Investigadores de la UA crean un perro robot para estimular la actividad física de personas mayores

Alicante. Martes, 13 de mayo de 2025

Investigadores de la Universidad de Alicante han creado un asistente robótico con forma de perro para estimular la actividad física, combatiendo el sedentarismo, y mejorar la calidad de vida de las personas mayores a través de la implementación de las nuevas tecnologías.

Este proyecto se ha desarrollado en el marco del Sistema de Ayuda para Personas de la tercera edad en la convocatoria del programa de ayudas para la investigación del envejecimiento de la Fundación ICAR 2023 y está siendo aplicado en el Hogar Provincial de Alicante.

Este martes, el presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez, ha participado en la presentación de esta iniciativa, que se ha llevado a cabo en el Hogar Provincial Antonio Fernández Valenzuela, y al que también han asistido la vicerrectora de Formación Permanente y Lenguas de la Universidad de Alicante y catedrática de Tecnología Educativa, Rosabel Roig; el catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la UA, Miguel Ángel Cazorla, IP del proyecto; la doctora en Educación y Profesora Asociada en el Departamento de Didáctica General y Didácticas Específicas de la UA, Rosabel Martines; así como la investigadora predoctoral en Formación Tecnóloga Superior en el Departamento de Filología Catalana de la UA, Verónica Onrubia.

La investigadora Rosabel Martínez Roig explica que el proyecto nació hace un año y medio y que la idea era que el asistente actuara “como una especie de perro guía, a través de una pinza que permite que el robot les siga y camina con ellos, pero que además, interactuara con ellos mediante un dispositivo móvil”. “Este proyecto se ha desarrollado en varias fases y ha contado con la participación de diez usuarios en diversas sesiones”, ha precisado.

Rosabel Martínez Roig señala que el robot, llamado G02, tiene como objetivo promover el envejecimiento activo y reducir del sedentarismo en las personas mayores, además de analizar si su aplicación influye sobre la actitud de los usuarios hacia el ejercicio y su estado de ánimo.

Con forma de perro, consta de cuatro patas articuladas, una cámara delantera y un sensor para la detección de obstáculos, lo que permite crear mapas en tiempo real para un movimiento eficiente en el espacio del que dispone.

Además, puede ser dirigido por control remoto, pero también cuenta con capacidad para seguir a la persona que camina gracias a una pequeña pinza que se sujeta en la ropa del usuario y realiza otras acciones como saludar, saltar, bailar, agacharse y mantiene un sistema de comunicación, gracias a su inteligencia artificial, basado en preguntas sencillas.

 Los resultados que se obtengan de esta iniciativa servirán como hoja de ruta para futuras investigaciones en robótica social, relacionadas con el envejecimiento y la actividad física, destacando la importancia del tratamiento ético de datos personales y la personalización de los asistentes en función del contexto de uso.