- Entrevista
Fecha de primera publicación:
27/03/2025

Iñigo Urrutia Libarona (Jatabe, 1966) ha presentado el informe anual del Aldezle a mitad de su segundo mandato. Nos ha confesado que es suficiente con dos mandatos porque el trabajo del Aldezle es muy intenso; se trata de un trabajo que requiere trabajar la empatía para entender lo que siente quien plantea los temas a tratar. Porque “tenemos que cuidar de nuestra gente”, nos dice. También nos ha mencionado que es imprescindible promover foros de debate, para contrastar las distintas ideas y tomar las decisiones oportunas. Esta es la petición que le dirige a la nueva dirección de la UPV/EHU. También nos ha hecho una propuesta para el titular, pero no le hemos hecho caso.
Según el informe de 2024, han aumentado las materias a tratar, las quejas y las consultas.
Cada vez más gente que se acerca a la oficina y desde el punto de vista de nuestra organización es un aspecto muy positivo; indica que hemos ganado confianza. No siempre satisfacemos el deseo de la gente, pero hacemos todo lo que está en nuestras manos. No me da pereza coger el teléfono y llamar a quien corresponda, al Vicerrectorado, al Decanato… Es verdad que siempre me dirijo con temas que no gustan mucho, con peticiones, quejas… pero me acogen bien y tratamos de darle, en la medida de lo posible, una visión positiva, porque creo que del conflicto pueden salir cosas positivas. Es esa la lectura que hay que hacer del conflicto: cómo unir los intereses que hay detrás del conflicto y cómo sacar la parte positiva. Eso es lo que procuro hacer cuando intento mediar. Y es muy gratificante cuando consigues desatar el nudo.
Pero quien se acerque con una preocupación, querrá que le den la razón enseguida.
Sí, algunas personas vienen muy seguras de su opinión, pero corresponde al Aldezle tratar de entender el problema con todos sus matices, siempre basándome en el punto de vista y el interés de la universidad. La universidad tiene sus propios matices como servicio público y hay que conjugarlos en temas personales. El trabajo consiste en conseguir esos puntos de equilibrio; es un trabajo muy femenino, hay que escuchar mucho, trabajar la empatía, entender bien el porqué de las cosas que se plantean, entender cómo se sienten las personas que se acercan… Tenemos que cuidar de nuestra gente. Lo mejor que tiene la universidad es nuestra gente, las personas; y tenemos que cuidarlas. A partir de ahí nos toca sacar lo mejor que puede aportar cada uno. Es lo que intento hacer, desde la empatía.
Sobre todo, te hacen consultas. En el informe se indica que es porque ese procedimiento es más rápido que el de las quejas. ¿Será un truco para obtener la respuesta del Aldezle?
Son procedimientos muy diferentes. En el caso de las quejas, hay que contrastar diversos temas y recabar mucha información. Suelen ser los temas más graves. Las consultas, en cambio, se pueden tramitar mediante un procedimiento rápido, con llamadas telefónicas. En lugar de adentrarme en procesos profundos, intento obtener las soluciones adecuadas de la manera más rápida. Por eso decía lo de la visión femenina. A veces puede bastar con un par de llamadas, a veces no, pero eso sucede en pocas ocasiones.
¿Y quienes reciben tu llamada o petición lo entienden? ¿Te reciben bien?
Sí, me conocen; saben que soy tozudo. Me ven como el Aldezle y saben que el Aldezle no tiene poder para obligar, sino que le corresponde aportar recomendaciones. Pero les parece que les doy argumentos bien fundados; que hay una razón detrás, y por eso acatan mis consejos.
Entre las recomendaciones de este año, has marcado una línea para decir que el contenido creado con inteligencia artificial no es plagio porque no hay derechos de autor. Eso también es discutible, ¿no?
Sí; sé, por ejemplo, que en Estados Unidos se está tratando con ese debate y están a la espera de alguna sentencia. Pero cuando la legislación europea protege a la propiedad intelectual, protege a la autoría o la contribución del autor; es decir, se protege a la persona. Por tanto, no podemos hablar de plagio si hablamos del producto que ha sido producido por una máquina.
«El alumnado debe tener claro que no puede presentar una producción obtenida mediante inteligencia artificial como propia»
Puede ser un fraude, pero no podríamos considerarlo un plagio. Sin embargo, el alumnado también debe tener claro que no pueden presentar una producción obtenida con inteligencia artificial como si fuera suya. No se podría castigar como plagio, pero sí como fraude académico.
Siempre según la legislación europea de derechos de autor. Pero el uso académico de la inteligencia artificial plantea también debates éticos.
Sí, y habría que tener en cuenta su sesgo. Además, tampoco está muy claro cómo se alimentan estas máquinas; de qué fuente beben… Se toman las opiniones de muchas personas y no está garantizada la cuestión de los derechos de autor. Es cierto que es un mundo nuevo en el derecho administrativo y hay bastante gente estudiando el tema. Eso también traerá algunos cambios en la vida de la universidad, pero tendremos que establecer una convivencia natural con ello; definir bien para qué lo necesitamos, cómo se va a utilizar… Sin darle la espalda, pero dentro de la normalidad.
Has sido bastante crítico con la Ley de Convivencia Universitaria. Dices que marca límites a la autonomía de las universidades, que es una ley que se queda corta. ¿Por qué?
Sí, es un tema que me preocupa y creo que lo que está detrás es la desconfianza de los poderes públicos (en los parlamentos y en las cortes generales), o dicho de otra manera la clase política, hacia la universidad. No sé por qué, pero creo que tienen esa desconfianza, y me parece que tenemos que superarla. Si quieres, puedes usarlo como titular (risas). Lo que ocurre es que esta ley de convivencia abre amplias posibilidades para que cada universidad regule la convivencia (qué está prohibido en la universidad, hasta dónde está permitido…). Se da un amplio margen a las universidades en este sentido. Pero si hay que sancionar actividades ilegales, no se le dota a la universidad de ningún mecanismo. Sería mucho más adecuado, con el fin de ampliar la autonomía de cada universidad, dar alternativas para que cada universidad desarrolle sus propias normas de convivencia y, si hay que castigar el incumplimiento de dichas normas, dar oportunidades a las universidades para que regulen dichas infracciones. Técnicamente era posible, recogiendo en la ley unos principios generales, que cada universidad impusiera sus propias sanciones.
Este es tu segundo mandato en el cargo del Aldezle. Supongo que desde tus comienzos habrá habido una evolución tanto en la actividad como en el conocimiento del servicio…
Desde la oficina del Aldezle se entiende la verdadera sala de máquinas de la universidad. Unas veces soy el asesor, en otras ocasiones una especie de desatascador… Personalmente, y de cara a mi formación, estoy muy agradecido. En mi vida académica y en la investigación he trabajado en la defensa de los derechos humanos y mi labor militante también ha tenido que ver con eso: los derechos humanos, los derechos de las personas vulnerables, la igualdad efectiva y la búsqueda de una sociedad justa… Valores que siempre he tenido presentes y que este trabajo me ha permitido llevar a la práctica; trabajar la empatía y entender los problemas que se plantean con toda su crudeza y matices. Pero es verdad que dos mandatos bastan. Creo que la aportación que puedes ofrecer se hace en dos mandatos. Además, es bastante agotador: entro a las ocho de la mañana y necesito el primer café para las diez, porque para entonces ya he recibido siete problemas. Emocionalmente es muy intenso. La gente viene con problemas y son problemas graves para esas personas; necesitan ayuda, apoyo, consejo. El segundo café para las doce, ¡y así! Además, volveré muy contento a las aulas.
¿Te gusta enseñar?
Sí, mucho. Además, cuando tienes cierta experiencia, cuando se toman actividades administrativas o decisiones administrativas, ya sea el Rectorado, el Gobierno Vasco o algún ayuntamiento… ves que no se pueden tomar con total libertad; hay que tener en cuenta unos parámetros: los derechos humanos, la equidad con las decisiones que pueden ser ideológicas… Es bonito poder explicar todo eso en clase.
¿Te han prestado suficiente atención durante este tiempo o tienes alguna pena por no haberte hecho caso con algo?
Me gustaría tener más foros de debate en la universidad. El recorrido es muy solitario. El alumnado aprende en soledad, el personal docente-investigador investiga en soledad, los autores de tesis trabajan en soledad durante años, en medio del mar, sin poder atisbar la costa, sin muchas referencias… Sería muy interesante tener más foros de colaboración, de debate. Sería positivo que el Claustro de la UPV/EHU, por ejemplo, como foro central, estuviera abierto a debates. Ayudaría a conocer cuáles son los debates reales que conciernen a la universidad y a encauzarlos con la participación de todas las personas.
«Sería muy interesante que hubiera más foros para la colaboración, el debate; y que el Claustro, como foro principal, estuviera abierto a debates»
Es muy enriquecedor cuando ves que uno y otro colectivo coinciden en algunos puntos de vista, o cuando algunas de las cosas que plantea el alumnado son tomadas en consideración, o cuando otro colectivo las hace suyas… Eso es muy enriquecedor.
¿Echas de menos un espacio para el debate de ideas?
Sí. El individualismo, la competencia… Es posible que el propio sistema nos lleve a dichos valores. Una vez le decía a un vicerrector que la gente hacía un esfuerzo enorme y su respuesta fue “sí, vamos muy rápido, pero los demás también, o más”. La grandeza de la Universidad del País Vasco debería venir también del tratamiento que ofrece a las personas más desfavorecidas, no sólo de las medidas que se extraen de los rankings, del número de investigaciones… El tipo de servicio público que prestamos debería estar en el centro. Eso también debería ser una muestra de la grandeza de una universidad pública.
Una exigencia dirigida a la nueva Dirección, entonces.
Sí, analizar algunas cuestiones de forma colectiva y poner en marcha diversos foros. Me parece que desde la pandemia se ha incrementado el individualismo y la competitividad y, en este sentido, deberíamos dar un tratamiento colectivo a diferentes cuestiones, al debate para luego realizar diversas aportaciones a la sociedad, analizar cómo nos cuidamos los unos a los otros… La idea del cuidado es muy interesante, es una idea que viene del feminismo y me parece que es totalmente aplicable en la universidad: analizar y desarrollar los mecanismos que tenemos para cuidarnos mutuamente. La universidad debería establecer mecanismos eficaces para poder participar en las decisiones.
Poner el despacho del Aldezle más a mano tampoco estaría mal, ¿no? Estás en la 3ª planta de la biblioteca del Campus de Leioa, ¡casi escondido!
No estaría mal estar más accesible, pero no me quejo. De todas formas, estaría bien estar más visible para que la gente se acerque más fácilmente.