Madrid, 17/01/2025.- La vuelta a la Casa Blanca de Donald Trump, que ha manifestado su intención de aplicar políticas proteccionistas durante este nuevo mandato, supondrá un reto para las empresas europeas y españolas. La intención manifiesta de imponer aranceles elevados (entre el 10% y el 20%) a todos los productos importados, sumada a la posibilidad de reavivar antiguas disputas comerciales, ha sembrado cierta incertidumbre sobre las exportaciones españolas de bienes al mercado estadounidense. Habrá que esperar a ver si las amenazas de aplicar aranceles se materializan, o se trata de una posición de partida para iniciar una negociación de carácter comercial con los países o zonas comerciales que puedan verse afectados, entre los que se encuentra la Unión Europea.
En octubre de 2019, la Administración Trump, durante el primer mandato de éste, impuso aranceles del 25% a ciertos productos agroalimentarios europeos. Entre ellos, el aceite de oliva, el vino, el queso, y otros productos emblemáticos de España. Estos aranceles fueron una represalia, en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en el contexto de la disputa comercial por las ayudas públicas europeas a la empresa Airbus.
Aparte del agroalimentario, otros sectores afectados fueron el aeronáutico y automovilístico, así como los bienes de lujo y los productos tecnológicos.
Los aranceles al aceite de oliva y vino perjudicaron gravemente a los exportadores españoles hacia EE.UU., quienes sufrieron una fuerte caída de las ventas, perdiendo competitividad frente a otros países. El aceite de oliva, por ejemplo, perdió participación en el mercado estadounidense, con una caída de hasta el 60%.
En el caso de la industria de automoción, si bien la amenaza de aranceles del 25% sobre automóviles europeos no se llevó a efecto, la incertidumbre afectó a las exportaciones de fabricantes en Alemania, España y otros países con posiciones relevantes en el mercado estadounidense (directamente o a través de la participación en cadenas de valor globales).
Como respuesta, España y la Unión Europea presionaron para resolver las disputas comerciales y reducir los aranceles impuestos. Con la llegada de la administración de Joe Biden, se lograron acuerdos que suspendieron temporalmente algunos de estos aranceles, suavizando la situación para las empresas españolas.
En 2025, la eventual nueva política arancelaria estadounidense podría ampliarse a otro tipo de sectores, como energías renovables o productos farmacéuticos, dada la diversificación comercial de España con el país norteamericano.
Lo cierto es que EE.UU. es un destino clave para el sector exterior español. Entre enero y octubre de 2024 fue el 5º destino que acumuló mayores niveles de exportación española de bienes en términos de valor, concentrando asimismo a 27.123 operadores nacionales que vendieron sus productos al mercado norteamericano en el periodo.
España exportó a EE.UU. bienes por valor de 21.000 millones de euros en 2023 (más del 1% del PIB español), aproximadamente, entre los que destacaron los bienes de equipo (principalmente, motores de todo tipo: propulsión, hidráulicos, de émbolo, propulsores, eléctricos, etc. y para vehículos tractores, automóviles, motocicletas, barcos, construcción, etc.) y semimanufacturas (en especial, productos químicos-farmacéuticos o material de construcción), así como productos agroalimentarios (con particular peso de aceites y grasas). Pero hay mucha diversificación.
Por último, debe señalarse que la exposición de la economía española a un incremento de los aranceles en EE.UU. es inferior al que presentan otros socios comunitarios. Entre los grandes países de la Unión Europea, Italia y Alemania concentran un porcentaje de sus exportaciones de bienes en el país norteamericano en el entorno del 10% de su correspondiente PIB, Francia alrededor del 7% y España por debajo del 2%. A cierta distancia de otros países, como Irlanda, Chipre, Luxemburgo o Bélgica, cuya exposición es especialmente elevada.
En este entorno, las empresas españolas son conscientes de su vulnerabilidad en un contexto de mayor tensión comercial, de ahí que, a partir de las tensiones comerciales generadas en aquella etapa, se han ido preparando mediante la diversificación de mercados, la negociación con socios comerciales y el fortalecimiento de sus cadenas de suministro. También vienen explorando la creación de inventarios estratégicos en EE.UU., especialmente las medianas y grandes compañías, y el uso de tratados de libre comercio con otras regiones como alternativa para reducir la dependencia de mercados sujetos a cierta inestabilidad e incertidumbre.
- ¿Qué estrategias adoptaron las empresas españolas para adaptarse a la guerra arancelaria durante la pasada presidencia de Trump?
Durante la anterior administración Trump, las empresas españolas afectadas expandieron su presencia en mercados emergentes (en particular, se exploraron alternativas en Asia, Oriente Medio y América Latina). También buscaron nuevos socios comerciales y avanzaron acuerdos con importadores y distribuidores estadounidenses para renegociar precios, plazos y condiciones, buscando repartir el impacto de los aranceles. Algunos productores trasladaron operaciones a terceros países para evitar los aranceles y también los hubo que centraron sus esfuerzos en la consolidación de su posición en el mercado europeo y compensar de esta forma las pérdidas en Estados Unidos.
En sectores donde los márgenes lo permitían, las empresas optaron por absorber parte de los aranceles para evitar trasladar el incremento al consumidor final y mantener su competitividad.
Empresas en sectores como el vino y el aceite de oliva exportaron productos en formatos no sujetos a aranceles, como envases industriales, o redirigieron ventas hacia mercados secundarios.
De materializarse las amenazas de la nueva administración estadounidense, las empresas españolas podrían aplicar estas lecciones para prepararse ante posibles nuevas trabas comerciales, reforzando cadenas de suministro globales, explorando o consolidando relaciones comerciales fuera de EE.UU. y utilizando la digitalización para acceder a nuevos mercados.
- ¿En qué medida los aranceles perjudicaron a las pequeñas y medianas empresas (PYMES) españolas en comparación con las grandes corporaciones?
Las pymes españolas con exposición a EE.UU. fueron especialmente vulnerables debido a su limitada capacidad para diversificar mercados o ajustar precios, al contrario que las grandes empresas, las cuales lograron mitigar el impacto mediante estrategias globales.
Hoy, las pymes podrían enfrentar desafíos similares, agravados por la inflación y el aumento de costes, lo que reforzaría la necesidad de políticas de apoyo específicas para impulsar su diversificación y mejora competitiva (por ejemplo, mediante las innovaciones, de producto o proceso, o el impulso de la marca y la diferenciación).