La afasia (o alteración del lenguaje) en la enfermedad de Alzheimer

Los síntomas cognitivos de la enfermedad de Alzheimer afectan a diferentes funciones que permiten desenvolverse de manera autónoma en la vida cotidiana. De hecho, en el contexto profesional, se hace referencia a la evolución típica de un síndrome caracterizado por amnesia (problemas de memoria), afasia (problemas de lenguaje), apraxia (problemas para llevar a cabo ciertos movimientos) y de agnosia (problemas de reconocimiento) y alteración de la función ejecutiva
En este artículo, vamos a centrarnos en la afasia o los problemas de lenguaje debidos a la enfermedad de Alzheimer.

 

¿Qué es la afasia?

La afasia es un trastorno del lenguaje que ocurre cuando se lesionan ciertas áreas del cerebro responsables de la comunicación. Afecta la capacidad de una persona para hablar, entender el lenguaje, leer o escribir. Cuando se tiene afasia, se experimentan dificultades para acceder a las palabras o comprender lo que otras personas están diciendo. La afasia puede ser de leve a grave, dependiendo de la ubicación y extensión de la afectación cerebral.

Algunas áreas del cerebro tienen un rol clave en el lenguaje. Las dos más importantes son:

  • Área de Broca, ubicada en el lóbulo frontal, que tiene un papel fundamental en la producción del lenguaje. Por ello, se ve afectada la capacidad de hablar y de escribir.
  • Área de Wernicke, situada en el lóbulo temporal, cuya integridad es clave para la comprensión del lenguaje.

Cuando estas áreas se dañan, pueden aparecer problemas en el lenguaje, es decir, afasia, haciendo cada vez más difícil la comunicación con la persona afectada. Normalmente, las alteraciones del lenguaje verbal se manifiestan de forma más o menos simultánea con las del lenguaje escrito, sea para producirlo (escritura) o comprenderlo (lectura). 

Tipos y posibles causas de afasia 

Debido a la afectación progresiva de distintas áreas cerebrales y patrones de evolución muy variables, los problemas de lenguaje en la enfermedad de Alzheimer no suelen corresponder de forma precisa con un tipo concreto de afasia. Más bien puede tener componentes o características de distintos tipos de afasia. La afasia puede ser consecuencia de distintas alteraciones o afecciones cerebrales (traumatismos, ictus, tumores, infecciones…) y se clasifica en diferentes tipos según sus características

Afasia de Broca

La afasia de Broca se caracteriza por dificultades en la producción del habla, lo que hace que la persona muestre un gran esfuerzo para expresarse, con frases incompletas o entrecortadas y con omisión de elementos gramaticales importantes, como los artículos. En contraste, la comprensión suele estar conservada. 

Afasia de Wernicke

La afasia de Wernicke afecta principalmente a la comprensión del lenguaje y a la inteligibilidad del que se produce. Las personas con este tipo de afasia pueden hablar con fluidez, pero suelen producir palabras que no tienen sentido o están mal formadas. Además, tienen dificultades para entender lo que otras personas dicen, lo que puede generar confusión en la conversación. Una persona podría decir algo como: «La luna está en la casa, pero el perro no sabe» sin que tenga un significado claro. También pueden introducir palabras “inventadas”, como “furmonó” o “espertor”. 

Afasia anómica

La afasia anómica se caracteriza principalmente por dificultades en encontrar las palabras correctas para nombrar objetos, personas o acciones. A pesar de que las personas con afasia anómica suelen hablar con fluidez, a menudo se detienen o utilizan descripciones imprecisas cuando no logran recordar la palabra exacta. Por ejemplo, en lugar de decir «perro», la persona podría decir «ese… animal que ladra». En personas con enfermedad de Alzheimer es el tipo de afasia más común. 

Existen otros tipos de afasia, como la afasia global, con una afectación mucho más extensa y generalizada en todos los aspectos del lenguaje. 

La afasia puede ser causada por diversas alteraciones cerebrales. Muy a menudo, la causa es un accidente cerebrovascular (ACV) en áreas específicas del cerebro responsables del lenguaje, como las mencionadas anteriormente áreas de Broca o de Wernicke. 

Otras causas de afasia pueden ser los traumatismos cranoencefálicos, como consecuencia de golpes o accidentes, así como tumores o infecciones cerebrales cuando afectan a áreas cerebrales directamente relacionadas con el lenguaje. 

Las enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer también pueden generar una pérdida progresiva de las funciones cerebrales, incluida la capacidad para hablar, comprender, leer o escribir. En estos casos, la afasia se desarrolla de manera gradual y con patrones variados, empeorando a medida que la enfermedad avanza. En este contexto, cabe destacar la afasia primaria progresiva, que es una variante de la demencia frontotemporal. En este caso, la afasia se presenta con un inicio lento de las dificultades, que se agravan con el tiempo y repercuten tanto en la capacidad de hablar como de comprender el lenguaje de forma cada vez más pronunciada y en distinto grado según las áreas cerebrales más afectadas.

¿Cómo afecta la afasia a la expresión y comprensión en el Alzheimer?

En la enfermedad de Alzheimer, la afasia afecta tanto la expresión como la comprensión del lenguaje

En las fases iniciales, la afasia suele ser de tipo anómico y manifestarse principalmente con dificultades para encontrar palabras, lo que provoca que la persona se detenga en su discurso o utilice descripciones imprecisas. A medida que la enfermedad progresa, puede haber mayor dificultad para formar frases completas y utilizar una gramática adecuada, haciendo que cueste más comprender lo que nos quiere transmitir. 

En cuanto a la comprensión, la persona puede tener problemas para entender frases complejas o seguir conversaciones largas, particularmente si el tema le resulta abstracto o se le habla a gran velocidad. 

En fases avanzadas de la enfermedad, las dificultades tanto en la expresión como en la comprensión son muy pronunciadas, llevando a una comunicación más limitada y pudiendo conllevar un importante aislamiento social y emocional.

¿Cómo tratar la afasia en la enfermedad de Alzheimer?

El tratamiento de la afasia en la enfermedad de Alzheimer debe ser parte de un enfoque integral de tratamiento de la enfermedad con el objetivo de no solo abordar los síntomas cognitivos, sino también dar apoyo emocional y funcional tanto a la persona afectada como a su entorno familiar y social y, particularmente, a las personas cuidadoras.

Así pues, el tratamiento no solo debe enfocarse en los aspectos cognitivos, sino también en el bienestar emocional de la persona. La empatía y la comprensión son fundamentales, ya que las personas con Alzheimer suelen experimentar frustración o irritabilidad debido a las dificultades para comunicarse. Es crucial que las personas cuidadoras, familiares y profesionales de la salud sean conscientes de la importancia de ponerse en el lugar de la persona afectada para tratar de comprender sus dificultades y emociones, y tratar de proporcionarle un entorno de apoyo.  

¿Cómo actuar ante situaciones concretas de alteración del lenguaje por el Alzheimer?

Existen ciertas actuaciones que pueden ayudar a resolver algunas situaciones concretas con referencia a la afasia. Veamos cómo podemos abordar algunas de ellas. 

La persona afectada tiene mucha dificultad para encontrar las palabras adecuadas

Ante estas dificultades, hay que dar tiempo a la persona para que se exprese, no mostrar impaciencia ni completar las frases por ella. Es necesario acostumbrarse y aceptar con normalidad los rodeos que utiliza para referirse a las cosas y no corregir ni proporcionar constantemente la palabra que está buscando, lo que le puede frustrar. Hay que ser paciente y mostrar nuestra voluntad de comprenderla. Puede ayudar, si se bloquea, ofrecerle, pausadamente, palabras de forma interrogativa, para que, tal vez, pueda escoger la correcta. Por ejemplo: “¿Te refieres a la… radio?… ¿televisión?… ¿al ordenador? …  

Lo que dice parece incomprensible y tiende a aislarse para evitar tener que comunicarse

En estos casos, es útil animar a la persona a expresarse de formas alternativas o ampliar los canales de comunicación. Podemos animarle a señalar, a gesticular, a tocar las cosas o a las personas a las que se refiere… Pero también es clave que sus posibles interlocutores estén al corriente de sus dificultades y darles algunas indicaciones para facilitar la comunicación con la persona con Alzheimer. 

La persona afectada no comprende lo que le se le explica

Ante problemas de comprensión, hemos de asegurar, en primer lugar, que la persona nos escucha y nos presta atención. Decirle las cosas lentamente y con tono suave facilitará su comprensión. Hay que intentar emplear frases cortas, con vocabulario simple, y dando tiempo a que procese una parte de la información (tratando de asegurar que la ha comprendido) antes de pasar a la siguiente. Potenciando la comunicación no verbal (señas, gestos, expresividad facial, tono de voz…) daremos más elementos de apoyo para facilitar la comprensión.

Muestra inquietud o incomodidad cuando se le habla

Esta actitud puede ser una consecuencia de la excesiva sobreprotección o la tendencia al paternalismo por parte de quienes le rodean. Debemos tratar de evitar hablarle de forma similar a como lo haríamos tal vez con un niño. A veces, aunque con la intención de mostrar cariño o hacer el lenguaje más comprensible, se emplean formas de expresión que pueden atentar contra la dignidad de la persona, y esta misma lo puede percibir así. 

Por eso, hay que procurar huir del abuso de una entonación exagerada o el frecuente uso de diminutivos, o de dirigirnos a la persona por apelativos que, de no ser por su enfermedad, no emplearíamos con ella (“cielito”, “tesoro”, “precioso”…) y llamarla por su nombre o como siempre haya sido de su preferencia. No cuidar estos detalles puede contribuir a que la persona con Alzheimer se retraiga y se muestre esquiva. En este artículo damos más consejos al respecto.

Dice muchas palabrotas o expresiones malsonantes

Algunas personas con demencia recurren al uso de palabras malsonantes, incluso cuando antes nunca lo hacían. Todos las empleamos en alguna ocasión, pero tenemos la capacidad de controlar su uso o reprimirlas si conviene. Cuando se altera la habilidad comunicativa, las palabrotas pueden surgir espontáneamente cuando la persona hace esfuerzos por expresarse. 

No es algo intencionado, sino, una vez más, resultado de las alteraciones cerebrales que sufre. En algunos casos, puede ser de ayuda intentar anticiparse a las frustraciones que pueda experimentar y reducir así el estrés que pueda sentir. No obstante, la mejor forma de abordar situaciones de lenguaje malsonante es aceptar que se trata de un producto de la demencia y que la persona afectada tiene escaso control sobre ello.

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