Generación XXI/ ¿Podemos profundizar un poco más en los debates sobre juventud, machismo y masculinidad?, por Lionel Delgado

El secretario confederal de Juventud, Adrià Junyent, acompañó a Lionel Delgado y a Sonia
Encinas, comunicadora y sexóloga feminista, en el podcast MASCULINIDADES: ¿Y los
hombres qué? Redpill, manosfera, aliados y vulnerabilidad.

El secretario confederal de Juventud, Adrià Junyent, acompañó a Lionel Delgado y a Sonia
Encinas, comunicadora y sexóloga feminista, en el podcast MASCULINIDADES: ¿Y los
hombres qué? Redpill, manosfera, aliados y vulnerabilidad.

Desde hace un tiempo, la preocupación por el aumento entre los jóvenes (especialmente entre los varones jóvenes) de valores, comportamientos y discursos reaccionarios ocupa portadas, jornadas y páginas. Intentaré en las siguientes líneas poder aportar una mirada novedosa sobre el tema planteando algunos elementos que, por desgracia, no son tan comunes en nuestras conversaciones sobre juventud y género.

1. Cuidado con el alarmismo

La juventud es este espacio liminal, raruno y molesto entre la infancia y la adolescencia, que no sabemos cuándo empieza ni cuándo termina y al que achacamos caos hormonal, inmadurez y pocas certezas. Esto, que puede ser la raíz de lo que se llama como adultocentrismo (una mirada adulta que juzga a lo no adulto como incompleto e inferior), si se mezcla con la alarma social que generan los discursos sobre la radicalización juvenil, nos puede estar haciendo errar el análisis.

En el tema de las masculinidades jóvenes, las investigaciones disponibles apuntan a que, en lo que respecta al feminismo, hay una diversidad compleja de posiciones e ideas. ¿Existe un problema de distanciamiento de los jóvenes a las políticas de igualdad? Sí. ¿Hay una expansión de valores reaccionarios y negacionistas de las violencias de género en internet? Sí. ¿Quiere decir eso que podemos decir algo así como que “los jóvenes son machistas? Desde luego, debemos ser más cautos.

No podemos reducir las reflexiones sobre el machismo juvenil a si están de acuerdo o no con el feminismo, cuando los jóvenes dan muestras de mayor versatilidad en la expresión de género, en mayor implicación en valores igualitarios o cuestionamiento de normas tradicionales de género. La situación es mucho más rica y compleja de lo que se plantea.

2. El problema de los medios

La cultura mediática española está presa de una dinámica de la búsqueda neurótica de un flujo de visitas en las páginas (que es la que genera cifras que permite que la publicidad segmentada sea rentable). Eso ha hecho que, con tal de aumentar visitas se permita de todo: clickbaiting, rage bait (llamar a la visita alimentando la rabia), sensacionalismo… Y los debates sobre la juventud no se han librado de este marco. Titulares como “el 15% de los chicos niega la violencia de género” (RTVE), cuando el subtitular y el cuerpo del artículo dicen “de media, el 74% juzga la violencia machista como un problema social muy grave”, deberían estar regulados…

3. La importancia de darles espacio

Los que llevamos años trabajando con chavales, profesorado y/o entornos pedagógicos no formales, vemos que lo que sienten los chicos es una mezcla de desconfianza, revanchismo por sentir que no tienen derecho a expresarse y, a la vez, una sensación de señalamiento constante. Faltan espacios donde los chicos puedan hablar y sentir que, aunque se les señale, su voz es importante y les dejamos que hablen sobre eso que se les señala.

Más que chavales puramente antifeministas, hay un abanico de posiciones de chicos que creen que la igualdad está bien pero no el feminismo, o que se ven seducidos por posturas irónicas de no tomarse nada en serio y reírse de todo, o que no entienden ciertas cosas sobre el consentimiento, o que ante la duda sienten que si preguntan se les tachará de machistas así que terminan por mantenerse desinformados. Algunos ven como excesivo hablar tantas veces de violencia, y otros están distantes porque los talleres no les apelan en sus problemas cotidianos.

¿Por qué en los talleres para chicos no hablamos de las cosas que sabemos que les atraviesa? Ligar, deporte, celos, inseguridades con el cuerpo, tristeza…

4. Hay esperanza

Lo bueno es que salen algunas voces que entienden esto y proponen cambiar la forma de abordar las problemáticas de género en la juventud. La Psicowoman, Pamela Palenciano o el proyecto Bróders son buenos ejemplos. Este último es un proyecto que está comenzando desde hace poco y que se propone crear un entorno digital (en la página www.broders.es) donde los chicos jóvenes puedan sentir que pueden comentar las cosas que les atraviesan en espacios sin violencia, sin trolls y sin odio.

La educación emocional es un músculo, y debemos generar dinámicas que permitan que los chicos aprendan poco a poco a identificar emociones, a exponer sus malestares. Y es importante que se les pueda recoger y dar respuesta a sus preguntas desde una mirada transformadora, que relacione su malestar con una masculinidad exigente y dañina.

Y en Bróders se hace a través de varias líneas de actuación: creación de contenidos para incidir en debates públicos, un foro donde los chicos pueden hablar entre ellos de los temas que quieran, un chat uno a uno donde de manera anónima un chico puede hablar con un profesional especializado en acompañamiento juvenil, y la posibilidad de solicitar acompañamiento telefónico gratuito con un profesional para casos más delicados.

Necesitamos probar cosas nuevas con los chicos. Las herramientas tradicionales no han tenido el resultado esperado, los chicos están prefiriendo retóricas de odio a las igualitarias no sólo porque las de odio sean más atractivas, sino porque las nuestras a veces no han sabido dar salida a inquietudes de los chicos. Y necesitamos hablar sobre ello.

Lionel Delgado (@lio.delg) es filósofo, sociólogo y experto en masculinidades

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