en las características moleculares de cada caso,” concluye la investigación.

Este estudio representa una llamada a la acción para integrar plenamente los avances moleculares en la práctica clínica.

Si bien los tratamientos tradicionales han mejorado significativamente las tasas de supervivencia, la personalización del tratamiento podría marcar un antes y un después en la lucha contra el meduloblastoma infantil, ofreciendo no sólo mayor esperanza de vida, sino también mejor calidad de vida para los niños afectados.

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