La Cátedra Concepción Arenal de Agenda 2030 de la Universidad de Oviedo organiza un debate en torno al futuro de las infraestructuras hidráulicas
Una reflexión sobre el agua como recurso fundamental fue el eje central del diálogo que la Cátedra Concepción Arenal de Agenda 2030 organizó el pasado día 12 de mayo en el edificio histórico de la Universidad de Oviedo. Los ponentes estuvieron de acuerdo en varios aspectos fundamentales sobre la importancia que el agua, como recurso limitado, debe tener en la economía circular: las necesidades de una mayor inversión en infraestructuras, el incremento urgente de la depuración y la concienciación social.
El acto contó con la presentación de la directora de la cátedra, Rosario Alonso, quien abogó por “la planificación del agua como elemento que ocupa un lugar esencial en los documentos estratégicos que orientan la mitigación y la adaptación a los efectos del cambio climático”. El proceso de transición energética dijo Alonso, “obliga, en sentido jurídico, a tener que tomar en consideración la planificación hidrológica, que es un tema de extraordinaria relevancia”. El debate fue conducido y moderado por el decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en Asturias, Vidal Gago, quien fue planteando preguntas fundamentales a los ponentes.
Así, en el primer bloque de cuestiones, se debatió en torno a la definición de economía circular y su aplicación a los recursos hídricos. Para Montserrat Zamorano, vicerrectora de Infraestructuras y Sostenibilidad de la Universidad de Granada, “la EC es, en realidad, un paradigma, un cambio de modelo” en el que sin duda hay que contar con el ciclo del agua como sucede con otros recursos. Zamorano insistió mucho en la importancia de la depuración, lo que incluye la recuperación del líquido como el tratamiento e incluso el aprovechamiento de lodos.
“Debemos incorporar el principio de que quien contamina, paga”, con un paso más hacia la responsabilidad ampliada: lo que costará el llamado tratamiento cuaternario, que ya se ha empezado a aplicar a productores del sector farmacéutico y cosmético, por ejemplo.
José Luis Viesca, catedrático del Dpto. de Construcción y director de la Cátedra Cogersa de Economía Circular de la Universidad de Oviedo, citó algunos indicadores relevantes que dan testimonio de la situación actual del recurso hídrico en Europa y en España. Por ejemplo, señaló que, según la Agencia Europea de Medioambiente, el 20% del territorio europeo y el 30% de la población sufre estrés hídrico cada año. O que, Eurostat y el Índice de Riesgo Climático Global sitúan a España como el cuarto país de Europa y octavo país del mundo, respectivamente, con mayores pérdidas económicas por fenómenos meteorológicos extremos y eventos climáticos y ello sin considerar los efectos de la DANA que azotó Valencia y otras zonas de España a finales de 2024. Datos para la reflexión, según Viesca, quien opina que “a mayores de la propia circularidad del agua, la EC lo tiene que empapar todo. En el caso de las infraestructuras hídricas, desde el ecodiseño de las máquinas de construcción, hasta la utilización de áridos para capas estructurales, como los comercializados por COGERSA, procedentes de la valorización de residuos de construcción y demolición y que cuentan con el marcado CE en el marco del Reglamento Europeo de Productos de Construcción”.
La viceconsejera de Medio Ambiente del Principado de Asturias, Susana Madera, habló de la alineación del Gobierno asturiano con el evento Water Positive y su deseo de “anticiparnos y optimizar ese recurso cada vez más escaso, incluso en Asturias”. Madera propuso aumentar sensiblemente la eficiencia en la regeneración, y más en una comunidad en la que el uso industrial del agua es nada menos que del 30%, según señaló.
En este primer bloque, Rodolfo Espina, subdirector del Centro Universitario de Investigación y Desarrollo del Agua (CUIDA) de la Universidad de Oviedo insistió mucho en un hecho preocupante: “Es importante maximizar el recurso y hablar de recuperación, pero antes hay que reducir una gran pérdida en las conducciones: el 25% del agua que circula no llega a nuestros grifos. Imaginemos que ocurre lo mismo con el petróleo o la luz”. Es el producto de redes de transporte obsoletas, escasa inversión en renovación y falta de planificación a largo plazo.
Una gestión con las ‘luces largas’
El segundo bloque trató, precisamente, de la planificación de la que hablaba Rodolfo Espina. El experto de CUIDA opina que los ciclos electorales implican un tiempo demasiado corto en términos de infraestructuras hidráulicas. “Entre cinco y 15 años ya se pueden realizar proyectos, y entre 15 y 50 se puede hablar de una planificación integrada, restauración de sistemas…”. En su opinión, se requiere para ello de pactos de estado e “intentar ver el agua como un elemento básico independientemente de la administración que gobierne”.
En este sentido, Susana Madera habló de algunos de los proyectos que el Principado tiene en marcha, a la vista del cambio climático. “En Asturias llueve mucho, pero tenemos poca capacidad de almacenamiento: el volumen embalsado daría para ocho meses de consumo, cuando en el sur tienen para cuatro o cinco años”. Lo que quiere la Administración regional es, dijo, “garantizar el recurso, sobre todo en zonas costeras, que además experimentan la presión turística”.
Manos a la obra
En el tercer bloque, el moderador planteó a los ponentes las actuaciones necesarias para las infraestructuras. El director de la cátedra Cogersa, José Luis Viesca, apuntó en este apartado que “las infraestructuras hidráulicas son muchas veces menos vistosas que otras, pero atienden aspectos fundamentales para la vida”. El profesor citó un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas que revela que en los últimos 30 años se ha reducido en un 42% la inversión en infraestructuras hidráulicas, y ofreció datos de la patronal de empresas constructoras quienes estiman que, de aquí a 2035, hacen falta 85.000 millones de euros en infraestructuras hidráulicas solo para adaptar la red a los requerimientos de calidad necesarios.
En la misma línea se manifestó Montserrat Zamorano: “No podemos quedarnos en los niveles actuales, necesitamos una inversión muy elevada para potenciar el uso de agua regenerada”. Tenemos asumida la reducción de la huella de carbono, afirmó, pero no tanto la compensación de la huella hídrica.
Desde la Administración, Susana Madera puso como ejemplo de buena actuación la depuradora de Villapérez (Oviedo), que se pretende que sea capaz de generar 6 hectómetros cúbicos de agua tratada, tanto como el embalse de Alfilorios, por lo que lanzó la idea de un “embalse virtual” que fue bien acogida por el resto de ponentes.
Rodolfo Espina se mostró en este punto muy partidario de los embalses, una infraestructura que reconoció que es polémica por su impacto ambiental. Sin embargo, dijo, los beneficios son muy grandes. “Cada año llueve más o menos lo mismo, pero menos días, lo que puede traducirse en inundaciones y avenidas”, señaló, por lo que estas obras contribuirán a paliar los efectos del cambio climático. “Sé que son medidas con gran impacto, pero creo que no se puede prescindir de ellas. Habrá que invertir más en estudiar cómo minimizar sus efectos”.
Riesgos y oportunidades
El último bloque planteado trató sobre las posibilidades y necesidades que abre el sector del agua. Montserrat Zamorano citó aquí un estudio que relaciona los ODS con la EC, directa o indirecta. “En el número 6, sobre agua limpia y saneamiento, se dice que hay unas relaciones bastantes sólidas entre esas metas y la EC. También se relaciona con el 14, sobre vida submarina (reciclaje de aguas y lodos)”. Es, en su opinión, “un reto enorme y también un potencial enorme en el sector del agua, donde hace falta mucha innovación, inversión y desarrollo”.
A este respecto, José Luis Viesca lanzó de nuevo datos para la reflexión: “En los últimos 6 años se han consumido, a nivel global, una cantidad de materias primas equivalente a las consumidas en todo el siglo XX, es un crecimiento exponencial” que también afecta al agua, “y, por propia definición, es insostenible ¿Podemos permitirnos eso? No, no podemos”, indicó.
Es un panorama complicado, pero también hay espacio para la oportunidad. Al menos algún aspecto, como señaló Rodolfo Espina, podría ser interesante para Asturias si la gestión es buena: “Aquí, en el norte, la disponibilidad hídrica parece que será estable. Esto puede ser una llamada de atención para invertir en nuestra región en industrias que requieren agua. Pensemos a medio plazo, necesitamos pensar grande y convertir Asturias en ese polo de atracción”, propuso.
¿Y el futuro?
Como cierre de la jornada, los ponentes coincidieron en que el uso de las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial será muy relevante de cara a la gestión en los próximos años. Así coincidieron tanto Montserrat Zamorano como José Luis Viesca, quien opina que, no obstante, “es necesario avanzar mucho en nuestra conciencia colectiva” en torno al agua. También Susana Madera incidió en el uso de la digitalización, mientras Rodolfo Espina volvió a recordar que, además de todo eso, no hay que olvidar la renovación de la infraestructuras para paliar la enorme pérdida de agua en las conducciones.