El presidente del PP reconoce que “estamos en el peor momento político” de la democracia debido a la “degradación” a la que nos está llevando el Gobierno y defiende que “es preciso desterrar la mala política e impulsar la buena” como una necesidad para “administrar de forma democrática”
Reconoce sentir una “profunda decepción” con lo que ocurre en España “todos los días” y alerta de que lo pagaremos todos, al tiempo que se compromete a reconstruir todo lo que ha dañado Sánchez con políticas de Estado “honestas” para favorecer a los ciudadanos. “Ni a un trabajador ni a un ejecutivo les favorece la inestabilidad, el sobresalto o la corrupción de las instituciones”, advierte
Se niega a “contribuir al enfrentamiento entre empleados y empleadores” y censura la “pretendida polarización” del Gobierno: “Es responsabilidad de los poderes públicos hacer exactamente lo contrario”
En contraposición con el Gobierno de España, subraya que ningún empresario confunde dirigir una empresa con “simplemente estar en la dirección” ni ningún empresario confunde “el buen desempeño de su misión con la mera resistencia”. “Dirigir es servir, no servirse”, puntualiza
Rechaza el “triunfalismo económico” del Gobierno cuando los jóvenes perciben el riesgo real de vivir peor que sus padres y los españoles acusan problemas como la pobreza general e infantil, el paro, la precariedad o el alto precio de la vivienda
Llama la atención sobre las “señales inquietantes” que muestra la economía española y la “falta de confianza” en ella, después de que solo haya habido tres presupuestos en seis años, se haya generado inseguridad jurídica y haya caído a la mitad la inversión extranjera
Critica la política fiscal del Gobierno, tras las 81 subidas de impuestos “y 46 más en cartera”, que no han servido ni para cuadrar las cuentas públicas ni para proteger a los más vulnerables
Señala la productividad y la competitividad como “dos grandes claves” del crecimiento empresarial, la capacidad de atraer inversiones y la creación de riqueza y empleo de calidad
Sitúa como grandes pilares de su “agenda reformista” una política económica orientada a la creación de empresas y que ponga especial atención a las pymes; una política energética que busque el equilibrio entre el medio ambiente y la actividad económica; y una política industrial que apuesta por sectores de alto contenido tecnológico
Pide una política educativa que permita “cerrar el gap” que existe entre la formación y las necesidades del mercado laboral porque “no podemos tener más de medio millón de jóvenes en paro cuando hay 150.000 puestos de trabajo sin cubrir”
Defiende una política fiscal “atractiva” y capaz de atraer “talento e inversión”. El “mercado persa” vivido en el Congreso con el paquete fiscal del Gobierno “ahuyenta a cualquier inversor y con razón”, critica
Pide que España y Europa avancen en la soberanía tecnológica, en el uso de nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial o la ciberseguridad y propone mayor innovación, competitividad y estabilidad para superar “la parálisis legislativa actual” y poner en marcha “reformas estructurales e inversiones necesarias”
Cree que la Inteligencia Artificial “es el presente y el futuro” y asume como responsabilidad de los gobiernos “fomentar los beneficios inimaginables”, así como “evitar los riesgos” que pueda haber, especialmente en el posible aumento de la desigualdad y de la brecha digital que puede abrirse
Defiende bajar el IRPF a las clases medias para hacer frente a la inflación y a que a los datos indiquen que un 25% de la población está en riesgo de pobreza