La Alhambra dedica una gran exposición a Santiago Rusiñol, pintor vanguardista de los jardines nazaríes

La consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, ha inaugurado la muestra ‘Rusiñol y la Alhambra. El despertar del pintor poeta’, que podrá verse en la sala de exposiciones temporales del Museo de Bellas Artes de Granada, en el Palacio de Carlos V, hasta el próximo 14 de septiembre. El acto ha contado también con la presencia de la viceconsejera de Cultura, Macarena O’Neill.

Comisariada por la historiadora del arte Mercedes Palau-Ribes O’Callaghan y el jefe del Gabinete de Dibujos y Grabados del Museo Nacional de Arte de Cataluña, Francesc Quílez Corell, reúne un centenar de obras, entre pinturas, dibujos, carteles, fotografías, libros, cartas y otros documentos, que testimonian la influencia que Granada y la Alhambra tuvo en la obra del pintor y escritor Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861-Aranjuez, 1931), así como su aportación a la configuración de un nuevo paradigma estético.

Con esta gran muestra, Granada «rinde homenaje al artista que sintió fascinación por la ciudad, al mismo tiempo que salda una deuda histórica contraída con él desde que comenzó a frecuentar la ciudad en busca de un nuevo lenguaje pictórico», ha señalado la consejera de Cultura y Deporte. Un tributo que llega en forma de exposición retrospectiva, «merced a los préstamos de 61 colecciones, 38 particulares y 23 instituciones, toda vez que Granada, a pesar de su innegable vinculación con el pintor, custodia un número escaso de sus obras», ha asegurado Del Pozo.

Esta es, en palabras de la titular de Cultura del Gobierno andaluz, «una oportunidad única» para acercarse al pintor, que encontró en Granada «un motivo, el jardín nazarí, así como un nuevo lenguaje que, a la postre, supuso su consagración». La suya es una representación muy alejada del tópico romántico y pintoresco, tan habitual en muchos de los artistas de su época. Una visión innovadora que, por tanto, «ayudó a resignificar la imagen de la Alhambra y Granada, conduciéndola por el camino de las vanguardias«, ha concluido Del Pozo.

130 años del viaje que lo cambió todo

Muy influenciado por Mariano Fortuny, Santiago Rusiñol, al igual que varios miembros de la escuela catalana de pintura, mostró una gran atracción por el monumento nazarí y la ciudad de Granada. Tanto fue así que el pintor, miembro de una familia de la burguesía industrial catalana, llegó pasar cinco largas estancias en Granada, entre 1887 y 1922. Sin embargo, fue su viaje a Granada de hace 130 años, en 1895, el que marcó un hito definitivo en su carrera. Entonces, este pintor, que ya se había formado en Barcelona, París y Roma, descubrió en Granada el tema definitivo de su pintura: el jardín, que le permitió orillar la preeminencia orientalista y tópica, cultivada por muchos de sus contemporáneos.

«Su obra vino a reivindicar la cara más ignorada de la Alhambra, rescatando el protagonismo de espacios que habían permanecido eclipsados, poniendo en valor el principio de fugacidad y abriendo nuevos horizontes estéticos», señalan los comisarios de la exposición, quienes insisten en que la obra de Rusiñol contribuyó a «resignificar la imagen de la Alhambra y, por extensión, de toda la ciudad de Granada».

La mayoría de las obras de la muestra dedicada a este pintor y escritor son del propio Rusiñol, si bien también hay piezas de varios de sus contemporáneos, como Sorolla, Ramón Casas, Picasso, Anglada Camarasa, Macari Oller, Ramón Pichot Girones y Miquel Carbonell i Selva, entre otros, que contribuyen a contextualizar su obra.

Estructurada en seis apartados, la muestra se detiene en sus primeros trabajos andaluces, aún marcados por el pintoresquismo, destacando su obra ‘Gitana del Albaicín’, procedente del Museo de Sitges. A continuación, aborda la imagen de Granada y la Alhambra en su pintura, reflejando su visión de espacios como los patrios de la Alberca, Lindaraja y la Sultana, así como los jardines altos del Generalife.

Tras detenerse en su interpretación de los jardines como reflejo de los estados de ánimo provocados por el paso del tiempo, la muestra ofrece un recorrido por otro de sus motivos pictóricos principales: los paisajes, compuestos por Rusiñol de una manera innovadora, casi escenográfica, merced al uso que realizó de la fotografía.

Asimismo, la exposición ofrece un acercamiento al álbum ‘Jardins d’Espanya’, que en su primera edición de 1903 incluyó 40 fotograbados de pinturas de Santiago Rusiñol, acompañadas por poesías y prosas en catalán. Edición que fue ampliada en 1914, incluyendo textos de autores en castellano de la talla de Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado, María Lejárraga o Ramón Pérez de Ayala. Por último, el apartado dedicado a la leyenda del artista recoge múltiples imágenes fotográficas y también caricaturescas del propio Santiago Rusiñol, a la sazón una de las personalidades más retratadas de su tiempo.

La exposición se enmarca en la línea de trabajo impulsada por el Patronato de la Alhambra, que estudia al monumento como fuente de inspiración de escritores, pensadores y artistas de ayer y de hoy.

Entre los 61 prestadores que han hecho posible esta muestra se encuentran tres instituciones granadinas: el Archivo Manuel de Falla, el Museo de Bellas Artes y el Archivo y Biblioteca de la Alhambra. También han sido prestadores varios centros catalanes, como el Archivo Mas del Instituto Amatller de Arte Fotográfico, la Biblioteca de Cataluña, el Museo Cau Ferrat de Sitges, la Biblioteca Museo Víctor Balaguer, el Archivo Fotográfico de Barcelona, la Biblioteca Pública Santiago Rusiñol, el MNAC, el Museo de Arte de Girona, el Museo Picasso de Barcelona, la Generalitat de Cataluña y la Cámara de Comercio de Barcelona.

Asimismo, la exposición reúne lienzos y documentos prestados por museos y colecciones de otras provincias españolas, como el Museo Provincial de Zaragoza, el Museo Sorolla, el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, la Colección Banco Santander, el Museo Bellas Artes de Játiva, el Museo Casa natal de Jovellanos, el Museo de Arte Contemporáneo de Palma, junto a la Galería Nacional de Arte Moderno de Roma, propietaria del lienzo ‘La fuente de Apolo de Aranjuez’, óleo que perteneció a Mussolini y que se expone en España por vez primera.