Gil Morán convierte la Sala de Exposiciones de la Universidad de Oviedo en su ‘Lugar de refugio’

El artista de origen leonés inaugura este miércoles su segunda muestra en el Edificio Histórico con más de una veintena de obras que recogen su singular universo abstracto | El artista, acompañado por la vicerrectora de Extensión Universitaria y Proyección Cultural, María Pilar García Cuetos, y por el comisario, Gabino Busto Hevia, inaugura esta tarde la exposición, que se podrá ver hasta el 30 de marzo | En ‘Lugar de refugio’, Gil Morán se mantiene fiel a su esencia sin abandonar el carácter reivindicativo de sus pinturas | “Sin dejar de lado una fuerte carga expresionista, Gil Morán consigue elaborar composiciones marcadas por un equilibrio que, a quienes le conocemos, nos remite directamente a su solidez interior”, ha destacado la vicerrectora
 

El artista Gil Morán (León, 1959) inaugura este miércoles Lugar de refugio, su segunda muestra en la Sala de Exposiciones de la Universidad de Oviedo. Un recorrido por su obra reciente a través de más de una veintena de pinturas que recogen su esencia sin perder de vista su lado reivindicativo. La vicerrectora de Extensión Universitaria y Proyección Cultural, María Pilar García Cuetos, y el comisario, Gabino Busto Hevia, acompañan al autor esta tarde (19:00 horas) en el acto de inauguración de una exposición que se podrá visitar hasta el próximo 30 de marzo.

No es la primera vez que las obras de Gil Morán se exhiben en la Sala de Exposiciones de la Universidad de Oviedo. En 1998, sus Memorias de África ocuparon las paredes que ahora utiliza como Lugar de refugio, una efeméride que deja entrever su dilatada trayectoria pictórica. En aquel momento, el artista asentado en la cuenca del Nalón ya mostraba cuál sería su camino, que no ha dejado de evolucionar sin estar siempre ceñido a su sello distintivo y de la mano de la abstracción. 

La vicerrectora de Extensión Universitaria y Proyección Cultural, María Pilar García Cuetos, define a Gil Morán como “un creador fiel a su esencia y a su compromiso sin fisuras con la búsqueda de una forma creativa singular y coherente al servicio de una profunda reflexión sobre la realidad”. En el catálogo de la exposición, García Cuetos alaba su trayectoria y su afán experimental, lo que le ha llevado a interesarse por romper con los límites canónicos. 

“Sin dejar de lado una fuerte carga expresionista, Gil Morán consigue elaborar composiciones marcadas por un equilibrio que, a quienes le conocemos, nos remite directamente a su solidez interior. Me atrevo a decir que transmite esa solidez cercana, esa firmeza propia de sus orígenes leoneses, unidos a un profundo compromiso con la Humanidad en mayúsculas. Desde aquellas obras en las que se acercaba al sufrimiento de África, a las más recientes en las que, como muchas personas de su generación, se acerca con ternura y con nostalgia al pasado reciente de la Asturias industrial”, reflexiona la vicerrectora.

María Pilar García Cuetos destaca, además, el carácter reivindicativo de la obra de Gil Morán. “No todo es poesía o lirismo, aunque es imposible no sentir ese aliento en su obra. Aunque su paleta cromática se haya transformado, estamos ante un artista que no ha abandonado su fuerza expresiva y las raíces de su vida en un territorio tan singular como la cuenca del Nalón, que a lo largo de su vida ha recorrido por completo hasta afincarse en la desembocadura de un río que, como él, ha sabido renacer de todo”, subraya la vicerrectora de Extensión Universitaria y Proyección Cultural.

Una veteranía “acrisolada y prolífica”

Por su parte, el comisario de la exposición, Gabino Busto Hevia, hace hincapié en la veteranía “acrisolada y prolífica” de Gil Morán dentro del abstraccionismo expresivo. Es la vigésima exposición individual de un artista al que califica como “distinguido por su precoz y metódico autodidactismo; leal al medio pictórico; con constante actitud investigadora; envidiable autodisciplina y un bagaje conceptual en perpetua renovación”. Todo ello ha llevado a que el autor de Lugar de refugio sea “una de las voces más reconocibles y estimadas del actual arte asturiano”.

En la selección de obras que se pueden ver en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, Busto Hevia asegura que “parece constatarse la recuperación de un buen número de las formulaciones inaugurales del autor, gestadas a mediados del decenio de 1990, lo que probaría una tendencia estilística de carácter pendular, que alternaría las fases sobrias, severas y monocromáticas con las barroquizadas, opulentas y coloristas”. 

En todo caso, concluye el comisario, “Gil Morán, en sintonía con los grandes creadores abstractos, nos incita a mirar más allá de lo visible, a conocer nuevas experiencias visuales, a ensayar nuevos estados de conciencia y a buscar en la expresión plástica ese lugar de refugio desde el que encarar lo riesgos de la vida con templanza, serenidad y entereza”.