Con el fin de analizar y comprender el sistema electoral estadounidense, la semana pasada tuvo lugar la conferencia «Què passarà el proper 5 de novembre: una prèvia a les Eleccions de EEUU», organizada por el Círculo Atenea y la Cátedra de Estudios Mundiales Antoni de Montserrat. A cargo, de Xavier Peytibi, experto en comunicación política y campañas electorales y gran conocedor del sistema americano, el encuentro reunió a un grupo de alumnos de nuestra universidad.
En el encuentro, Xavier Peytibi desmenuzó los elementos más relevantes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos programadas para hoy, 5 de noviembre. Durante el coloquio, Peytibi compartió su aguda visión sobre las estrategias de campaña, la segmentación de votantes, el rol de las “fake news” y la creciente influencia de celebridades y figuras mediáticas en la política. Además, también exploró las implicaciones de un posible retiro de Joe Biden y el ascenso de Kamala Harris en el panorama político.
Otro de los puntos de análisis fue la capacidad de segmentación de las campañas modernas, un tema que Peytibi destacó como clave en la estrategia electoral actual. Concretamente, explicó que los equipos de campaña dividen a los votantes en grupos específicos según sus características demográficas, ubicaciones geográficas y perfiles de interés. Esta segmentación permite adaptar los mensajes de forma muy precisa, logrando que los candidatos no solo identifiquen quiénes son sus votantes potenciales, sino que sepan en qué territorios enfocar sus recursos para maximizar su impacto. Los “swing states” o estados clave, donde el voto es incierto, son el foco de la mayor inversión en tiempo y recursos, con visitas personales, eventos públicos y campañas de gran visibilidad. En otros estados, los equipos optan por estrategias digitales y campañas en medios locales, manteniendo una presencia constante sin desviar recursos de las regiones más estratégicas.
Según Xavier Peytibi, estas elecciones destacan por “estar guiadas más por el sentimiento que por la razón”, en una dinámica en la que el componente emocional supera al debate racional. La campaña de cada candidato ha recurrido intensamente a la identificación emocional de los votantes, apelando a sus valores, miedos y aspiraciones, dejando en un segundo plano los argumentos políticos tradicionales. Este enfoque, explica Peytibi, convierte las elecciones en una batalla de sensaciones y afinidades personales, donde las conexiones emocionales parecen tener un peso mayor que los razonamientos o los hechos concretos.