Texto: Jaime Fernández, Fotografía: Cultura UCM – 29 may 2025 15:32 CET
El 29 de mayo, Gabriela Giménez ha presentado su TFG sobre el flamenco y su vinculación con la identidad gitana en el grado de Antropología y sólo unos días antes, el 22 de mayo, se subió al escenario de la Facultad de Bellas Artes de la UCM para ser la protagonista de uno de los conciertos del ciclo AIEnRuta Flamencos, iniciativa musical que también lleva a la cantaora a la Universidad de Alcalá de Henares, al Festival Milnoff y al Festival Internacional de Música y Danza de Granada.
Como acabas de presentar tu TFG, empecemos por ahí. ¿Qué tal te ha ido la experiencia?
Pues ha salido bastante bien, la verdad. Estaba más tranquila de lo que me esperaba. Me decía mi madre hoy que me lo tomase como un bolo más, y seguro que en la presentación me ha ayudado estar acostumbrada a estar expuesta delante del público.
¿Te gustaría seguir estudiando algo en la Complutense?
El máster que más me llama la atención es el de gestión cultural, pero sé que al cante hay que dedicarle mucho tiempo si quiero centrarme en ello y como me va bien trabajando, de momento voy a aparcar los estudios. De todos modos, es algo que no descarto para un futuro, porque la verdad es que sí que me gustaría hacerlo.
¿Ha sido fácil compaginar los estudios con el trabajo?
Durante toda la carrera sí ha estado bien, pero este último año ha sido horrible, muy difícil. Entré con 17 años y tampoco tenía la magnitud de trabajo que tengo ahora, y de hecho ni siquiera sabía si me iba a dedicar 100% al cante. Pero este último curso, que ya me fui de gira en verano y todo ha empezado a rodar, ha sido bastante complicado. Por eso ahora mismo voy a dedicarme a cantar lo más que pueda, porque además todavía estoy en el conservatorio profesional de música, que espero acabar el año que viene ya que quiero hacer dos cursos en uno para terminarlo antes.
Vienes de una familia de músicos y desde pequeña ya sabías hacer palmas.
Sí, sí, sí, y es que es algo que siempre ha estado en casa. No tengo conciencia de cuándo empecé a saber muchas cosas del flamenco porque las he aprendido tan naturalmente como el que aprende a hablar. A mí, por ejemplo, nunca me han tenido que enseñar el ritmo de un palo flamenco, aunque es cierto que luego he tenido que estudiar mucho, escuchar a cantaores y ponerme más las pilas, pero muchas cosas las he aprendido de forma muy natural.
¿Y por qué elegiste el cante?
La verdad es que cantar es lo que siempre me ha gustado más. Mi madre es bailaora y me metió desde pequeña en clases de baile, en clases de ballet y un montón de cosas, pero estaba claro que no era lo mío. Y mi padre, que es el guitarrista con el que suelo ir a los conciertos, me intentó meter en la guitarra, pero tampoco era lo que me gustaba. Yo, siempre en casa, y como hobby, estaba canturreando, sin darle importancia, y mis padres nunca habían pensado que me iba a dedicar al cante hasta que con 15 años se lo dije a mi madre. Es cierto que antes de eso, con 13 años, mi madre me había apuntado a una academia para dar clases de canto, pero como actividad extraescolar, y ahí cantaba otro tipo de música, cantaba en inglés, me gustaba mucho el soul y cantaba pop, y cosas así, que es un poco con lo que empezamos todas las niñas. A mí siempre me ha gustado mucho el flamenco así que un día le dije que quería aprender a cantar flamenco, y mi madre se quedó muerta porque no se lo esperaba.
¿Ahí fue cuando empezaste en Casa Patas y luego seguiste en el conservatorio?
Sí, en Casa Patas estaba Paco del Pozo, que es mi profesor todavía en el conservatorio, y con él me di cuenta de que realmente sabía muchas cosas, naturalmente, pero había muchos palos del flamenco y muchas otras cosas de las que yo no tenía ni idea, y es que hasta que no te pones a estudiarlo no te das cuenta de la magnitud que tiene todo esto. Luego, el conservatorio me está aportando muchas cosas, principalmente porque tengo un gran maestro, Paco del Pozo, quien aparte de ser un gran cantaor, es un gran profesor, y no hay muchos en el flamenco, porque enseñar a cantar flamenco es muy complicado. Ten en cuenta que es un género que se canta un poco de forma natural, y ahora es cuando está empezando a haber cantaoras y cantaores que estudian técnica vocal, y desde que la disciplina se ha metido en los conservatorios está como más reglamentado, pero realmente es un género de la calle, como si fuera el rap, y por eso, profesores de flamenco que te puedan enseñar hay muy pocos. Paco es un gran maestro porque se ha dedicado a hacer una metodología para aprender a cantar y lleva muchos años enseñando.
En el conservatorio, además, tenemos que hacer otras asignaturas como hacen todos los músicos, armonía clásica, análisis de partituras, o sea, no solo cante flamenco. Yo estoy en clase con las trompetas, con los pianistas, y eso te da una visión y te da a conocer otro tipo de música, te hace ser músico.
Según la crítica tienes una voz potente, muy bien construida, comparable a la de una soprano lírica. ¿Te has planteado cantar de manera profesional algo que no sea flamenco?
Me encanta la música en general, y cuando tengo alguna oportunidad de cantar en algún sitio otra cosa, lo hago, como los boleros o la salsa. Lo que pasa es que cuando te metes en el flamenco es una industria muy ortodoxa y en cuanto te sales ya te tachan de alejarte de la pureza. Yo me he visto obligada muchas veces a encorsetarme a la hora de hacer un recital estrictamente en lo que se considera flamenco, porque, por ejemplo, en Suma Flamenca Joven, donde he estado este año, tienes que defender un recital de cante flamenco y punto, ahí no te puedes poner a “versionar tonterías» como dicen los puristas. Ahora mismo estoy centrada mucho en el cante flamenco porque me apetece y porque lo considero necesario, pero sí que me gustaría, más adelante, cuando mi carrera se vaya desarrollando más, poder grabar canciones propias que estarían muy dirigidas a la fusión.
¿No crees entonces, como los puristas, que con la fusión se pierde la esencia del flamenco?
No lo veo así, porque creo que el flamenco es libertad y como cualquier otro tipo de música debe tener la libertad para expresarse, para cambiar y para evolucionar. Siento que muchas veces cuando critican los nuevos movimientos y las nuevas fusiones que se hacen con el flamenco, está pasando como cuando criticaban a Enrique Morente por hacer el disco de Omega con los Lagartija Nick, que mezcló el rock y el flamenco y todo el mundo se volvió loco, que eso no era flamenco, e incluso le tiraban tomates. Luego se le ha considerado un genio, un revolucionario al que todo el mundo admira y valora, y lo mismo pasó con Camarón y con La leyenda del tiempo. En su momento los puristas y los ortodoxos los atacaban y luego han sido los que han llevado el flamenco a nivel internacional y los que movieron la escena del flamenco y la llevaron a una escala que no se había alcanzado en la vida. Si por las críticas se hubieran echado para atrás, no habría pasado eso y el flamenco no hubiera evolucionado hasta lo que ha evolucionado hoy en día, así que creo que es totalmente necesario.
¿Y qué papel podéis jugar ahí los jóvenes?
Las cantaoras y los cantaores jóvenes que están sacando ahora discos están haciendo flamenco, y muy buen flamenco, pero están metiendo electrónica, cosas actuales, y creo que es totalmente necesario, principalmente para que llegue a la audiencia, quizás mejor que simplemente haciendo un flamenco súper ortodoxo. Si somos jóvenes al final vamos a transmitir lo que está pasando en la escena de ahora, porque yo no puedo cantar como la Paquera de Jerez, no puedo cantar como la Niña de los Peines, porque no sufro las penas que sufrieron esas mujeres ni vivo sus vidas. Yo tengo mis bases en YouTube, escucho todo tipo de música y todo lo que yo recojo al final lo voy a transmitir cuando saque algo personal.
Tú naciste en Madrid en 2003. ¿Cómo está el panorama musical flamenco en esta ciudad?
Hay bastante más gente en Andalucía, sobre todo de cantaoras y cantaores jóvenes, pero como Madrid es Madrid, y “de Madrid al cielo”, lo cierto es que el panorama de trabajo laboral que ofrece la capital no lo ofrece Andalucía. Así que un montón de gente andaluza se viene a Madrid a trabajar y el resultado es que hay muchísimo flamenco en Madrid, a lo mejor no tanto porque sean gente de aquí, sino porque se han tenido que venir a trabajar, porque aquí es donde está el trabajo, es donde están los tablaos, es donde están los mejores estudios de grabación, están las salas como el Café Berlín, como la sala Caracol, que dan actuaciones todos los días. La movida musical está en Madrid, y la del flamenco también.
¿Cómo está siendo tu experiencia al formar parte del ciclo AIEnRuta Flamencos?
Mandé un dossier, aunque no me esperaba nada, pero es verdad que sabía que tenía una buena carta de presentación al haber estado en Suma Flamenca. Por eso me hizo mucha ilusión cuando me llamaron, además se están portando súper bien. Estoy súper agradecida con ellos porque me han dado un montón de fechas, me han metido en festivales con gente con la que en la vida habría pensado trabajar. Por ejemplo, el 3 de junio voy al Milnoff de Granada, que es un festival bastante importante, y vamos a estar con un maestro como Pepe Habichuela, o con Antonio Carmona. Además, los sitios están siendo no sólo bonitos, sino que tiene un sonidazo increíble, como el concierto en la Complutense que fue genial, con un sonido maravilloso.