El pensador y activista Amador Fernández Savater ha participado hoy 28 de marzo en la Universidad de La Laguna como conferenciante de cierre de las jornadas Explorando las fronteras de la sostenibilidad, organizadas por las dos instituciones de educación superior públicas a través del proyecto Lidescan. El también autor disertó acerca de los tres colapsos que se dan hoy en día en el plano individual, social y terrestre, y las tres ecologías que deberían darse para cada uno.
Expertos y expertas en ecología, urbanismo, demografía, economía, energías renovables o arquitectura han ofrecido durante estos dos días su visión acerca de nuevas oportunidades para profundizar en el concepto de sostenibilidad desde una visión más holística y comprometida, atendiendo a todos los factores que influyen en nuestro modelo de vida y de crecimiento.
“La filosofía no es la receta de nada, pero puede servir para pensar algo de manera diferente, desde otro punto de vista”, señaló al comienzo de su intervención Fernández Savater, quien se mostró partidario de mirar lo que no funciona, lo que no encaja, a partir de tres síntomas: el primero se sitúa en lo personal, porque son evidentes los problemas de salud mental o los ataques de pánico entre la gente joven. El segundo se refiere a lo social, porque se da un desbordamiento de las instituciones y de los tejidos comunitarios, mientras que el tercer síntoma afecta a lo terrestre, a través del cambio climático y la destrucción de los ecosistemas.
En los planos individual, social y planetario es claro que los síntomas guardan relación con el fenómeno de la saturación, de desbocamiento, con la sensación de que ya no aguantamos más. Este desbordamiento está amenazando con el consiguiente colapso, porque al ataque de pánico le puede suceder la depresión; en el caso del cuerpo social, se produciría el estallido de los vínculos; y en lo referente a lo colectivo, la naturaleza, la propia supervivencia del planeta estaría en juego.
Detrás de estos tres colapsos en sus diferentes vertientes figura un mismo principio de realidad: el rendimiento. Los cuerpos tienen que estar productivos, los vínculos sociales también están estresados y también afecta al propio planeta. “Hemos interiorizado el mandato de productividad, y si no lo hacemos nos sentimos fracasados”. Se instala así la competitividad general como forma de relación con los sujetos, reconoció.
En su opinión, el auge de las extremas derechas está relacionado con ese principio de rendimiento llevado al máximo. “Se trata de no ver el síntoma; es un apuntalamiento autoritario del principio de rendimiento como principio de realidad, porque eso no se va a tocar, caiga quien caiga”, expuso Fernández Savater. “El problema es que el discurso crítico no se hace cuerpo, no se incorpora como forma de vida. Por tanto, ni la crítica ni los relatos se imponen como alternativa de transformación”, indicó, haciendo ver que no le hacen mella a la extrema derecha. “No necesitamos relatos nuevos, sino experiencias nuevas, cogerle el gusto a otras cosas que nos lleven a una relación distinta con nosotros mismos y con los demás”.
Si hay tres colapsos necesitamos tres ecologías: la de uno mismo, la de la relación con los otros y la del cuidado del planeta. Hay que pensarlos juntos, entrelazados. “La sensibilidad es un campo de batalla política, es decir, el decrecimiento es una mera retórica si no hay un verdadero deseo de decrecer”.
El escritor se preguntó cómo cambiar el deseo, lo que constituye un desafío de primer orden. Se trata del deseo como motor, como empuje de la vida. Por eso aseveró que la política tiene que tocar el deseo de la gente. “La política tiene que incorporar lo artístico, lo estético y lo terapéutico”.
Para Fernández Savater lo que hace el capitalismo es “obturar la imaginación”, sin dejar un canal abierto. “No hay lugar para el descubrimiento, porque ya se nos dice desde fuera lo que tenemos que ser y lo que tenemos que desear. Tiene que haber un vacío y una espera, y es ahí donde podemos crear”, contraponiéndolo a los objetos, las tecnologías y las respuestas inmediatas que ofrece continuamente el mercado.