«Igual que se enseña a mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, es esencial educar en el uso responsable de internet»

  • Con motivo del Día Internacional de la Internet Segura, expertos de la Universidad Europea insisten en la importancia de una mediación parental activa y restrictiva que eduque a los menores sin prohibir, permitiéndoles ganar autonomía y seguridad en el entorno digital
  • El contacto con extraños, el ciberacoso y la exposición a contenidos inapropiados se sitúan entre los riesgos más comunes que enfrentan niños y adolescentes en redes sociales

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El ciberacoso, la suplantación de identidad y el robo de datos personales son algunos de los riesgos que acechan a los menores cuando navegan en redes sociales o plataformas de entretenimiento online, según alerta el doctor en Informática y profesor de la Escuela de Ciencias, Ingeniería y Diseño de la Universidad Europea de Valencia, Jesús Friginal. “Debemos promover una cultura 360º de ciberseguridad alrededor de las familias y los educadores”, asegura, destacando que, igual que se enseña a mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, es esencial educar también en el uso responsable de Internet y en la protección de la privacidad.

Para Friginal, la clave está en combinar educación y control a través de una mediación parental activa y restrictiva, “hay que enseñar a configurar la privacidad de las cuentas y a utilizar contraseñas seguras, pero también establecer normas y límites de uso, como horarios o herramientas de control parental”. No obstante, matiza que no se trata de prohibir, sino de guiar “queremos niños autónomos y seguros, no dependientes o con sensación de vigilancia excesiva”, añade.

En esta misma línea, Jorge Ramiro Pérez, profesor de Criminología Aplicada a Espacios Digitales en la Universidad Europea, subraya la importancia de fomentar una actitud crítica y el diálogo sin tabúes, “muchas veces los menores no se atreven a hablar de lo que han vivido online por miedo al juicio o a represalias. Debemos construir un clima de confianza donde se sientan escuchados”. Pérez incide en el peligro de la sobreexposición a redes sociales, ya que sus algoritmos pueden generar “adicciones, problemas de autoimagen y brechas generacionales”.

El profesor de Criminología Aplicada a Espacios Digitales en la Universidad Europea propone también compartir experiencias en familia, como ver juntos vídeos o streams, y dialogar abiertamente sobre contenidos sensibles (pornografía, activismo, negacionismo…), al tiempo que se establecen límites negociados. “Niños y niñas no pueden ser educados únicamente por creadores y creadoras de contenido. Es responsabilidad de los padres y educadores mostrar curiosidad por sus gustos e intereses, sin caer en la moralización o los sermones que generan rechazo”, sostiene.

Señales de alerta como el aislamiento, el incremento de tiempo en línea o la aparición de contenido extraño en sus dispositivos pueden indicar que el menor está experimentando problemas en el entorno digital. “Actuar con rapidez y apoyo es fundamental”, recalca Friginal. En casos graves de amenazas o acoso, “es básico denunciar ante las autoridades y, si es necesario, buscar ayuda de psicólogos y profesionales de la ciberseguridad”. Además, recuerda la línea 017 de INCIBE, un servicio gratuito y confidencial que ofrece asesoramiento en ciberseguridad.

Para ambos expertos de la Universidad Europea, el gran reto actual es que los adultos adquieran la formación necesaria para guiar a los menores. “No podemos pedir a los niños conciencia y educación digital si nosotros mismos no estamos preparados”, concluye Friginal.

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