La economía española cerrará 2024 con una previsión de crecimiento del 2,7 %, según datos oficiales del Gobierno. Es casi el triple del crecimiento esperado para el conjunto de la Unión Europea. Pero las cifras microeconómicas no parecen tan favorables: casi 1 de cada 4 españoles asegura no tener capacidad para ahorrar dinero a final de mes, según un estudio de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), y el 26 % considera que su situación económica personal es mala o muy mala, según datos del barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). «El estrés financiero es el sentimiento de preocupación que experimenta una persona debido a problemas económicos, que pueden ser tanto presentes como futuros«, destaca Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experta en educación financiera. Este sentimiento de preocupación puede surgir ante situaciones de dificultades económicas, ya sean reales o percibidas.
«El estrés financiero en sí no es ninguna variante de estrés», subraya Enric Soler, psicólogo relacional y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. «En todo caso, podemos decir que una situación de preocupación por la situación económica personal que sea grave y persistente en el tiempo en un contexto como el nuestro, en el que el dinero es imprescindible, es un factor de riesgo de peso para sufrir un trastorno de ansiedad», añade.
No es una enfermedad, sino más bien una consecuencia de una mala situación económica personal o familiar que impacta en la salud mental del individuo y le genera síntomas relacionados con la ansiedad o la depresión. «Hay que ser cuidadosos y no considerarlo una enfermedad. Las enfermedades se describen por criterios científicos y estamos muy lejos de eso», matiza el profesor Soler.