Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Jesús de Miguel – 8 nov 2024 10:04 CET
“IA Centrada en las Personas: Hacia Modelos del Lenguaje Accesibles y Personalizables (HumanIA)” es el nombre del proyecto nacional que se acaba de poner en marcha, con financiación de la Agencia Estatal de Investigación, y que va a estar liderado por cuatro profesoras, dos de la Universidad Complutense de Madrid y dos de la Universidad Carlos III. El objetivo fundamental del proyecto, según las investigadoras principales de la Facultad de Informática de la UCM, Raquel Hervás Ballesteros y Virginia Francisco Gilmartín, es “lograr un avance significativo en el ámbito de la accesibilidad en Inteligencia Artificial, especialmente para personas con discapacidad cognitiva”.
Virginia Francisco Gilmartín, del Departamento de Ingeniería del Software e Inteligencia Artificial, explica que llevan años trabajando en temas de procesamiento de lenguaje natural, especializándose en aplicar sus conocimientos al área de accesibilidad. A lo que Raquel Hervás Ballesteros, del mismo Departamento y vicedecana de Estudios y Calidad de la Facultad de Informática, añade que en estos años de investigación han “detectado que las personas con discapacidad cognitiva no saben qué son las IA generativas, no saben usarlas o les resulta muy difícil acceder a ellas”.
Desde el convencimiento de que “todas las personas, independientemente de las capacidades que tengan, tienen derecho a acceder a las nuevas tecnologías” han decidido diseñar este proyecto, en colaboración con Paloma Martínez Fernández y Lourdes Moreno López, de la Universidad Carlos III.
De acuerdo con las profesoras complutenses, la IA generativa ha creado un nuevo paradigma de diseño, porque “hasta este momento a los ordenadores les decíamos, paso a paso, lo que tenían que ir haciendo para conseguir nuestro objetivo, mientras que ahora ya pasamos a un nuevo paradigma en el que les decimos cuál es el objetivo y el ordenador se encarga de ver qué pasos tiene que seguir para conseguirlo”.
Se ha pasado, por tanto, de tener unas interfaces gráficas muy complejas, muy estudiadas para que sean accesibles, a unas interfaces en las que escribes un texto, lo que se conoce como prompt, y te devuelve un texto, un vídeo o una imagen, dependiendo de la IA. Además, escribir ese prompt no es fácil, porque “por ejemplo, si le pedimos que nos cuente qué es la fotosíntesis, lo normal es que la explique de manera compleja, así que hay que ir refinando para que la explique en un lenguaje sencillo o como si fuera para un alumno de primaria, con ejemplos, con imágenes…”.
La idea del proyecto HumanIA es “desarrollar una interfaz gráfica que permita generar un prompt de una forma mucho más amigable que un texto, teniendo en cuenta que muchas personas con discapacidad cognitiva no tienen la capacidad de escribir ese texto, ni de anticiparse a lo que necesitan, ni cómo lo necesitan”.
Virginia Francisco Gilmartín reconoce que hay un rango muy grande de discapacidades cognitivas intelectuales e “incluso dos personas a las que podríamos clasificar que tienen la misma discapacidad tienen necesidades y conocimientos diferentes, así que este proyecto está muy basado en la personalización para que el usuario sea quien cree su propia adaptación y pueda decirle al sistema qué es lo que necesita en cada momento”.
Habrá algunos usuarios que puedan utilizar un lenguaje fácil, con palabras sencillas y frases cortas, mientras que otros necesitarán el “complemento de pictogramas, que son imágenes que nos dan conceptos y que nos ayudan a entender mejor el texto”. Con HumanIA cada usuario puede configurar la interfaz y decidir qué es lo quiere y puede ir modificándola según sus necesidades.
Al llevar años trabajando en el campo de la accesibilidad, las profesoras tienen contactos con muchas asociaciones, colegios y colectivos, de tal manera que en este mismo mes de noviembre ya van a tener la primera actividad del proyecto. En concreto va a ser con el programa ACCEDE de la UCM, cuyo objetivo es favorecer la inclusión sociolaboral de jóvenes con discapacidad intelectual a través de un programa de formación para el empleo y la inclusión universitaria. En el entorno de ese título propio las investigadoras van a “presentar las diferentes IA generativas para que los alumnos de ACCEDE las conozcan, trabajen con ellas y les den un feedback sobre qué les cuesta y qué no, qué necesitan, cómo quieren hacer las preguntas… En definitiva, los problemas reales que luego hay que corroborar con las hipótesis que ya se han elaborado”.
En este proyecto, de tres años de duración y en el que se busca también reducir la huella de carbono, el grupo de la UCM se va a encargar fundamentalmente del desarrollo de las interfaces, mientras que el de la Universidad Carlos III se centrará más en “hacer el lenguaje fácil de los corpus y los textos que hacen falta para afinar los modelos que hay detrás de la IA generativa, hacerlos de verdad adaptados para personas con discapacidad cognitiva, y en castellano, que es una cosa que no se suele hacer”.
El grupo complutense está formado, además de por las dos investigadoras principales, por otras cuatro personas, repartidas entre la UCM, la UNED y la Politécnica de Cataluña”.