Europa prepara un plan de contingencia frente a la principal plaga del maíz

El gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) es una plaga altamente invasiva originaria de América. Su importancia radica en que puede alimentarse de más de 100 especies de plantas, muchas de ellas de gran importancia económica como el maíz, el arroz, el sorgo y la caña de azúcar, aunque también se ha registrado su presencia en algodón, alfalfa, cebolla, judías, tomates y berenjenas así como en varias plantas ornamentales, lo que implica pérdidas millonarias. En 2016 se detectó por primera vez en África y desde 2023 se sabe que pisa suelo europeo gracias a su detección en Grecia y Rumanía. En España, actualmente, sólo se ha encontrado en las Islas Canarias. Debido a su virulencia la Unión Europea busca desarrollar un plan de contingencia frente a su expansión.

Con este objetivo nace el proyecto EUFAWREADY, financiado por la Comisión Europea con 5 millones de euros, que reúne a 22 socios de 14 países y que ha echado a andar este mes en Montpellier.

Uno de los socios es la Universidad de Córdoba, a través del investigador del grupo de Entomología Agrícola Meelad Yousef, que trabajará en este consorcio europeo aportando su experiencia en control biológico de plagas. “Trabajaremos en el ámbito macrobiano usando parasitoides y en el microbiano usando hongos entomopatógenos como inductores de resistencia en el maíz” explica el investigador.

El proyecto pretende diseñar estrategias de detección temprana, seguimiento poblacional y control y ofrecer un cuadro de control integrado a los agricultores de cara a tener preparada una respuesta rápida y eficaz en el caso de que la plaga llegue a afectar a sus cultivos, así como estrategias de prevención.

A través de este consorcio se fomenta la cooperación internacional con los países afectados o amenazados por Spodoptera frugiperda, en particular para aprovechar los conocimientos existentes y poder diseñar herramientas para detectar la presencia de la plaga lo antes posible y gestionarla de forma eficaz y sostenible, minimizando el impacto económico, ambiental y social y la dependencia de plaguicidas sintéticos.

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